La inolvidable final del 87 entre Alianza y Águila relatada por dos de sus protagonistas

Con diferentes protagonistas en la cancha, la final que se jugó en febrero de 1987 se reeditará en este torneo Clausura. La espera de 32 años terminó

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Foto: EDH | Archivo

Por Raúl Recinos | Twitter: @raulonlon10

2019-05-21 6:45:47

En la historia del fútbol de Primera División de El Salvador hubo una final que nunca se borrará de la memoria de los aficionados. Esa que enfrentó a Águila y Alianza en el estadio Cuscatlán un 22 de febrero de 1987, que se inclinó a favor de los albos al ganar 3-1 en la tanda de penaltis, tras empatar sin goles en 120 minutos.

Dos protagonistas de esa final conversaron con EDH para traer a cuenta cómo lo vivieron de ambos lados. El más triste fue el entorno migueleño, porque llegaban como favoritos tras clasificar a la cuadrangular final como líderes y con jugadores de buen pie.

Ramón “Primitivo” Maradiaga, hondureño con cartel de mundialista unos años antes en España 1982, defendía el naranja y negro. Al hacer retrospectiva de esa final, mencionó las dificultades que pasaron al perder a Carlos Santana a los 13’ del juego y a Carlos Coreas en el minuto 98 del tiempo extra, porque los expulsaron.

“Fue una final de dos equipos grandes del fútbol salvadoreño y que nosotros nos quedamos con 10… aún así tuvimos muchas posibilidades de gol, que lamentablemente Ned Barbosa falló frente al arco de Chamagua y en tiempo extra expulsan, también, a Carlos Coreas y nos quedamos con nueve jugadores”, recordó el “Primi”.

Águila tenía un gran equipo y empezó a enumerar a casi todo el once titular que jugó esa tarde, sin embargo, lo que impresionó al hondureño fue “el ambiente muy bueno, que uno como jugador siempre anhela, con el estadio lleno y que lamentablemente en la tanda de penaltis los jugadores que pateamos no tuvimos el acierto y que Alianza logró sacar el resultado”.

Foto: EDH | Archivo

Mario “Macora” Castillo era el capitán de ese equipo, pero “el Pelé” Zapata era referente goleador y era un líder y se los hizo sentir cuando estaban en problemas.

“Recuerdo bien las palabras de Luis Baltazar cuando nos reunió con la expulsión de Santana, (dijo) que íbamos a luchar, a buscar ganar el partido y dar el máximo y eso aconteció, el equipo no paró de atacar”, dijo Maradiaga, que sufrió por perder esa final, pero en la siguiente temporada fue campeón al vencer a FAS.

El que sí sonrió fue Raúl Chamagua, portero albo que se convirtió en figura al taparle penaltis al mismo “Primitivo”, Barbosa y Salvador Coreas. Alianza tenía 20 años de no conseguir coronas cuando la lograron ante los migueleños.

El “Iluminado”, como se le conoce al exportero paquidermo, también tiene anécdotas de ese partido: “Uno de los recuerdos más agradables es que nadie daba nada por nosotros, porque nos metimos en un último partido jugando un repechaje con Firpo”, comentó.


Incluso, la misma directiva que comandaba el doctor Rodríguez los subestimó, recuerda Chamagua, ya que previo a la cuadrangular llegaron a negociar los premios: 150 colones ($17) por empate y 300 ($34) por victoria. El presidente albo subió la apuesta y ofreció 300 y 500 colones ($57), negociación que quedó por escrito y al final honró.

Raúl coincide con Maradiaga, que había un marco de aficionados que pocas veces se ha visto, y trajo a cuenta que la afición coreaba su nombre: “Eso era impresionante, te pone la piel de gallina”.

Entre el baúl de los recuerdos que tiene Chamagua en su memoria, con detalles precisos de ese 22 de febrero, mencionó el caso de un aficionado que se le acercó tras el partido: “Se me acercó un señor que trabajaba en el mercado y me dijo: ‘No tengo mucho, Iluminado, pero aceptame, te lo doy con mucho cariño por este torneo. Me dio un colón y lo tuve casi por 15 o 20 años, tuve enmarcado ese billete”.

Chamagua hace un llamado a que los organizadores tomen con la debida responsabilidad la logística del juego, sobre todo con el tema de la seguridad, porque aparte de ser las hinchas más grandes del país “son las dos aficiones más duras, son terribles. Con mucho respeto, Alianza tiene en mi corazoncito una afición impresionante, pero también es dura, brusca, se sale muy fácil de control y eso puede ser delicado”, alertó.