La frase de Romelu Lukaku, el tremendo delantero que es hoy figura mundial, se viralizó en el mundo y ya forma parte de las máximas de este Mundial. “Cuando todo va bien me llaman Romelu Lukaku, el delantero belga. Cuando no va tan bien me llaman Romelu Lukaku, el delantero belga de origen congolés”, dijo en el excelente sitio web The Players Tribune, donde los jugadores suelen abrirse a decir todos sus pensamientos sin reparos ni prejuicios.
En el llamado Mundial de los migrantes hay mucha tela para cortar. En Francia , 19 de los 23 convocados por Didier Deschamps tienen que ver con la migración.
Están los casos del extraordinario Kylian Mbappé que es hijo de madre argelina y padre camerunés, nacido en Bondy ciudad que suele ser reducto de inmigrantes africanos. La mayoría de sus compañeros también son hijos de la migración árabe y africana llegada a Francia en busca de un horizonte digno para ellos y para sus hijos. Otros casos, como el central del Barcelona, Samuel Umtiti que nació en Yaoundé, Camerún, y decidió jugar para Francia a pesar de las súplicas de Roger Milla, leyenda del fútbol africano, quien lo fue a buscar en 2015 para que jugara en su país natal. No tuvo el resultado esperado y el central es hoy figura de Francia.
No es nuevo en “Les Bleus”. Su único título Mundial también fue fruto de una torre de babel futbolística nutrida de inmigrantes.
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Si en Francia los hijos de inmigrantes suman casi el 80 por ciento del total del plantel , en Bélgica la cifra roza un 48%. Curioso, los migrantes son apenas el 6 por ciento de la población en Francia y el 12% en Bélgica. Ejemplos belgas: Kompany y Batshuayi son descendientes de congoleños. Fellaini y Chadli son hijos de emigrantes de Marruecos.
Mientras las corrientes ideológicas se dividen sobre la dureza de las políticas migratorias, algunos de los descendientes llevan a sus países a los primeros planos deportivos. Paradójico: en este Mundial las selecciones africanas y árabes han resultado un rotundo fracaso.
En Inglaterra también los migrantes o hijos de migrantes llegan al 50 por ciento, y se suman jugadores del Caribe como el jamaiquino Raheem Sterling. “No olvidaré cuando me levantaba a las cinco de la mañana y ayudaba a mi madre a limpiar baños. Ella vino a este país sin nada y ahora es directora de un asilo. Y su hijo travieso juega con Inglaterra”, confesó Sterling en ‘The Players Tribune’.