Clayvin Zúniga y su triplete quemaron al Jocoro

Una lluvia fuerte, muchos goles y bastantes emociones… De esta forma se puede resumir el partido en Jocoro, donde Limeño se quedó con los tres puntos, al ganar (3-4)

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Jhonny Ríos (derecha) celebra con sus compañeros, uno de los goles anotados por Limeño ante Jocoro en el Complejo Deportivo Tierra de Fuego / Foto Por EDH - Franklin Ponce

Por Franklin Ponce

2018-09-15 6:26:16

El Tierra de Fuego se tiñó de amarillo y azul, siendo los colores que identifican a los dos equipos. Aunque en la cancha, los jocoreños usaron su uniforme principal, por ser local. Los cucheros, con la segunda equipación, salieron de blanco y azul. El juego terminó en victoria por 4-3 para los limeños.

Estadio lleno, para un duelo entre morazanicos y unionenses, que levantó mucho morbo, por la cercanía entre las dos ciudades de procedencia. Temprano, el partido comenzó con el duelo de las barras, mostrándose creativos para apoyar a sus respectivos equipos.

Con el pitazo del árbitro Jaime Herrera, los jocoreños tomaron la iniciativa, con tres aproximaciones, con los que algunos gritaron gol, con dos cabezazos de Reinaldo Aparicio, que se fueron desviados, y un tiro de Roberto González, que exigió al portero Carabantes.

Con un sistema 4-4-2, Jocoro mantenía en su sector a Limeño, que con el mismo planteamiento, le costó acomodarse a la cancha. Pero para los santarroseños, la paciencia fue una virtud. No se desesperaron, a pesar de tener a los locales encima.

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Llegaron una vez, a los siete minutos y no aprovecharon, ante la falta de comunicación entre Clayvin Zúniga y Erick Rivera, quienes no se hablaron para tirar frente a la meta y terminar sacando un tiro desviado.

Esto se convirtió en un aviso, porque en la llegada siguiente, tras un tiro libre por la derecha, el colombiano Jhonny Ríos marcó el primero, de cabeza (11’).

Fue difícil de creer para los locales, por la manera que habían iniciado el encuentro. Nelson Ancheta, técnico del Jocoro, llamó la atención de sus jugadores, haciéndoles ver lo caro que estaban pagando la falta de definición que tienen desde hace varias jornadas y que otra vez los estaba complicando.

No hubo variantes en la forma de juego, pero el partido se emparejó en la dinámica y se volvió de ida y vuelta con las llegadas, pero sin claridad frente a las porterias.

Jocoro se alegró cuando creyó haber encontrado el empate, con un tiro que venció a Carabantes, de Edgar Cruz. Pero este estaba en posición adelantada y la anotación fue anulada (24’).

Fredrick Ogangan de Jocoro, controla el balón en una jugada ante Municipal Limeño ante Jocoro en el Complejo Deportivo Tierra de Fuego. Foto EDH – Franklin Ponce.

Chaparrón

El segundo tiempo estuvo bastante cargado. El cielo poco a poco se fue oscureciendo, Jocoro intentó reaccionar en busca del empate, pero Zúniga dio brillo al Limeño, para terminar logrando los tres puntos.

Primero, el uruguayo Cristian Maciel logró el uno por uno, al rematar una pelota que había quedado suelta en el área, tras un tiro de esquina (52’). Había motivación en el equipo local, pero quizás un exceso de confianza, porque se descuidaron atrás, donde Claivyn Zúniga marcó el primero de su cuenta y el segundo para los cucheros, con un tiro cruzado desde fuera del área (60’).

Dos minutos después, Edgar Cruz mantuvo viva las esperanzas jocoreñas, al cerrar de cabeza, un centro por la izquierda (62’). Pero Zúniga, los volvió a bajar de las nubes, con otro tiro desde fuera del área, pero ahora de pierna izquierda (68’).

Limeño sufrió la expulsión de Erick Rivera, por un supuesto codazo sobre jugador jocoreño (77’), pero a pesar del hombre menos. Las revoluciones no bajaron y Zúniga cerró su gran tarde, con cuarto gol cuchero, de “taquito”, al encontrarse con un balón suelto en el área (78’).

Con lo último, Jocoro trató de salvar el partido. Pero también resintieron una expulsión, al ver roja directa Roberto González, por un golpe sobre el portero Carabantes. El ánimo les alcanzó para descontar (92’), con un remate de Nelson Alvarenga. Pero la victoria ya estaba asegurada por los santarroseños, que regresaron haciendo fiesta hacia Santa Rosa de Lima, que está a pocos kilómetros del Tierra de Fuego.