Cristopher, el fiel aficionado de FAS que sufre fibrosis quística, relata su calvario por estar en todos los partidos
No es un aficionado cualquiera. Se hace notar con sus gritos y sus movimientos, claro, sin abusar debido a que depende mucho de un tanque de oxígeno que siempre lleva con él.
La fe mueve montañas… Y el fútbol, a veces, también. Cada fin de semana, en diferente estadio, Club Deportivo FAS tiene en Cristopher Monroy a un incondicional aficionado que no escatima sacrificios para acompañarlo y reír o llorar por esos colores sagrados para él.
Y es que Cristopher no es cualquier aficionado. Se hace notar con sus gritos y sus movimientos, claro, sin abusar debido a que depende mucho de un tanque de oxígeno que siempre lleva con él.
Monroy padece fibrosis quística desde que tenía apenas tres meses de edad, y desde ese entonces comenzó la batalla contra la enfermedad. Incluso, en alguna ocasión los médicos le dieron 20 meses de vida. Ahora, el oriundo de Santa Ana, a los 33 años mira para atrás, le agradece a Dios y reafirma sus ganas de vivir, de seguir ayudando a su familia y, sobre todo, de seguir “amando” a FAS.
Porque ese amor no se lo quita nadie, ni siquiera la necesidad de cargar el tanque para oxigenar mejor sus pulmones para alentar a los tigrillos ya sea de locales o visitantes, a pesar de que eso le ha acarreado uno que otro inconveniente.