Mientras las aguas vuelven a su cauce, se respira una “tensa calma” en el cuadro culé. El arribo de Lionel Messi a los entrenos no fue como hubiese soñado Ronald Koeman a su llegada al banquillo del equipo con el que se coronó campeón continental.
En medio de una disputa, Koeman quedó tirado con su nuevo proyecto y a la espera de una resolución que, al final, le ha dado un respiro. Y es que el holandés quiere trabajar con Messi a la cabeza, así se lo ha hecho saber ya.
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El exdefensor confía en el argentino como el hombre alrededor del cuál armará su proyecto, dure este un año o más (o menos, si todo va mal). Cuando le propuso Josep María Bartomeu, presidente del Barcelona, que firmara por el equipo, el entrenador no dudó ni un momento, tanto así que dejó su compromiso con la selección de su país por marcharse a Barcelona.
Ahora, ya con el cambio de postura de Messi, Ronald está más tranquilo y ya tuvo su primera charla, fue previo al entreno de ayer. Lo que le pidió fue compromiso, y le ha hecho saber a Messi que espera eso de él y del resto de sus compañeros. La respuesta del argentino fue que volvería a tope y que se dejaría en cada partido.
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Eso ha tranquilizado a Ronald, aunque faltará verlo en la cancha. El holandés intentará llevar las cosas con calma con Messi, pero también con exigencia, aunque sabiendo que es un jugador especial, con tacto pero disciplina y exigencia.
Por ahora, hay paz y amor, aunque faltará ver cómo arma el equipo Koeman (en relación a lo que pueda llevarle también la directiva), cómo lo para y cómo le funciona ya a la hora de jugar, porque si esto último no va bien, las horas de Messi parecen contadas. Como dijeron algunos periodistas a la hora de interpretar sus palabras tras anunciar su decisión de continuar en la Ciudad Condal, no es que Messi se quedó, es que no se pudo ir.