En el mismo momento en que el barcelonista Martin Braithwaite fallaba un gol increíble ante el Celta, Luis Suárez anotaba el gol que le daba medio título al Atlético de Madrid sobre el Osasuna. Ese paralelismo, tan comentado en redes sociales, es ciertamente ventajista.
El punto no es comparar al delantero danés con el uruguayo, porque ahí no hay ningún debate que lo resista. Ni siquiera en la mente de Ronald Koeman, el entrenador que decidió que uno se quedara y otro se fuera a reforzar a un rival directo a comienzos de temporada.
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El gol ante Osasuna, sin embargo, oculta algunos aspectos de Suárez que el mismo triunfalismo de los medios deja al azar del vaivén de los resultados. Así como hay que decir que el tramo inicial del charrúa en el torneo fue espectacular en materia de goles y asistencias, esta recta final estaba siendo nefasta, sobre todo de cara a portería.
Sin ir más lejos, en el mismo juego ante Osasuna que lo vistió de héroe tuvo varias ocasiones clarísimas que no logró concretar y que en caso de empate o derrota le hubieran crucificado.
No fue el único partido. Algo parecido ocurrió ante el Elche y Barcelona, donde dispuso de claras situaciones y falló inexplicablemente. Y más evidente fue ante la Real Sociedad, donde si bien asiste a Correa para el segundo gol, no es menos cierto que dilapidó unas cuatro oportunidades claras de gol para matar el partido y evitar la angustia del final.
En síntesis, 20 goles, los que lleva Luis en La Liga, no los hace cualquiera. Y el Atlético lo agradece, sobre todo por tratarse de un jugador que llegó “regalado” del Barcelona. Pero también es cierto que en la Champions no anotó ninguno. El juicio final llegará con la última fecha.
La absolución o la condena de Suárez, como de todo el Atlético, dependerá de haber obtenido el título de campeón o de tirar por la borda la mayor ventaja en puntos de un líder en los últimos 30 años.
Comentarista de LaLiga en Radio Fuego 107.7 FM y en Pencho y Aída.-