El sabor agridulce que dejó el empate en el minuto 90’ de la Selecta, se podría saborear mejor -o no- de acuerdo al resultado de mañana en Panamá.
Los puntos que se perdieron de local (9 de 15 unidades en juego quedaron en el camino en el Cusca) son la primera de las razones por la cual El Salvador quedó lejos de luchar por una cuarta plaza al repechaje.
Cuarta plaza que hoy está en manos de una sorprendente Panamá, que el próximo partido cobre el doble de importancia. Alex Roldán ganó arriba en tierra de gigantes con un recurso que, curiosamente, la Selecta trató de evitar durante todo el partido: los centros al área rival. Claro, el portento físico de los caribeños no lo aconsejaba.
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Pero el fútbol tiene sus caprichos y preciso y precioso centro de primera de Jairo fue conectado con la cabeza y el corazón de Roldán para darle a la Selecta el merecido empate (aunque si de merecimientos se habla, lo más justo hubiese sido una victoria salvadoreña).
El travesaño y la mala puntería dejaron con vida a una floja Jamaica. En la previa se especulaba con un jugador al que debía tenerse especial cuidado: Michail Antonio, el delantero del West Ham tasado en 15 millones de dólares y que llegaba “on fire” con sus goles en la Premier en el equipo sensación. Jugó 20’, se lo descuidó y facturó.
El resultado fue negativo pero el juego dejó sensaciones positivas de individualidades: Enrico tiene el sello de un jugador distinto; la seguridad de Mario; la mentalidad de Larín; el corazón de Roldán; la refrescante aparición de Landaverde; la confianza de Jairo.
Panamá llega dulce, pero hay con qué ganarle ¿Por qué no? Si se lo dominó y se le ganó bien hace apenas un mes, ¿por qué no repetir la historia mañana y reacomodarse en las posiciones? La Selecta se lo debe creer: se puede jugar bien y ganar en el Canal.