Madre de recluso vio jugar a su hijo a través de videollamada desde Estados Unidos

La madre de Daniel Arévalo vive en Estados Unidos desde hace varios años, pero esto no le impidió ver a su hijo participar de la segunda edición de los Juegos Penitenciarios.

La madre de Daniel Arevalo vive en Estados Unidos hace varios años, esto no le impidió ver a su hijo participar de la segunda edición de los Juegos Penitenciarios. Lo hizo a través de una videollamada.

Por Jorge Cabrera

2019-04-26 8:04:06

Transcurrieron once años para que Daniel Arévalo viera de cerca a su esposa e hijos fuera de la cárcel, después de ser condenado a más de tres décadas en prisión. Sucedió durante las competencias de voleibol de los segundos Juegos Penitenciarios, que se desarrollaron en el Gimnasio Nacional Adolfo Pineda en San Salvador.

Sin embargo, los ojos más atentos a las jugadas de Arévalo, esa mañana, fueron los de su madre, que lo observaba , sentada frente a la mapata de un teléfono, a miles de kilómetros de distancia. Ella reside en Estados Unidos y vio los partidos de Daniel a través de una videollamada.

Arevalo dice comprender el delito y el error que lo tiene recluso en una cárcel y lo alejó de su familia. “Pero me da alegría ver a mi madre y saber que está bien, la miro por esa pantallita y sé que está bien, que Dios me la tiene con vida”, expresó al enterarse de lo que estaba sucediendo.

La familia de Daniel lo apoyó en todo momento, y su esposa sostuvo cada instante el teléfono en su mano, con la cámara en dirección al encuentro deportivo. Movía su mano al ritmo en que su esposo se movía por la cancha y saltaba de emoción cada vez que conseguía un punto.

Lo mismo hacía la madre de Daniel, allá, en Estados Unidos: levantaba los brazos y gritaba cuando su hijo, por alguna casualidad del juego, se acercaba. Daniel confiesa sentirse agradecido con la oportunidad que su familia esté con él en esta etapa, que relata “ha sido muy dura para todos”.

Daniel juega desde que estaba estudiando.

Daniel conoció la disciplina del voleibol cuando estudiaba en el Instituto Técnico de Santa Tecla y estar recluido no le ha impedido seguir practicando el deporte que tanto le apasiona.

Él y su equipo se prepararon por ocho semanas para participar en la segunda edición de los Juegos Penitenciarios y a pesar que no conquistaron ningún lugar en la premiación, el logro más victorioso fue salir del centro penal, poder ver a su esposa e hijos y que ellos también pudieran ver el cambio por el que está transitando. Además, Daniel pudo ver a su madre, aunque a la distancia y a través de una pantalla, el solo saber que se encuentra bien, lo llenó de alegría y fuerza para seguir adelante.