El pasado miércoles, el delantero Nicolás Armando Muñoz Jarvis dejó de estar a la sombra de su colega Williams Enrique Reyes Rodríguez en el apartado de goles de la historia de la Primera División, superándolo en una estadística que durante muchos años parecía inalcanzable en el fútbol salvadoreño.
Ahora, el panameño de nacionalidad cuscatleca es el rey de los goles de la Liga Mayor, todos, al igual que su predecesor en la era de los torneos cortos, y con la inmensa curiosidad de que ambos se encuentran todavía en activo, gozando de buena salud futbolística y con posibilidades de seguir ampliando esta emblemática marca en nuestra liga.
El Salvador, un país históricamente árido y poco fructífero para los goleadores locales, ha encontrado tanto en Muñoz como en Reyes a dos nombres propios, dos rostros, dos encarnaciones del momento más sublime de este deporte. Sus bestiales números refuerzan el adagio de que nadie es profeta en su tierra, pues han venido a cosechar lejos de la liga que los vio debutar y en la jurisdicción de otros artilleros nacionales que, lastimosamente, nunca lograron cogerles el ritmo.
Gracias, en principio, a Reyes, y luego a Muñoz, el periodismo deportivo salvadoreño comenzó otra vez a hacer memoria del legado de sus goleadores y a contar, gol por gol, la trayectoria de estos titanes. La barrera de 240 tantos impuesta por el salvadoreño David Arnoldo Cabrera, leyenda de FAS, lucía inalcanzable hasta que “El Viejo”, en una soleada tarde de enero en San Miguel, logró romperla vistiendo la elástica de Club Deportivo Dragón.
Sin saberlo, Reyes marcaría el último de sus 294 goles en Primera División en el Apertura 2017. En ese mismo torneo, “Nicogol”, vistiendo la camiseta de Luis Ángel Firpo, iniciaba en ese su “sprint” final hacia la historia. Una carrera de fondo que le tomó más o menos tres años y medio de completar, y cuya línea final cruzó el pasado miércoles en la goleada 4-0 sobre Sonsonate.
Ese día, los encabezados deportivos solo podían tener un nombre y una imagen. Y qué manera de firmar el gol 295, el gol que nadie más tiene, que con un bestial autopase para superar la salida de Gustavo Vega y definir a puerta vacía su boleto hacia la eternidad de la Liga Mayor.
Récord internacional
No sería Nicolás Muñoz goleador de raza si no se propone un nuevo objetivo después del histórico récord en El Salvador: avanzar hasta la marca de goles de las ligas centroamericanas, donde está a siete tantos de convertirse en el número 1.
Es de 302 tantos la meta que ahora tendría que trazarse el jugador de origen canalero, uno más de los que hoy ostenta el guatemalteco Juan Carlos Plata. “El Pin”, uno de los históricos del fútbol chapín y de la selección nacional de ese país, marcó todos sus goles a nivel de clubes con los “Rojos” del Municipal, con el que incluso se le contabilizan 375 tantos pero ya incluyendo sus encuentros no oficiales.
A partir de ahí, no hay más rivales posibles para Muñoz, pues ya hace mucho dejó atrás a otras leyendas del fútbol centroamericano, como Víctor Núñez (máximo anotador de la liga de Costa Rica, con 246), José “Chepe” Ardines (goleador histórico del fútbol panameño, con 197) y Wilmer Velásquez (icónico artillero récord del Olimpia y de la Liga Nacional de Honduras, con 196 festejos).
Cuán lejos es capaz de llegar Nicolás Muñoz es una pregunta que solo él podrá contestar. En febrero de este año, al recibir la distinción de Futbolista del Año de CANCHA, aseguró que este año, en el que llega a 41 primaveras, será su último jugando a nivel profesional, en una decisión que dice haber tomado “por el bien mío y el de mi familia”.
De ser así, le quedarían a Nicolás Muñoz entre 24 y 34 partidos de Primera División, entre el actual y el próximo torneo, antes de poder decir adiós al fútbol. Su sueño, según ha manifestado, es poderse retirar con su séptima medalla de campeón nacional bajo el brazo.
Por ahora, y con lo que ya logró en estos 32 torneos cortos desde su arribo al país en 2004, el nombre de Nicolás Armando Muñoz Jarvis será recordado como sinónimo de gol para las futuras generaciones que visiten las páginas de la historia del fútbol salvadoreño.