Un hecho sin precedentes se vivió durante la premiación del campeón y subcampeón del mundial de clubes de la FIFA, en el que el Bayern Múnich se impuso por 1-0 al Tigres de la Concacaf en la final.
El cuadro alemán se impuso con un tanto de Pavard, pero previo a esto, hubo un centro en el que Robert Lewandowski fue a por el balón por arriba, salió el meta Nahuel Guzmán a cortar y la bola pareció darle en la mano al ariete polaco, antes de salir rebotada para que Pavard marcara prácticamente a puerta vacía.
La jugada tuvo que ser revisada por el VAR por una supuesta posición adelanta previa, pero la repetición mostró que, milimétricamente, no había fuera de juego, por lo que el tanto fue validado por los jueces.
Luego de haber saludado a su par Manuel Neuer, el arquero de Tigres se dirigió hacia el polaco, por lo que este se acercó para poder entenderle. En ese momento, Guzmán señaló su mano izquierda mientras gesticulaba y le reclamaba que había tocado la número cinco con el brazo.
El delantero polaco señaló su pecho con el dedo en señal de que había bajado la bola con esta parte del cuero, y luego, negó con la cabeza los señalamietos de una posible mano.
En México, los narradores en vivo reclamaban y decían que el gol no debió contar, aunque advirtieron que la jugada fue revisada múltiples veces por el VAR en su afán por determinar si no había fuera de lugar, y que tenían que haber observado la supuesta mano.
Sin embargo, la bola no tocó en la extremidad del jugador, sino en su axila, razón por la que no podía ser señalada la acción como infracción.
Eso sí, aunque Tigres no pudo alcanzar la hazaña de convertirse en campeón, sí firmó la mejor actuación de un equipo de Concacaf en la historia de los mundiales al llegar hasta la final.
Nahuel, el arquero que mantuvo con vida a Tigres y eliminó al Alianza en el último minuto del partido de la Concacaf (torneo que eventualmente ganó su equipo para clasificarse al mundial) tuvo que conformarse con el segundo lugar.
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