Alianza es el digno campeón de un torneo marcado por la pandemia, por lo tanto, muy atípico. El equipo que está siempre obligado a ganar la liga salvadoreña por presupuesto, plantel y jerarquía, no falló en la final del Apertura 2020, jugada el último día de enero de 2021.
Pegó en el momento justo, supo aguantar el dominio aguilucho, sobre todo en el inicio del segundo tiempo, y resolvió a lo grande. Fue, por lejos, el mejor del torneo, pese a algún bache en la segunda fase, que le terminó costando el puesto al español Cortés, reemplazado por el histórico albo -y hasta entonces director deportivo-, Tigana Meléndez.
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Alianza, pese al 3-0 final, estuvo lejos de brillar ayer en el Cuscatlán. Pero le alcanzó para construir un partido marcado por dos golazos: El primero, un tremendo zapatazo cruzado de Jonathan Jiménez, aprovechando la distracción de la última línea rival. El segundo, una combinación extraordinaria Monterroza-JC Portillo-Zelaya que terminó con el potente remate de Fito.
Ambos goles llegaron en momentos clave: el primero cuando mejor estaba jugando el Águila; el segundo, cuando los migueleños dejaban el resto en busca de un eventual empate. El tercer tanto, el autogol de Dixon, terminó de decorar un resultado demasiado abultado para lo que se vio en el juego pero inexcusable por la pegada de uno y otro.
Los albos tenían la deuda de la última final ganada por Águila, perdida por penales, y donde se multiplicaron los cuestionamientos a Fito Salume, presidente de Alianza y dueño del equipo de Águila. Los riesgos de una multipropiedad se suelen agrandan cuando ambos equipos llegan a la final. La anterior copa se fue para San Miguel, entre acusaciones. Hoy, en el 3-0 no hubo ninguna excusa.
En el torneo (de extraña organización y con una primera fase sin incentivos ni castigos), Alianza pasó cómodo a los cuartos de final más allá de ese bajón mencionado en la segunda fase, que nunca hizo peligrar la clasificación. Ya en playoffs, no tuvo rivales a su altura. En los cuartos despachó a un 11 Deportivo muy inferior y en semis, a un FAS desdibujado y sin respuestas, con un Tamacas en ebullición como volante derecho (el gran acierto de Tigana).
En la final, todo redondo.
La 15 está en la vitrina alba. Merecida.