Óscar Jiménez conoció el fútbol como la gran mayoría de salvadoreños, en la colonia. Miraba los partidos de la Primera División por la tele y se preguntaba qué se sentiría estar en la cancha y que otros lo observaran a él. Tras jugar con el Dinamo Dental y el Toros, en su natal Ilopango, empezó a entrenar con las reservas del Marte en el Cafetalón, gracias a que un vecino, Luis Hernández, lo llevó.
Ahí hizo colectivo, y, tras tres días, lo mandaron a traer. Era 1997 y, al año siguiente, ya entrenaba de vez en cuando con el equipo mayor, hasta que el entrenador Juan Ramón Paredes lo hizo debutar contra Juventud Metalío, con 18 años, en el estadio Cuscatlán.
Ahí conoció a jugadores como Ernesto Góchez, Dowson Prado, René Toledo, Juan Carlos Valdizón, Abdul Conté y a su ídolo, Carlos “el Papo” Castro Borja. “Yo alucinaba viéndolo entrenar y jugar”, y soñaba ser como él.
Sin embargo, el equipo pasaba problemas económicos serios y, por esa razón, dejó al cuadro y al fútbol por cuatro años. Daba clases de aeróbicos para entonces, estudiaba el bachillerato y sacó unos cursos de inglés.
Mientras tanto, jugaba en la Cancha Azteca de la Santa Lucía, y, un buen día, unos directivos del Platense – que estaba en Tercera – lo vieron y lo invitaron a jugar un amistoso contra Alianza por la tarde. Ganaron y así llegó al equipo para volver al fútbol profesional. Después, saltó a Segunda División, y, el profesor Nelson Ancheta lo llamó al 11 Municipal, a donde vivió una gran etapa.
Fue campeón de Primera División con el Tanque Fronterizo, contra FAS, y también ganó la Copa Presidente, frente a Águila, tras lo que pasó a ser un jugador sumamente conocido por su oficio para destruir el fútbol de los rivales.
Eso lo llevó a militar en diversos equipos, como FAS (dos finales, las perdió ante Firpo), Alianza, Metapán (dos veces campeón), Firpo, de nuevo el 11, Juventud Independiente, Chalate, Universidad y el Ilopaneco de Segunda, a donde se retiró el año pasado tras una larga carrera que lo llevó incluso a la Selección con Carlos De los Cobos. Entre sus mejores recuerdos, el triunfo contra Panamá en aquel 3-1 en el Cusca en el que fue titular.