Daniel Rucks cuenta por qué le va al Firpo

El presentador de TV sigue al equipo taurino en las buenas y malas. ¿De dónde nace su pasión por el equipo usuluteco? Lo cuenta en esta nota

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Daniel Rucks, presentador de televisión y dirigente de Luis ??ngel Firpo. / Foto EDH Jorge Reyes

Por Carlos López Vides - Twitter: @Celvides

2018-12-23 7:43:53

Daniel Rucks es uruguayo de nacimiento, pero cuando se nacionalizó salvadoreño y obtuvo su cédula, puso de domicilio a Usulután, la cuna de su adorado Club Deportivo Luis Ángel Firpo. Así de grande es su amor por el equipo pampero: Si uno ve su cuenta de Twitter, la descripción de su mini-biografía es clara: “Antes muerto que dejar de ser de Firpo”, el título de esta nota. ¿De dónde nace la pasión de uno de los rostros más reconocidos de nuestra televisión por este equipo, que lleva el nombre de aquel formidable boxeador argentino? Nos contó eso y mucho más.

 

Daniel, ¿por qué Firpo?
Es una historia larga, mezcla de estados de exaltación, pasión, lástima, misericordia, pena y vergüenza, todos combinados en un solo equipo. Cuando llegué definitivamente ya a quedarme a El Salvador, el 14 de enero de 1980, lo primero que hice fue revisar la tabla de posiciones, para ver cómo se llamaban los equipos de aquí. Venía de Honduras, había vivido ya en ocho países diferente a lo largo de 16 años de vida. Justo empezaba la universidad y empezaba el conflicto (armado en nuestro país).

Un joven Daniel Rucks, enfundado en el uniforme de Firpo. / Foto EDH cortesía

¿Y por qué te llamó la atención Firpo?
Destacaba entre los nombres de los equipos uno con nombre de boxeador, Luis Ángel Firpo. Y dije, ‘no hombre, esto es algo desmesurado, colosal, deben tener unos ñeques terribles y deben jugar, por lo menos, con guantes de boxeo’. Jugaban el miércoles siguiente contra Atlético Marte en el Flor Blanca. Fui a ver el partido, porque quería ver, era algo casi espacial para mí. Y fue una noche muy exitosa… para Atlético Marte, que nos goleó 6-1 (risas). Y vi que nada de eso era cierto, que Firpo era eso.

No era el gran equipo que esperabas…
Pero otro día, volviendo de Honduras por la carretera del Litoral, paro (en Usulután) a comer en el Hotel Florida -que ya no existe-, y una señora me dice que si voy a ver al Firpo, que todo mundo iba. Y me explica que se daba la coyuntura que en el estadio usuluteco, si Firpo pierde o empata con el Santiagueño, descendemos otra vez a segunda. Pero si Firpo gana, nos salvamos. Y Firpo ganó 1-0, y sirvió para que Firpo se salvara. Y ya sentía algo aquí adentro, positivamente se comenzaba a formar una cuestión que había comenzado en lástima y ahora era una exaltación.

Comenzaba a formarse el lazo. ¿Qué pasó después?
Ya trabajando en Radio Femenina, soltero en esas épocas y queriendo conocer bien todas las partes del país, me dediqué a seguir al equipo donde jugara. A Chalatenango, al Sombrero en época de plena guerra por ejemplo, iba y lo veía. Yo condicionaba mis estados de ánimo de lunes a lo que hubiera pasado el domingo con el Firpo, al aire. Y la gente comenzó con que… ‘¿Firpo? Si nadie es seguidor de Firpo’. Cuando nos tocaba de visitante, éramos siete… contando al utilero y al gerente. Firpo no era nada en ese momento, era el equipo sube y baja.

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Pero el Firpo era un equipo perdedor. ¿Por qué seguirlo?
Pero era el equipo que a mí sentimentalmente me estaba llamando, porque lo vi salvarse. Ahí por 1982, estaban Ramón Aparicio y Gustavo Torres Serna de directivos de Firpo, y por andarlo siguiendo en todos lados, y de escucharme en radio y ver que salía en la tele, deciden nombrarme hijo dilecto de Usulután. Y darme un diploma como socio honorario de Luis Ángel Firpo. Hicieron un acto en la alcaldía, me sentía muy honrado. Y terminé sacando cédula usuluteca cuando me nacionalicé salvadoreño, para que tengas una idea. Es que había pasado más horas dentro de ese estadio que en cualquier otra parte del país, así que lo puse como mi domicilio (risas).

¿Ahí aparece el Daniel Rucks directivo?
Sí. Poco después, Torres Serna me invita a sumarme a la directiva, en 1982… para terminar descendiendo en 1983. Yo me tragué ese descenso. Organicé la colecta para comprar la categoría del Agave, en San Salvador. Y ocupaba el medio radio, la gente llegaba y colaboraba. Nos pedían un millón de colones en esa época, pero al final, lo que recolectamos, que eran unos 400 mil y poco colones, la gente de Agave lo aceptó, porque no tenían intención de seguir en Primera. Era un equipo de los colonos de la Hacienda El Platanar, y así lo querían mantener. Así que nos lo vendieron. Entre los directivos (de Firpo) de esa época, ya estaba un señor llamado Sergio Torres. Pero era Torres Serna el presidente. Yo me incorporo y se suma más gente.

