Su historia pudo ser muy diferente. Jugador de la MLS, nacido en Estados Unidos, con 1.85 metros, chelón, ojos claros, 185 libras de peso. No es el típico salvadoreño de selección nacional. No. Es un hijo de salvadoreño, pero criado y formado en el norte.
Allá se hizo futbolista, pero lleva sangre cuscatleca, y se decidió por la Azul y Blanco casi a destiempo. Pronto, se convirtió en titular en el equipo de Hugo Pérez, que lo hizo debutar apenas el sábado pasado ante Islas Vírgenes Británicas, a donde tuvo un partido más que tranquilo. Ganó todo lo que enfrentó por arriba y abajo, aunque vale decir que no le exigieron mucho.
También mostró salida, y hasta se animó a pisar el terreno rival y sacar algún remate. Su actuación fue más que aceptable y volvió a repetir el martes por la noche en el estadio Cuscatlán. Probablemente, era su primera vez ahí. Cuando se bajó del autobús, a eso de las 5:20 p.m. de la tarde, agachó la cabeza, iba con audífonos, pero levantaba la mirada. Se vio sorprendido por los medios y la gente alrededor, tan cerca de los jugadores, a un metro, divididos por un doble escudo de policías que hacía un pasillo para que entraran al camerino.
Ya había visto el Cusca poco antes, pero no es lo mismo con la gente encima, viéndote, exigiéndote, aplaudiéndote o gritándote.
Ahí, el chelón, el que se decidió por la Azul y Blanco, jugó sus primeros minutos como local en la nación que ahora representa. Al ahora legionario del Toronto FC de la MLS no le temblaron las piernas. Ni siquiera cuando El Salvador pasó su peor momento en el primer tiempo ante Antigua y Barbuda. Fue él, precisamente, el que se encargó de cambiarle la cara al equipo.
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Y es que, tras dominar el partido, el equipo nacional cayó en un bache, entre el 30 y el 35, en el que sufrió un cabezazo al poste y otro por arriba que bien pudieron ser el 0-1 en contra ante Antigua y Barbuda. Pero Zavaleta y El Salvador se recompusieron, o Zavaleta recompuso emocionalmente a El Salvador cuando se elevó en el área rival, entre dos defensas, para ganar por arriba el centro medido de Joshua Pérez, para poner al ángulo el balón, para anotar su primer gol, para correr a abrazarse con sus compañeros, sus nuevos compatriotas, para besar la camiseta, para gritar el nombre de El Salvador.
Con 28 años, es el nuevo en la zaga cuscatleca, y parece que se ha ganado su puesto. Eso sí, los exámenes que vienen serán de mayor dificultad, pero el chelón ya está acostumbrado a enfrentar rivales de calidad en la MLS.
Vamossss!!! https://t.co/A1U9aRg9Zb
— Eriq Zavaleta (@_AIR_RIQ_) June 9, 2021