Muchos saben de Martin Braithwaite, el delantero danés del Barcelona, un jugador que ve pocos minutos, pero que está en uno de los clubes más importantes del planeta. Sin embargo, más allá de lograr el sueño de su vida, detrás hay una historia de superación sorprendente.
Y es que el ariete de 29 años, quien llegó en 2020 al club tras la lesión grave de Ousmane Dembélé, y que ahora juega al lado de figuras como Messi, quería ser futbolista desde chico, y "no tenía plan B", según develó en una entrevista con CNN.
Pero, para ello, tuvo que superar una enfermedad que lo mantenía en una silla de ruedas, conocida como el síndrome Legg-Calvé-Perthers, y que le impedía caminar con normalidad, y ni se diga jugar.
Era tan dura la situación que padecía cuando tenía 5 años que confesó que hasta sentía "vergüenza". "No me acuerdo mucho, pero eran días muy tristes. Ves a los demás niños corriendo, jugando y riendo. Fue un momento muy difícil de mi vida. Recuerdo que sentía, cómo decirlo, vergüenza por ser diferente. No quieres ese tipo de atención", narró.
Lo que le ocurría era que la circulación sanguínea sufría una interrupción en su camino hacia el fémur. Par superarlo, tuvo un durísimo tratamiento que incluye un gran riesgo ya que alguien que lo padezca puede quedar paralítico de la cadera, aparte de los enormes dolores que se sufren. Sin embargo, Braithwaite no sólo superó su problema sino que eso le fortaleció en su vida hasta conseguir su sueño.
Debutó en el Esbjerg fB de Dinamarca, y luego estuvo en el Toulouse francés y en el Middlesborught inglés, antes de saltar al fútbol español con el Leganés. Ahí recibió el llamado de su agente cuando ni lo esperaba.
"Estaba recogiendo a mi hijo del entrenamiento, y mi agente llamó y me dijo que el Barcelona estaba interesado. Dijo que parecían muy, muy interesados. Sé que en el fútbol cuando hay interés, no significa nada. Aún queda un largo camino por recorrer para que firmes los papeles", le dijo. Dudaba tanto que hasta quiso ocultárselo a su esposa. Pero, finalmente, se lo contó. Y luego, se dio el traspaso. Desde entonces, ha disputado 38 partidos y lleva 7 goles. Ahora, a los 29 años, cuando mira atrás, ve a aquel niño sufriendo, pero con fe, la que mantiene día a día en su lucha por ser cada vez mejor en la cancha. La silla de ruedas, es sólo un mal y viejo recuerdo.
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