Cuando llegó al equipo, casi se va a Segunda División y tuvo que jugar un repechaje. Luego llegó una buena época y lograron cinco coronas durante su era y seis finales más
Migueleño de nacimiento, Lisandro Pohl llegó al fútbol por su padre, quien, en la hacienda donde trabajaba, armaba partidos de fútbol. Además, lo llevaba a ver al Águila. Fue así como le agarró cariño a este deporte.
Más adelante, vivió un tiempo en Estados Unidos, pero regresó. Entonces, este empresario salvadoreño fue invitado por amigos de la directiva de Águila a sumarse. Los éxitos llegaron pronto y asumió el cargo principal, el de presidente, pero diferencias en el manejo económico lo llevaron a dar un paso al costado, y a emprender un nuevo proyecto deportivo con Chalatenango. Tras un exitoso torneo en el que fueron líderes en la fase regular, alcanzaron las semifinales, a donde Firpo (eventual campeón), los eliminó.
La puerta del Alianza se abrió para este empresario en 2008, en un momento en el que el equipo paquidermo pasaba una crisis importante. Estaba en ese entonces Pablo Centrone al mando del equipo, y sufrían un castigo por el que no podían fichar jugadores tras un impago en el caso del jugador colombiano John Marulanda. Ahí llegó Pohl, cuando el castigo estaba ya levantado, para reestructura al cuadro paquidermo.
Su intención siempre fue llevar a Alianza a lo más alto, y armó un plantel de estrellas para esa época, al llevar a jugadores como Christian Castillo, Ramón Sánchez, entre otros. Pero el camerino estaba partido y, pese a la fuerte inversión, al cuadro le fue muy mal en lo deportivo, tanto así que terminó peleando el repechaje para no bajar a Segunda División contra el subcampeón de esa categoría, El Roble.