No era el horario acostumbrado para un partido entre semana (9:00 p.m.), pero tampoco era un día cualquier. Los albos le llamaban el “día de hacer historia” y con esa confianza llenaron el estadio Cuscatlán. El ambiente que crearon los aficionados aliancistas solo era superado al de una final de un torneo local, pues en ningún otro momento llenan el sector de sol general y casi completan las otras áreas asignadas.
Alianza estuvo a nada de romper el cero en la serie ante el Rayados de Monterrey
Sigue sin ganar el albo en Liga de Campeones, el equipo blanco sumó su tercer empate en casa y no consigue aún su primer triunfo en este nuevo formato
Desde muy temprano, en las calles cercanas al estadio, el tráfico era monumental. Muchos tuvieron que optar por caminar y sortear de esta las largas filas de carros, en quienes mucha parte también se dirigían hacia este escenario y eran quizás los más estresados, observando la hora a cada rato.
Ya en el Cuscatlán, la Ultra Blanca y la Barra Brava se entonaban y contagiaban a los demás, quienes se sumaban a los “ensayos” o nada más se acercaban para hacer un vídeo. La consigna era dejar el alma en las gradas, el amor por el equipo ayer fue ilimitado hasta el punto que algunos soltaron lágrimas, cuando vieron al equipo entrar a la cancha.
El sonido del “Cómo no te voy a querer” ahora fue ensordecedor, algunos parecían que lo cantaban con el corazón, mientras ondeaban las banderas, bufandas y el cielo se iluminaba con los fuegos artificiales, bajo una luna brillante que tampoco paso desapercibida.
En Sol general el partido prácticamente se vivió de pie. Solo en el descanso se sentaron y callaron. Pero en noventa minutos, la intensidad de partido los hizo estar en movimiento. Desde mordiendose las uñas, hasta saltando con cada canción.
Para los periodista mexicanos no era algo extraño el ambiente, pero aceptaron estar admirados con el partido que se vivió en la cancha y felicitaron a los aliancistas por la actitud mostrada. Pero también señalaron la fidelidad de los aficionados del Monterrey, de quienes se habló de unas 300 personas. Eran menos, pero demostraron mucho corazón para viajar desde México y hacer su fiesta en sol preferente sur.