Los Punyed, familia con el deporte en la sangre

ENTREVISTA - Juan Ignacio Punyed es padre de dos hijos que defienden distintos escudos nacionales, conoce cómo ocurrió y lo que significa para él

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Juan Ignacio Punyed (Izq.) y José Antonio Punyed, su padre. Foto: EDH | Robbie Ruud

Por Robbie Ruud

2019-08-20 7:40:54

Don “Nacho” es un hombre de familia y de aventuras. Radica en Estados Unidos y dos de sus hijos han jugado para selecciones de fútbol distintas. Su apellido, Punyed, ha sido vinculado por años al deporte nacional.

Conoce cómo ha sido la experiencia paternal de ver a dos hijos jugando juntos en un equipo profesional, y por supuesto, lo que ha significado para la familia.

Él cuenta con mucho orgullo cómo Pablo y Renato, sus futbolistas preferidos, crecieron con el deporte y alcanzaron el profesionalismo; ahora ambos destacan en países europeos ciertamente complicados para figurar en los currículos de un salvadoreño promedio.

¿Por qué Pablo decidió dedicarse al fútbol pese a la oferta tan grande de deportes que ofrece Estados Unidos?

El caso de Pablo es bien bonito. Vivíamos en San Salvador, él tenía 5 años y recuerdo que jugábamos en la Costa del Sol; una vez empezó a tirarme el balón y noté que tenía una patada fuerte como la de su abuelo, quien también jugó profesionalmente. Mientras estudiaba acá en la capital se fue interesando en el fútbol, le gustaba mucho; miraba a los jugadores y se los aprendía; también los estudiaba. Pablo jugó también un poco de béisbol en Soyapango, pero al final le gustó más el fútbol. Cuando nos movimos a Miami, Estados Unidos, lo llevamos a Pablo con diez años a varios clubes; jugó para uno de los más grandes de dicha ciudad como el Kendall, que lo invitó a jugar. Ahí se juntó con muchos sudamericanos y eso creo que fue lo mejor que le pudo haber pasado. Una vez fue el mejor jugador del año y ello le hizo ganar una beca en la Universidad Saint John en Nueva York, la responsabilidad que adquirió con el equipo universitario, estoy seguro, fue lo que lo llevó hasta donde está ahora. Su madre fue importantísima tanto para él como para Renato, justo para que ellos sobresalieran en el deporte porque los acompañaba a todos lados para poder jugar; en Estados Unidos les dicen: “Soccer Moms”, quienes son fundamentales para las carreras de cualquier futbolista. Pablo hizo una gran labor como futbolista y eso le abrió muchas puertas de equipos, pero luego de finalizada la preparatoria yo quería que él tuviese una carrera universitaria, a todos mis hijos les exigí una carrera y después que hiciesen lo que gustaran.

Pablo Punyed en el KR Reykyavik. Foto: Internet

¿Cómo recuerda cuando surgió la posibilidad de Islandia para Pablo?

Ese día de la decisión de Islandia la recuerdo perfectamente porque a Pablo le habían hecho una oferta y ya habíamos aceptado en la MLS, en Kansas City, y él dijo que sí. Pero se quedó pensando y dudando, luego me contó que quería ir a Europa aunque sea a un equipo de tercera división y que no le importaba si tuviese que aguantar hambre. Me hubiese gustado que jugará acá cerca, pero él quería en Islandia, así que le dije: “Entonces ve a Islandia, que Dios te acompañe”. ¿Por qué a Islandia? Bueno, él conoció a quien ahora es su esposa, Runa. El padre de Runa era un auxiliar de un equipo de tercera de Islandia, entonces ya sin fungir como tal acoge a Pablo en su casa para ver cómo le puede ayudar a recomendación de Runa; el señor amablemente le dio posada por los primeros meses, ni siquiera eran novios aún. Pablo va primero a un equipo de Tercera, y luego va a un equipo de Segunda, siempre de Islandia, donde juega una excelente temporada y asciende con el club (Fjölnir). Ahora está en el KR, el equipo más importante de Islandia; a Pablo lo contratan para evitar que les hiciera daño como rival, y ahora se desempeña como titular, lo ha hecho muy bien.

¿Cómo fueron los primeros meses al tener a Pablo tan lejos?

Era difícil porque no había tanta comunicación como hay ahora, a su madre le afectó más. Yo estaba contento por él porque sabía porque era lo que él quería. Recuerdo que al ser un país tan desconocido me tocó ir a ver primero y pude ver que hermoso, creo que ya varios salvadoreños han podido constatar que se trata de una tierra impresionante.

