Palacios Lozano, ídolo de Alianza: “Me dolía más que me ganara Águila a que me ganara FAS”

El exdelantero, capitán y campeón albo en 1987, repasa detalles de aquel mítico partido, su pálpito con Tigana Meléndez y cómo le ha marcado la rivalidad deportiva con Águila

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Julio Amílcar Palacios Lozano recibe una distinción personal durante la campaña 1990-91. Foto EDH/Archivo

Por Mario Reyes | Twitter: @MarioDR

2021-01-28 6:00:20

Julio Amílcar Palacios Lozano es un nombre tan fuerte como extensa la historia que le vincula al Alianza Fútbol Club. Un viroleño radicado en Los Ángeles, quien fue delantero, capitán y campeón con los albos a finales de la década de los 80 y principios de los 90, además de un importante paso por la Selección Nacional.

Hablar de Palacios Lozano también es hacerlo de la legendaria final Alianza-Águila (0-0, 3-1 en penaltis) que se disputó el 22 de febrero de 1987, aquella de definió al campeón de la temporada larga 1986-87 y que se convirtió en ícono e incluso parteaguas de la historia aliancista, por ser la que le permitió a la institución capitalina acabar con una maldición de cinco subcampeonatos y varios coqueteos con el descenso en casi 20 años.

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Palacios Lozano estuvo a punto de viajar desde Estados Unidos a disfrutar de esta final, pero razones de fuerza mayor se lo impidieron. Pero no deja de estar presente en esta semana previa a una nueva final entre blancos y negronaranjas, analizando un parejo choque del cual él tiene su claro y evidente favorito: Alianza. Cree que la rivalidad contra los migueleños está por encima de cualquier otra en el país y tiene fe en que su excompañero, Milton “Tigana” Meléndez, por fin se consagrará como técnico campeón y dará una corona más a las vitrinas paquidermas en el Apertura 2020.

Julio, ¿qué se le viene a la mente cuando le hablan de aquella final Alianza-Águila de 1987?

Fue muy importante para todos nosotros porque Alianza tenía 20 años sin ser campeón, no éramos los favoritos y clasificamos (a la cuadrangular final) vía repechaje (vs. Firpo). Hubo varias anécdotas. Una de ellas es que Ricardo (Sepúlveda, técnico), a quien Dios en gloria lo tenga y que más que un técnico era un padre para nosotros, le dijo al Antonio García Prieto, que era el capitán de equipo: “Ahora merecés tomarte la foto en el equipo que va a salir campeón” y nomás jugó cinco minutos, porque se había lesionado. Y para mí, que era más joven que todos ellos, fui capitán en esa final con Alianza. Fue una experiencia tan extraordinaria porque ser capitán de un equipo tan grande como Alianza.

Después, el grupo estaba bien unido, y le dabamos mucha proridad a nuestra afición nuestra, porque y sabíamos de los sacrificos que se hacían. La gente dejaba de comer para pagar una entrada y nosotros (jugadores) también pasabamos penurias, pero ya en la cancha era otra cosa. El respecto y el aprecio con el aficionado era mutuo.

Así formó el plantel de Alianza en la final del campeonato nacional 1986-87. Palacios Lozano, arriba, el primero desde la derecha. Foto: Archivo

Aquella final, Julio, no solo rompió la sequía de Alianza, sino porque sentó bases para otros campeonatos que vinieron despues. ¿Qué tan importante cree que ha sido ese título del ’87?

Lo más importante de esa final y el orgullo que tenemos todo ese grupo, y la afición que ese día fue el estadio, es que rompimos una racha y empezamos una nueva era. Para mí ha sido Alianza el equipo más dominador, por mucho, por llegar a todas esas finales y haber llegado, aunque las haya perdido. Ahí hicimos muchos torneos, ganamos otras finales, otras las perdimos. Y este grupo nuevo, con “Tigana” Meléndez, ha sido los más existoso, aunque los tiempsos son diferentes: antes los campeonatos eran más largos, con equipos durísimos y toda la epoca era diferente. Cada proceso hya que respetarlo, tanto el nuestro como el de ellos. Ese campeonato nos dio la mayor felicidad del mundo y que la gente a esta altura y a mi edad, me escirbe, me da gracias y me pide una foto. Doy gracias a Dios por ponerme donde me puso. Permitirme ponerme esa camisa fue un premio.