Daniel (arriba, tercero desde la izquierda) comparte con dirigentes y futbolistas del Firpo campeón de 1991. / Foto EDH cortesía

Con Sergio Torres llega la época ganadora del equipo.
Se comienzan a dar los campeonatos, ya llega más emoción. En 1985, se extendió la cuadrangular final a pentagonal de improviso, porque vieron que FAS se quedaba fuera, lo que era trágico para recaudaciones, con la sorpresa de que fue Firpo el que se metió en el quinto lugar y FAS no. Clasificamos a nuestra primera fase final. De ahí vendría el progreso, hasta que en 1986 nos saca de la cuadrangular Alianza, en un partido extra. Fue emotivo, ya la gente de Firpo crecía. Es más, la última vez que realmente lloré fue ese día, cuando perdimos el partido de desempate con el Alianza, casi en el último minuto en el Flor Blanca; el Cusca estaba afectado por el terremoto del 86. Luego, con don Sergio en la conducción, se comienza a gestar lo que sería el Firpo de los 90s, que en realidad se comienza a gestar en el Firpo del 87, cuando comenzamos a meternos en cuadrangulares.

¿Y cuál era tu función como directivo firpense?
Fui de todo, desde tercer vocal hasta vicepresidente. En una época de muy buen manejo dirigencial. Porque, contrario a lo que la gente piensa, no es que don Sergio se bolseara y se hacía todo. Nos ponía una cuota a cada uno, según nuestras posibilidades. Yo empezaba en TV, iniciaba Domingo para To2, estaba en radio, y él me ponía una cuota según lo que yo ganaba. Un día, sacando las cuentas, fueron, traducidos de colones a dólares… en 13 años… fueron 75 mil dólares. Claro, era soltero y podía hacerlo. Se va dando el vínculo institucional, desde entonces y para siempre. Yo pude disfrutar de los logros de Firpo, de todos sus campeonatos.

En 1992 se da el famoso juego contra Juventus en Estados Unidos. ¿Cómo lo viviste?
Yo fui jefe de delegación en ese viaje. Lo era muy seguido en Estados Unidos, entre otras cosas porque era el único que hablaba inglés. Estuve presente. Hay gente que cree que el partido nunca se jugó, que cómo le pudimos ganar a la Juventus, y que quizá era el equipo B de la Juventus. ¡No! Era la Juventus finalizando su gira por los Estados Unidos, y Firpo comenzándola. Los italianos estaban ‘hasta acá’ de estar jugando en Estados Unidos, y nosotros teníamos nuestro primer partido. Pero era la Juventus clase A. Fue una de esas tardes en las que al “Carlanga” (Rivera) no se le escapó nada, de esas tardes mágicas que todos los porteros tienen alguna vez en la vida.

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Ese Firpo es muy recordado por los jugadores de la época.
Eran las épocas en que Firpo no era un negocio, pero alcanzaba su punto de equilibrio, y daba cierta rentabilidad, que se daba en premios, al final, a los mismos jugadores. Firpo rompió brecha en ese sentido, después otros equipos se animaron a ir (a EE. UU.). Nosotros fuimos contratados por una empresa mexicana, les interesaba la cantidad de gente que se movía a ver a Firpo.
El epítome de esto fue jugar partidos de la Liga Mayor en Estados Unidos. Llevé una vez a Limeño y a Firpo, ya estaba arreglado con la liga. Lo jugamos en Houston, Washington y Nueva York, y sólo el de Nueva York era válido, era el de Primera. ¡En todas las ciudades dijimos que era el válido!

¡Jajajaja! ¿O sea que timaron a la gente?
No los timamos, porque en uno, en Houston, “Carlanga” salió de centrodelantero… la gente decía “bueno, no importa, ¡es Firpo y es Limeño!”, equipo que tiene cualquier cantidad de gente en la zona noreste de Estados Unidos.

Foto de 2013, cuando Firpo ganó su último título de campeón nacional. Un emocionado Daniel Rucks sostiene la copa en el Cuscatlán. / Foto EDH cortesía

¿Hasta cuándo llega tu etapa como directivo en Firpo?
Así seguí hasta 1996-97, que ya empieza a resquebrajarse la parte de La Tapachulteca de Don Sergio, todos los problemas que vinieron. Yo decidí hacerme a un lado, consideré que después de 13 años mi tiempo como directivo estaba hecho.

Después de todo ese recorrido y tu amor al equipo, como resumen… ¿Qué es Firpo para vos?
Te lo voy a definir en una frase: Yo quiero al Firpo un poquito menos que a mis hijos… y un poquito más que a mi mujer.