Omar Pimentel estuvo el lunes en los Juzgados de Santa Ana cuando se encontró con la noticia que el juicio contra los acusados de asesinar a cinco integrantes de su familia se pospuso hasta el 13 y 14 de julio.
“Es triste. Ya pasó año y medio y no se sabía nada de esto”, indicó Pimentel como primera reacción. “Nos informaron recién ayer que se suspendía la audiencia y da un poco de enojo, incertidumbre, yo lo único que pido es que se haga justicia, nada más”, indicó.
En la noche del 16 de enero de 2019, cinco integrantes de la familia Pimentel fueron asesinados en una finca de Nahuizalco cuando retornaban a Chalchuapa tras haber presenciado un partido de fútbol en Sonsonate.
Ya ha pasado más de un año y medio y el dolor no cede. “Son cuestiones que uno no logra asimilar, lo más complicado de los seres humanos es perder un hijo, no se supera ni en diez vidas que uno tenga, uno espera ir asimilando pero es muy complicado”, explicó el Profe.
El escape de Pimentel pasa por su trabajo, el de preparador físico en el fútbol. “Yo terminé el contrato con el 11 Deportivo, después pasé a un equipo de Segunda División, el San Pablo Municipal (Tacachico), para estar más cerca de mi hijo porque el iniciaba la Universidad, firmé por seis meses y he quedado en el limbo, sin equipos, solo queda esperar ofertas si voy a continuar en San Pablo, en “Primera está difícil porque la mayoría de los equipos ya están conformados”.
Por la misma situación económica, debe ingeniárselas en tiempos de pandemia: “Puse un negocio con mi mamá y mi hermana de venta de carnes, embutidos, quesos y mariscos, en Chalchuapa. Gracias a Dios ha tenido bastante aceptación”.
Aunque algo tiene claro, el fútbol es su prioridad: “La intención siempre está en seguir trabajando en el fútbol, en Primera o Segunda División, se pudo barajar la posibilidad de llegar a Firpo, estaban hablados una cuestión con los técnicos, empezar que siga en San Pablo o buscar algún otro equipo”.