¿Cómo cataloga Ud. la rivalidad entre Alianza y Águila, y por qué ha perdurado por tantos años?

Esa rivalidad va a ser hoy, mañana y siempre. Primero, porque tienen aficiones grandes, en todos lados. Con mucho respeto para ustedes, pero veo que muchos periodistas dicen que el clásico es Águila-Fas o FAS-Alianza… Pero a mí me dolía más que me ganara Águila a que me ganara FAS. Yo pienso que ponen que el clásico es Águila-FAS por la cantidad de campeonatos entre ambos, pero la rivalidad Alianza-Águila, en lugar de decaer, ha aumentado. En la nueva generación es igual y ellos han heredado lo que sus padres les han inculcado. Esos juegos son los que todo futbolista quiere jugar. Y lástima que el estadio no se va a llenar.

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¿No llama la atención que todas esas finales Águila-Alianza empezaron con siempre con un empate, y que luego se definieron de manera extrema, siempre con un 3-1?

Ahora te das cuenta de por qué digo que es el clásico. Con Águila casi siempre se define así, es la rivalidad, nadie quiere perder y ahí es lo difícil para los dos entrenadores y la manera de hacerle daño. Águila le ha ganado los dos juegos de este torneo (1-0 y 2-1), pero la final es otra cosa y nadie quiere perder, y siempre se define “in extremis”. Ambos o son muy cautos o uno no arriesga más que otros.

Entremos, entonces, a analizar la final. ¿Quién llega como favorito a este partido?

Si me preguntas a mí, te digo que Alianza va a salir campeón. He visto a los dos equipo y hay un antes y un después: El de antes fue con el entreandor que tenía (Juan Cortés) y el de después, con Tigana. Con él, el equipo es más ofensivo, más equilibrado en defensa y ataque, tiene más pelota y no la tira tanto. Alianza nunca ha jugado al pelotazo, porque el equipo se pierde, y Tigana y Adonay (Martínez, auxiliar) conocen el estilo de Alianza. Además, se dice que tienen a los mejores futbolistas salvadoreños; eso es mucha ganancia. Y en finales, Alianza siempre juega en casa.

¿Qué me dice de Águila? ¿Qué tal lo ha visto en este torneo?

Vi a Águila con Hugo Coria y con él era un equipo diferente -no diré nombres, porque él también es mi amigo (risas)-. La final va a ser muy importante para ellos porque este señor (Ernesto Corti) tiene mucha experiencia, pero a Águila no lo he visto tan contundente, aunque mejoró con él pero es un poquito más táctico. Alianza con Tigana se defiende bien y ataca bien. De lo que lo he visto yo, es más ofensivo que defensivo. Para Alianza no va a ser fácil, pero, por el sistema, a Alianza se le ajusta más esta final.

Sonsonate-Alianza
Mílton “Tigana” Meléndez en el área técnica de Alianza. Foto EDH/Archivo

Usted compartió vestuario varios años con Tigana Meléndez. Poniéndose en la piel de él, ¿qué cree que estará pensando y cómo estará afrontando esta final? Sabemos que a él ya se le escapó una oportunidad de ser campeón como técnico, en 2016.

Lo que te puedo decir es que Tigana y Adonay son ganadores. Al entrenador de Águila no lo conozco, pero yo sé que él (Meléndez) vistió esa camisa y sabe que ponérsela no es de cualquiera, es un compromiso, y eso lo va a llevar y lo va a transmitir. Ellos van a salir a jugar alegres porque él, además, es muy inteligente: No titubea, es correcto, él dice “jugamos a esto” y a eso juegan. Él transmite seguridad y eso lo transmite a los jugadores, y eso se lo transmiten a la afición. Ya perdió una final y esta no la va a perder.Tigana tiene mucho de jugar en Alianza, igual que Adonay y Kiko Henríquez, el técnico de la reserva. Ahí está la clave.