Jugador de Primera vende lácteos durante la pandemia por Covid19

“Chino” Orellana ahora es emprendedor. Tiene su negocio de lácteos y también una floristería, sus bases para subsistir en plena pandemia por el coronavirus

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Ricardo Orellana dejó el fútbol y ha emprendido dos negocios, una floristería y una venta de productos lácteos. / Foto Por Cortesía Ricardo Orellana.

Por Varinia Escalante / Twitter: @VSkalanT

2020-05-15 5:30:50

Del fútbol, a los lácteos. Se dice o se lee fácil. Pero no. No lo ha sido para Ricardo “Chino” Orellana, jugador de equipos de Primera División como San Salvador, L.Á. Firpo, Once Municipal, Santa Tecla, Pasaquina, CD FAS, quien cambió una cancha de pasto por diversión a una cancha de emprendedurismo para subsistir. Ahora, sobre todo, aceptando la decisión de haberse ya retirado.

Sus tiempos ya no son como antes: 90 minutos jugando. Ahora, se dedica por completo a su negocio de lácteos y chicharrones; o a estar de lleno en la tienda de la floristería que también tiene. Negocios familiares que, en estos momentos plenos de la pandemia por el coronavirus (Covid19), lo han ayudado a subsistir y a salir adelante.

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Ser emprendedor y tener éxito le ha tomado un tiempo al “Chino”, y no se arrepiente. Está feliz este jugador profesional, y como lo asegura: “Así se pueden dar ejemplos de que trabajando se puede salir adelante como emprendedores”.

La frase

No me arrepiento de la decisión (retiro), ya que los negocios familiares son más rentables que el fútbol. Gracias a Dios, en estos momentos, podemos generar empleos a otras personas

Chino Orellana,

Orellana, quien su último equipo fue Sonsonate (Clausura 2019), contó parte de su actual dinámica en el negocio, mismo que comparte con su esposa, Delia de Orellana, sus suegros y su cuñada. Además, aceptó que, todavía jugando, ya tenía “en mente tener un negocio”, pero es en este momento en el que le ha sido más “rentable” para sobrevivir ante la cuarentena domiciliar.

“Siempre tuve en mente tener un negocio; pero, por los entrenos y partidos, el fútbol me absorbía la mayor parte del tiempo, y como jugué en equipos fuera de San Salvador, se me complicaba aún más”, comienza contando.

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Luego, narra la verdad de lo que viven los futbolistas y las prioridades que cambian la vida de los jugadores: “Pero dadas las circunstancias de lo que últimamente ha venido afectando y dañando a nuestro fútbol, principalmente el tema económico y los atrasos salariales, a veces teníamos que esperar hasta tres meses para cobrar, entonces el fútbol para mí ya no era rentable. Pero gracias a Dios, tengo la bendición de que me involucraron en los negocios familiares, aún estando activo en el fútbol”.

“El Chino” explica que al principio solo “los ayudaba eventualmente”, hasta que tomó “la decisión de dejar de jugar fútbol, sabiendo que aún podía seguir, pero definitivamente pasó a segundo plano, porque el negocio sin duda dejaba mejores ganancias”.

Ricardo “Chino” Orellana también trabaja en una floristería.

Eso le permitió el tener ahora la posibilidad de vender sus productos, bajo esta emergencia sanitaria, y detalló que hacen cobertura de repartos en San Salvador y en La Libertad. “Mi suegra (Martita de Valladares) es de Santa Rosa de Lima, y ella tiene este negocio de lácteos allá (@lacteossantarosa). Pero por la situación del Covidd19, acopló a sus empleados para enviar el producto a San Salvador, gracias a la bendición y al éxito que ha tenido con los productos”.

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“Mi esposa y mi cuñada se encargan de la logística, toma de pedidos, acuerdos de entrega y otros. Mi primo y yo nos encargamos de realizar los envíos”, expone sobre su parte en el negocio.

El exvolante cocotero, de 29 años, confió de igual manera que con su familia sostienen una floristería (@floristeriatamira). Llevan adelante la administración de ese otro negocio, desde hace ya cinco años, pero por el momento está cerrada por el tema de las medidas implementadas por el Gobierno frente a la pandemia, al no ser una prioridad. Sin embargo, es otro ingreso en tiempos normales.

Ricardo Orellana entrena productos lácteos.

“Eventualmente, ayudaba a mi familia con los proveedores de la floristería. Con los ahorros que logré obtener del fútbol, mi suegra me permitió asociarme con ellos e invertir. Ahora, me encargo de la logística, de la exportación, y de la distribución de flores a nivel nacional. Por el momento, hemos tomado y acatado las medidas que el Gobierno ha brindado”, señala.

La frase

Estoy contento, no me arrepiento de nada. El fútbol fue bonito, pero ya no significaba lo mismo, pasó a segundo plano. Uno debe tomar decisiones: mi futuro y mi familia eran más importantes

Chino Orellana,

 

Hacer frente a todo

“El Chino” se sincera y dice que mientras todos están en sus casas, en cuarentena, él debe arriesgarse a llevar las entregas domiciliares de los productos. Pero toma todas las medidas necesarias para cuidarse él y a los clientes. Además, no deja de lado el hecho de armar la logística diaria entre todos los miembros, “ya que físicamente” no están juntos.

“Es difícil sobrellevar el tema, pero lo hemos sabido sacar y tratamos de estar en comunicación diaria. Y, obviamente, los productos vienen debidamente protegidos, y están adecuados para poderse llevar y hacérselos llegar a los clientes hasta sus casas”, dice.

“Así que hemos tomado las medidas de salud necesarias, y también los permisos adecuados para llevar estos alimentos a los hogares de las familias salvadoreñas que nos contactan. Sí, es difícil, pero tomando las medidas de salud, todo se hace más fácil y uno está más tranquilo”, recalca.

La madurez de Orellana lo hace, además, reiterar que el fútbol ya no es su prioridad, y que como todos hay “momentos en los que se debe pensar en el futuro, y eso (el deporte) no es para siempre”. “Podría ser que piense en una (nueva) oportunidad, siempre y cuando no me afecte en mis negocios, que son mi prioridad”, afirma.

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“No me arrepiento de la decisión que tomé, ya que para mí los negocios familiares me son más rentables que el fútbol. Gracias a Dios, en estos momentos difíciles, podemos generar más empleos para otras personas que lo necesitan”, indica.

Ricardo “Chino” Orellana dejó el fútbol y emprendió con los negocios familiares.

El futbolista también hace énfasis en que el ser emprendedor es un orgullo para cualquiera. “Gracias a Dios, siempre he tenido el ejemplo y todo el apoyo de mi familia. Tomé la decisión en el momento correcto y que Dios me lo permitió. El éxito está en no dejar de trabajar y nunca darse por vencido”, añade.

Finalmente, este futbolista ahora negociante confiesa qué le dejó el deporte: “Muchas alegrías me dio el fútbol, y emociones. Conocí gente que ahora es muy importante en mi vida y me brindó el apoyo económico que ahora me es útil en mi negocio”.

“El fútbol para mí, en su momento, lo fue todo. Pero tomé una decisión y no me arrepiento. Estoy contento con lo que ha pasado. El fútbol fue bonito para mí, pero todo tiene su periodo y ya no significaba lo mismo que al principio, que era todo, y uno debe tomar decisiones. Mi futuro, mi familia, eran más importantes que el fútbol”, cierra este emprendedor de Primera.

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