En la historia del fútbol de Primera División de El Salvador hubo una final que nunca se borrará de la memoria de los aficionados. Esa que enfrentó a Águila y Alianza en el estadio Cuscatlán un 22 de febrero de 1987, que se inclinó a favor de los albos al ganar 3-1 en la tanda de penaltis, tras empatar sin goles en 120 minutos.
Dos protagonistas de esa final conversaron con EDH para traer a cuenta cómo lo vivieron de ambos lados. El más triste fue el entorno migueleño, porque llegaban como favoritos tras clasificar a la cuadrangular final como líderes y con jugadores de buen pie.
Ramón “Primitivo” Maradiaga, hondureño con cartel de mundialista unos años antes en España 1982, defendía el naranja y negro. Al hacer retrospectiva de esa final, mencionó las dificultades que pasaron al perder a Carlos Santana a los 13’ del juego y a Carlos Coreas en el minuto 98 del tiempo extra, porque los expulsaron.
“Fue una final de dos equipos grandes del fútbol salvadoreño y que nosotros nos quedamos con 10… aún así tuvimos muchas posibilidades de gol, que lamentablemente Ned Barbosa falló frente al arco de Chamagua y en tiempo extra expulsan, también, a Carlos Coreas y nos quedamos con nueve jugadores”, recordó el “Primi”.
Águila tenía un gran equipo y empezó a enumerar a casi todo el once titular que jugó esa tarde, sin embargo, lo que impresionó al hondureño fue “el ambiente muy bueno, que uno como jugador siempre anhela, con el estadio lleno y que lamentablemente en la tanda de penaltis los jugadores que pateamos no tuvimos el acierto y que Alianza logró sacar el resultado”.