¿Qué sensación le dejó ver a Pablo marcarle de tiro libre al Valur este año? ¡El portero rival fue ni más ni menos quien le atajó un penal a Messi en el mundial de Rusia 2018!

Verlo jugar y que anote es algo muy preciado, solo los padres que tienen a un hijo futbolista saben. Imaginate si el público lo goza, imaginate cómo se siente uno. Quizás el gol más bello que vi de él fue el que le hizo a Honduras. Yo había soñado que él metía un gol en ese partido, y lo hizo, fue lindo, muy emotivo. Que él se haya lanzado para anotar ese gol, es sin duda mi más bonito recuerdo de él al marcar un gol, más ese día que no era delantero y lo logró.

Juan Ignacio Punyed. Foto: EDH | Robbie Ruud

Cuente un poco cómo fue el caso de Renato, su otro hijo futbolista

Es el más pequeño de mis muchachos; jugaba de pequeño con sus hermanos. Renato nació en El Salvador, en el 95. Renato una vez se quebró el pie, la barbilla y la cabeza en ocasiones distintas; ha sido el más golpeado de sus hermanos. Una vez recibió una beca para Carolina del Norte donde estuvo jugando los 4 años de universidad; en un año quedó como el mejor deportista del año justo cuando se graduó. Como su hermano ya está jugando en Islandia lo llaman y le dan chance, más tarde encontró una oportunidad en Noruega donde actualmente juega, en la tercera división. Él quería jugar con la Selecta, pero Nicaragua tomó pasos más rápidos y le hizo una oferta para jugar; lástima que no se dio para que jugara con El Salvador. Pero jugó con Nicaragua, de donde es su madre. Tuvo la suerte de jugar ya contra Bolivia, Argentina previo a la Copa Oro que recién pasó.

Renato está más lejos que Pablo ¿qué sensaciones le genera?

Estos países de Europa son muy buenos, ofrecen una vida bastante mejorada. Renato en su primer club de Noruega estaba muy al norte, en la punta, y muy al este; se sentía muy solo, no había latinos y sus mejores amigos eran africanos, hasta aprendió algunas palabras en los idiomas originarios que ellos manejan. Ahora está más al sur, y más cerca de Oslo, con mi esposa lo vimos en Finlandia y se fue con nosotros a Rusia para ver la Copa del Mundo; aún no tuvimos la chance de verlo jugar en Noruega. Una buena noticia es que ya logró ser captado por una agencia de futbolistas que trabaja en Inglaterra, así que esperemos que en un futuro pueda tener un mejor suceso. En el caso de Pablo ya han querido que jugara en la MLS pero a él lo que le encanta es Europa, una vez también le ofrecieron en México (Querétaro), pero él no quiso.

Renato Punyed con el Sortland, su primer club en Noruega. Foto: EDH | Internet

Es ciertamente una generación de deportistas la familia Punyed ¿no?

Mi papá, quien es español, se dedicó un tiempo al fútbol; él es conocido acá como “Toño”, jugó en el Tarragona y lo invitaron a jugar en otros equipos de Cataluña. Se casó muy joven con mi madre y se vino para acá, para El Salvador. Mi madre es María Teresa Llort. El hermano de mi mamá, Juan Matheu Llort, hizo historia en el baloncesto, aquella selección famosa que ganó los Panamericanos; mi hermano mayor (José Antonio) y yo jugamos mucho baloncesto, él es quien trabaja con los gimnasios Coach. Jugamos pero a nivel amateur.

¿Cómo ve en el futuro a Pablo y a Renato?

En el caso de Pablo es un jugador muy estructurado, muy dedicado, muy apasionado, tanto en la cancha como en la teoría. Ha tomado esos cursos para entrenar, y quién no diría que pudiese dirigir a la Selecta o a Europa. Con Renato pues, que va comenzando, creo que tiene más diez años de carrera; tiene una gran capacidad, espero encuentre pronto un director técnico que saque lo mejor de él, y que también Renato pueda sentirse pleno; a él le gustan las ventas, sacó negocios en la universidad. Quién sabe si pueda encontrar en el futuro unir sus dos pasiones.

Se enfrentan sus dos hijos en un duelo de selecciones ¿cómo se imagina el partido?

(Risas) Primero estoy seguro que sería muy competitivo, porque mis hijos nunca se tuvieron consideración cuando jugaron entre ellos. Sería interesante, y como padre espero que cada uno haga su labor y no importa al país que representen. Siempre que ellos han jugado a bajo nivel yo les he reclamado porque lo tienen que dar todo, se tienen que dejar todo en la cancha. Eso es el mayor orgullo para un padre.