ANÁLISIS: Real Madrid, del precipio a la esperanza

El Real Madrid da síntomas de recuperarse pero sigue demostrando una dependencia casi absoluta de Sergio Ramos en cualquier partido

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Sergio Ramos consuela a Nico Elvedi tras el juego entre Borussia Mönchengladbach y Real Madrid. Foto: AFP

Por Robbie Ruud | AFP

2020-10-29 8:19:15

El Real Madrid se vio en Alemania al borde del precipicio, con dos goles de desventaja a falta de cuatro minutos para el final, sin saber sacar partido de su mejoría futbolística, lastrado por la falta de gol pero resucitado a base de carácter de unos jugadores que lo ganaron todo y no pierden la esperanza de volver a reinar en Europa con el regreso de Eden Hazard.

Los dejó un Real Madrid vulnerable desde la posesión. Alejado de la estabilidad defensiva cuando adelanta líneas y muestra personalidad para ir por el partido. Es víctima de su falta de efectividad en los últimos metros, sin una figura rematadora ni balones precisos al 9, y la desesperación que generan trece remates en la primera parte sin que ninguno provocase un peligro real a la portería del Borussia Mönchengladbach. Esa búsqueda de soluciones continuas y variantes a la ausencia de un punta matador, estira el bloque hacia arriba y queda desprotegido atrás cuando llega un mínimo error. Lo cometió en salida de balón Toni Kroos y el primer disparo a puerta recibido fue un gol que se convirtió en losa. Repitió Ferlan Mendy en el segundo, quedándose enganchado y rompiendo el fuera de juego, y, asomado al abismo, una parada de Thibaut Courtois evitó el tercero y desató la heroica. Un total de 21 remates para acabar logrando dos tantos salvadores sin estilo alguno, con balones colgados a la desesperada al área que dieron su fruto. El balance defensivo insostenible si quiere llegar lejos en ‘Champions’. Cinco goles encajados en dos partidos.

Se le achacó a los jugadores cuando se vieron superados por el Cádiz en Liga y Shakhtar en la Liga de Campeones. Fueron toques de atención serios a una plantilla que entendió que no tiene suficiente nivel para ganar sin dar todo lo que tiene en el campo. Cualquier síntoma de relajación, reservar fuerzas para próximos compromisos, pasa factura inmediata. El chip lo cambiaron en el clásico y en Alemania no faltó en ningún momento el compromiso de ningún jugador. Cuando parecía que el físico no llegaba en un equipo que se repetía por el éxito cosechado en el Camp Nou, apareció el viejo Real Madrid de la casta que no da perdido nada hasta el pitido final. A la desesperada, con Sergio Ramos y Raphael Varane pasando a ser delanteros, llegó un premio merecido. Con la figura de Casemiro clave para asistir en el primero a Benzema y marcar el segundo resucitando las opciones de un equipo que es último de grupo pero que hace un año estuvo en las mismas y encontró soluciones. El nivel del rival en esta ocasión es distinto. El equipo de Zidane se la jugará a vida o muerte ante el Inter de Milán en un doble enfrentamiento enlazado en jornadas.

Cuando Zidane le da la continuidad que se demandaba a Vinicius, el brasileño ha dejado de ser decisivo. Saliendo del banquillo y aprovechándose del desgaste de los defensas rivales brilla más últimamente que iniciando el partido de titular. Estuvo desacertado con balón, sin protagonismo, ausente en el uno contra uno ante su marcador y regresando a la mala definición en el momento que más se le necesita. Tuvo el empate con todo para marcar tras pase atrás de Fede Valverde y chutó desviado. Su bajón contrasta con la mejoría de las sensaciones de Marco Asensio que enlaza dos partidos de continua presencia, brillantez con balón y acciones técnicas de alta calidad. Le falta aún aportar la pegada que de él se espera. En Alemania le frenó el travesaño pero protagoniza un crecimiento esperanzador para el madridismo tras un año apartado de los terrenos de juego por su lesión de rodilla.

En sus hombros recae el salto de calidad que debe dar el Real Madrid. Sorprendió que entrase en la convocatoria tras un solo entrenamiento con el grupo, más aún que recibiese minutos en un duelo de alta intensidad y con el equipo madridista dos goles abajo en el marcador. Pero Zidane necesita a Eden Hazard y al mejor nivel cuanto antes. Aunque está corto de forma, el técnico entiende que jugadores de su magnitud la ganan jugando y le irá dando partidos de un calendario loco. En Alemania sus sensaciones fueron positivas, sobre todo porque no tuvo molestias en el tobillo que lastró su primera temporada y dio el primer paso firme hacia el que debe ser su regreso definitivo. La autoestima ofensiva del equipo crece con Hazard. El belga junto a Martin Odegaard cuando se recupere de su lesión muscular, aportan una visión en los últimos metros que Zizou perdió con sus ausencias. Son las dos soluciones ofensivas a un equipo que paga su falta de gol y que queda en competición europea a medio camino entre la desesperanza y la ilusión.