Kylian Mbappé no se siente tratado como una estrella en el París Saint-Germain y multiplica los signos que muestran que, a sus 21 años, necesita un estatus superior al que ahora tiene en el equipo francés.
La última señal de alarma la envió el pasado sábado, cuando, tras ser reemplazado por el entrenador, Thomas Tuchel, en el minuto 69 del duelo contra el Montpellier, mantuvo un cara a cara con el técnico que ha tensado al club.
Aunque este lunes, el entrenador aseguró que “no hay nada personal entre él y yo. Es algo entre un jugador que no quiere salir y un entrenador que tiene razones para tomar esa decisión”, intentando matizar las situaciones entre el técnico y la estrella francesa.
Mbappé vive en la contradicción de dos mensajes. Mientras la dirección le hace ver que él es el eje central del proyecto, en el día a día es tratado como uno más, sin los favores que gozan otras de las estrellas del equipo.
Una sensación que no es nueva y que el atacante no quiere ocultar tras su juventud. Sobre todo porque a dos años y medio del final de su contrato con el PSG y en plenas negociaciones de renovación, sabe que se encuentra en un momento clave de su carrera deportiva.
Mbappé Tuchel , lo scazzo! pic.twitter.com/bQle5Uz8Eh
— paulo angel ros (@PauloAngelRos) February 3, 2020
Es ahora cuando todavía conserva cartas en su mano para pedir el trato que cree que merece. Si alarga su contrato, como desean los propietarios cataríes del club, su capacidad de presión se verá mermada en un país donde no hay cláusulas de rescisión y en una entidad que ya ha demostrado que no deja salir con facilidad a sus futbolistas.
El incidente del sábado pasado es el último de una serie que comenzó en mayo de 2019, cuando la temporada ya había terminado y Mbappé acudió a una gala para recibir el premio a mejor futbolista del año.
Ante la sorpresa general, en el atril aseguró: “Ha llegado el momento de asumir más responsabilidades, en París, si fuera posible. Sería un gran placer. Y si no fuera en París, podría ser en otro lugar, en el marco de un nuevo proyecto”.
La joven estrella enseñaba sus garras y mostraba al club la dirección a seguir. O el PSG del futuro pivotaba sobre su calidad o abandonaba la nave. Aquella declaración quedó sumergida con el paso de las semanas por el culebrón Neymar y su posible salida en dirección a Barcelona.