Bruno Martínez Silva, de 31 años de edad y oriundo de Monterrey, es el técnico más joven hoy en la Liga Mayor y está a cargo de un 11 Deportivo que se ha vuelto a poner en boca de todos, tras lograr 12 puntos de 15 posibles en la segunda etapa del torneo Apertura 2020, perfilándose para su primera clasificación en el máximo circuito.
Llegó a El Salvador junto al español Juan Cortés para dirigir a Independiente en el Apertura 2019. Luego, pasaron al 11 Deportivo y lo hicieron campeón de facto del Clausura. Y cuando su jefe partió a dirigir a Alianza, el regio quedó a cargo de los fronterizos. Tras cuatro meses de gestión, ya tiene a su equipo puntero del grupo B de la fase 2.
11 Deportivo está imparable en el grupo B del Apertura 2020
¿Cómo se inició en la dirección técnica y qué lo hizo meterse en esto desde tan joven?
Me inicié a mitad de mi carrera universitaria. A los dos años, de los cuatro que dura la carrera, dejé de jugar para dirigir juveniles e infantiles, y me decidí a empezar mi carrera temprano, ahí fue donde empezó todo. Hice una maestría y luego el curso de entrenadores de la Federación Mexicana de Fútbol.
¿Qué representa para usted ser actualmente “súper líder” en El Salvador?
Mucha alegría, igual que los muchachos, pero sabiendo que el torneo termina el 31 de enero. Falta tiempo para decir que se hizo un buen torneo y echar campanas al vuelo. Estamos muy contentos porque traemos mejores números que el torneo anterior: en 11 juegos hicimos 20 (Clausura 2020) y ahora, con las dos fases, llevamos 22 puntos. Con el cuerpo técnico vamos viendo que se va por un buen camino y que los objetivos se van complementando. Mínimo, hablamos con muchachos de llegar a semifinales y, en esa instancia, vamos a competir bastante. Eso ya sería empezar otro torneo.
¿Considera que dirige actualmente al mejor equipo de El Salvador?
Sí, y siempre lo voy a ver así. Muchas partes conforman el éxito de un equipo y somos el que está demostrando ser el mejor.
¿Qué marca la diferencia entre este 11 Deportivo y el que cerró líder al suspenderse el Clausura 2020?
La diferencia es que los jugadores están teniendo un crecimiento favorable. El torneo pasado, lo que se aplicaba era lo que yo manejaba y se ha continuado todo, y ahora el profesor Aarón García (auxiliar técnico) está desarrollando mucho y se está trabajando en incrementar la metodología. Hubo muchos cambios de jugadores, se fueron Edgar Solís, Marco Granados, Quique Contreras, Yimmy Cuéllar… No fue sencillo poder acomodar a los que llegaron y ha habido muchos alcances por lesión…
¿Y cómo se manejó ese impacto, deportivo y sicológico, por la salida de los que se erigieron como referentes del torneo pasado?
Fue una transición complicada, tuvimos que adaptarla. A los que se quedaron, se les hizo saber que algunos iban a cambiar sus roles y que iban a dejar de ser contemplados como sustitutos. Ellos lo tomaron con esa responsabilidad. Otros, que iban a ser contemplados como suplentes, se fueron ganando el puesto y se ha generado una competencia sana.
El caso del Once llama tanto la atención porque está compitiendo al nivel de los clubes históricos del país, que a veces parten con otras ventajas. ¿Cómo se construye un equipo competitivo en esas condiciones?
Es un todo en el que está involucrada la administración, la gente que mantiene el estadio lo más óptimo posible, los entrenamientos… La directiva de aquí tiene una administración impresionante y cumplen con los pagos a tiempo, con un orden ya establecido y no se está improvisando. Eso se transmite al plantel y se ve ese orden táctico. Es uno de los mejores proyectos de El Salvador, no solo por jugadores y cuerpo técnico, sino por todo lo que está englobado en el club.
Esa comparación no es que sea bien hecha, pues cada uno tiene sus métodos de trabajo. El nuestro está enfocado a los jóvenes y a la gente de poca experiencia. Los números y presupuestos son diferentes, nuestro modelo es distinto y lo estamos disfrutando.
Muchos creen hoy que el fútbol salvadoreño está en crisis; otros, que ha tocado fondo y que difícilmente puede competir siquiera en Centroamérica. Tras lo visto en un año trabajando en el país, ¿cómo describe la realidad del fútbol salvadoreño?
En realidad, sí tengo tiempo aquí pero no puedo hacer un análisis muy acertado, ni conozco las bases de la preparación de los jugadores y entrenadores. Pero uno de los proyectos que más he admirado es el de Estados Unidos: Estudié una de sus licencias (de entrenador) y te quedas admirado de la preparación de los cursos. Es una estructura que te deja el sabor de que los resultados que están teniendo no son casualidad, sino obra de preparación y fruto de las academias. Uno de esos resultados es que con una Sub-23 le hicieron un muy buen partido a la mayor de El Salvador.
Por cierto, van once jornadas del torneo y ya hubo seis cambios de técnico. ¿Eso no le da un poco de miedo eso, o qué opina al respecto?
Nosotros habíamos leído las bases de competencia y no teníamos muy en claro qué iba a pasar en la fase dos. Pensamos que los 10 puntos de la primera fase iban a verse reflejados en la segunda, pero que te digan que no valen, te quitan el mérito de haber hecho las cosas bien. Te despiden en una fase que no vale, pero sí contó para despedir a compañeros. No entendí esa organización, pero hay que adaptarse a ello.
¿Qué es lo que más le gusta del 11 Deportivo?
El grupo. Se ha trabajado una cultura para tener ese sentido de pertenencia. Hay esa tranquilidad de camerino alegre y de no venir a los entrenos con una cara larga.
¿Qué me dice de la gente de Ahuachapán? ¿Suelen reconocerlo por la calle? ¿Cómo lo tratan?
Yo vivo en Ahuachapán y normalmente sí te reconocen, también al cuerpo técnico y a los jugadores. Te saludan, te desean éxito y te preguntan a qué hora van los partidos y te motivan. Los tomamos en cuenta en las oraciones.
¿Qué espera de los cinco juegos que quedan en fase regular?
Tener al grupo mayormente completo. No ha usado esa excusa de que nos faltan los jugadores; si no, ¿dónde dejo el valor de mi trabajo? Esperamos tener un mejor rendimiento ante las circunstancias.
