Para nada suena en estos lados el nombre de John Bostock, un inglés que llegó a ser apodado el “chico maravilla” cuando tenía entre 13 y 15 años. Fue tal el impacto que causó en el Crystal Palace británico que muchos equipos lo pretendieron, entre ellos, el Barcelona, el Real Madrid y el Manchester United.
Poco tiempo pasó para que le llegaran las ofertas, y la mejor de todas procedía del Barcelona, un contrato por 10 años para que se desarrollara y se convirtiera en la futura estrella del equipo. De eso ha pasado más de una década ya.
John, por entonces, tenía apenas 14 años y, como contó en una entrevista a la BBC Sports, no tenía ni voz ni voto. Tanto su representate como su familia consideraron que era más prudente que siguiera en el fútbol inglés desarrollándose y que no se marchara lejos, a un país extraño, al mejor club del siglo XXI.
Era 2008 para entonces, y John terminó aceptando los consejos de los suyos y firmó, finalmente, por el Tottenham Hotspur, un equipo de más renombre en el que podría crecer y, cómo no, llegar a brillar para obtener mejores ofertas del extranjero mientras seguía desarrollándose.
Ahí coincidió con futbolistas de la talla del galés Gareth Bale y del croata Luka Modric, ambos figuras en los Spurs que luego despuntaron en el Real Madrid y con sus selecciones.
Sin embargo, la historia de Bostock es diferente, no es de los que lograron el éxito, sino, por el contrario, su vida tomó un rumbo totalmente opuesto.
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Tras pasar entrenando con el Tottenham, finalmente llegó el día de su debut con 16 años y 295 días en el segundo equipo. Pero apenas jugó y fue regresado a las categorías juveniles para que siguiera desarrollando una zurda prodigiosa.
Sin embargo, nunca se dieron los resultados que esperaban. La situación lo abrumó, perdió confianza y su rendimiento disminuyó notoriamente, a tal grado que en el Tottenham no llegó a disputar ningún partido más, y nunca llegó a hacerlo en el mayor.
En medio de todo ello, fue prestado a equipos como el Brentford, el Hull City, el Sheffield Wednesdey, el Swindo Town o el Toronto FC. Finalmente, en 2013 se le acabó el contrato de cinco años con los Spurs y tuvo que buscarse la vida.
Encontró una segunda oportunidad en el Royal Antwerp, y luego ha pasado por varios equipos sin fortuna alguna, los más destacados, el Lens y el Toulouse. Su último cuadro fue el Nottingham Forest inglés (préstamo), en la campaña pasada y, desde entonces, está sin equipo.
“Cuando tenía 14 años, el Barcelona me ofreció un contrato de 10 años. Mi familia y mi agente pensaron que lo mejor para mí era ir al Tottenham, que sería lo mejor para mi desarrollo”, contó a la BBC. “Si soy honesto, realmente no tenía voz. Tenía 15 años, vi el papel (Tottenham) sobre la mesa, y me dijeron que lo firmara”, narró.
Ahora, ha pasado por 13 equipos en total y busca uno nuevo, pues está desempleado. De ser catalogado como el chico maravilla, pasó a la sombra totalmente. “Me arrepiento. Quizás el gran arrepentimiento no fue ni siquiera no llegar al Barcelona, sino dejar al Palace. Creo que eso es parte de la vida: saber que podrías haber tomado una mejor decisión”, cuenta.