El Alianza tiene el mejor plantel, el mayor presupuesto de la Liga y era el favorito de la gran mayoría para seguir con su hegemonía en el fútbol salvadoreño. Iba por el tricampeonato histórico y venía de un campeonato ganado de forma invicta (además de quebrar el récord del fútbol nacional en ese apartado). Pero enfrente estaba el único equipo que le puede discutir de tu a tu en el torneo doméstico: el indomable Santa Tecla.
Y los tecleños lo hicieron. En una final nerviosa, tensa, vibrante, con cierta mala intención y con un escándalo en el final, se coronó campeón. Y lo hizo con justicia. Porque cuando se dedicaron a jugar al fútbol, que no fue mucho, lo hicieron mejor que el rival. Aprovechó un increíble error del portero uruguayo Rafa García (de un torneo intachable hasta la final de ayer) para ponerse en ventaja con ese pequeño gigante que es Wilma Torres tan decisivo en esta final como en la que ganó con Dragón al Águila en 2016. Un jugador que pide a gritos su presencia en la Selecta pero no tiene el lugar en los medios y en la consideración de los periodistas como otros.
Wilma marcó el primero tras la falla de García y definió el pleito con una jugada elaborada, que marca el plus de este Santa Tecla de Cristian Díaz. Siempre acercó peligro con la pelota parada, un trabajo que dio sus frutos en el partido más importante y en el momento más importante.