El Real Madrid inicia el reto de proclamarse campeón de LaLiga Santander, obligado a remontar los dos puntos de desventaja que cedió ante el Barcelona antes del parón por la pandemia del coronavirus y los otros tres que ayer le sacó el equipo culé tras vencer al Mallorca (para un total de cinco). Recibe a un necesitado Eibar en una nueva vida para cerrar la temporada sin público en las gradas y cambiando el Santiago Bernabéu por el Alfredo di Stéfano.
El panorama es otro para el Real Madrid después de tres meses de parón. Con jugadores como Eden Hazard y Marco Asensio en condiciones de competir. Con un nuevo escenario en sus partidos de local. Sin poder aprovechar la presión ambiental del Santiago Bernabéu y con un nuevo terreno al que adaptarse, el Alfredo di Stéfano. Arranca una nueva vida en la que Zinedine Zidane no quiere excusas. Lo importante es poder volver a competir para el DT, que cumple 200 partidos de blanco y en el banco.
Ni una queja del técnico francés. Ni el calendario, jugando las cuatro primeras jornadas después del Barcelona con la presión de conocer su resultado. Los cinco cambios como nueva norma. La ausencia de público que no gusta a Zidane pero a la que asegura que sus futbolistas deben acostumbrarse ante la realidad que les toca, y sintiéndose privilegiados por poder volver a competir.
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Sufre el Real Madrid cuatro bajas en su regreso. La inesperada por producirse durante el confinamiento de Luka Jovic, con una fractura en el pie que hace difícil que vuelva este curso. Al serbio se suman Mariano Díaz, Nacho Fernández y Lucas Vázquez con problemas musculares tras un mes de intenso trabajo. Ninguno titular pero sí condicionan ciertas decisiones de Zidane. Con un solo lateral derecho y un 9 puro. Cruza los dedos para que no haya lesiones ni sanciones con Dani Carvajal y Karim Benzema.