Pasaquina aprovechó la combinación de resultados de ayer entre los equipos de la media tabla y saltó al cuarto lugar de la tabla del torneo Apertura 2018, gracias a una victoria sufrida contra AD Chalatenango en la que prevaleció la potencia del cafetero Jeison Quiñones.
Una lluvia moderada sobre el final de la tarde dejó algunos charcos en la cancha del estadio Gregorio Martínez, cosa que dificultó en un primer momento el traslado de la pelota por parte de los volantes de cada equipo, principalmente de los chalatecos.
Por eso, las mejores chances para los morados llegaron por la vía aérea. Primero, al 24′, el juvenil Boris Morales probó la elasticidad del portero oriental Wilber Hernández con un disparo elevado desde fuera del área. Tras el córner, Aníbal Parada remató de cabeza y mandó a volar la pelota cerca del segundo palo, antes del rechace de la defensa.
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De igual manera, pasada la media hora, Chalate volvió a asustar con un remate de Rocca que se estrelló en el tubo y una serie de rebotes y remates que bloqueó la defensa pasaquinense con mucho apuro. El técnico Piazzi se tomaba la cabeza sin creerse la gran ocasión perdida.
Para más sufrimiento, solo cinco minutos iba a tardar Chalate en pagar caro esa acción, ya que el fronterizo Jeison Quiñones iba a ganarle una disputa de balón a Raúl González a la altura de la media e iba a arremeter en velocidad contra la defensa norteña. El colombiano dejó en el camino a dos zagueros locales y remató con violencia ante el arco de Henry Hernández para convertir el primero de la noche para Pasaquina.
Los chalatecos seguirían sufriendo hasta el cierre del primer tiempo con otra ocasión perdida de Rocca, esta vez tras un centro a la olla y no poder conectar de primera por resbalarse con el lodo de la cancha.
Desesperado, Chalate intentó acercarse con peligro al área de su rival, pero el nerviosismo le provocaba demasiada imprecisión y falta de picardía para encontrar variantes en ofensiva. Peor aún, cuando perdía la pelota era Pasaquina el que se veía con toque más depurado para la salida y encontrar espacios para explotar en velocidad.
Cuando más cerca estaban los norteños del empate, más se cerraban las filas del equipo de Eraldo Correia. Solo Henry Alvarenga logró esforzar a Wilber Hernández bajo su portería con un pelotazo a ras de piso.
Por más que Chalate trató de abrir la cancha o de arrinconar a su rival, no podía dar con la jugada elaborada o el chispazo de talento que le permitiera dar con el gol. Su cruz fue esa corrida de Quiñones que lo terminó arrastrando a una nueva derrota en casa.