25 preguntas a “Pipo” Rodríguez: “Mágico era un genio, pero Pájaro Huezo era más completo”
Mauricio Rodríguez, conocido como “Pipo”, es una leyenda del fútbol salvadoreño, tanto de jugador como de entrenador. Anotó uno de los goles más importantes en nuestra historia.
Mauricio Alonso Rodríguez (San Salvador, 1945), “Pipo”, es uno de los futbolistas más importantes en la historia de El Salvador. Participó en los Juegos Olímpicos de México 68, en el Mundial de Fútbol de México 70 y fue parte del cuerpo técnico de la selección que participó en el Mundial de España 82. Ingeniero civil de profesión, nos cuenta detalles inéditos de su vida y cómo dejó una huella imborrable en la historia de nuestro fútbol.
1. ¿Cómo fueron sus inicios en el fútbol?
Mis inicios fueron jugando en el colegio Externado San José con mis compañeros, habían tres canchas y nos quedábamos jugando hasta que ya no había sol. Fui parte del equipo del colegio por 3 o 4 años y jugué en el equipo juvenil del Sport Boys de Mejicanos. Después me vio jugar uno de los entrenadores que tenía la preselección juvenil y me pidieron que llegara a entrenar, de 40 quedamos 22 en la selección para ir a Panamá. El entrenador de la selección, Conrado Miranda, también era entrenador del equipo de primera división, el Atlante, y me llevó a ese equipo con otros cuatro jugadores que él pensaba tenían futuro en el fútbol. De 16 años ya estaba jugando en primera división y de 17 años formé parte de la primera selección absoluta de El Salvador, jugué en el primer torneo llamado NORCECA en 1963, participé en todos los partidos excepto uno.
2. ¿Cómo fue su pase de FAS a la UES?
Después de jugar en la selección me contrataron de FAS. Yo ya estaba estudiando en la facultad de ingeniería en la universidad, no tenía vehículo y se me hacía muy difícil entrenar al mediodía en Santa Ana y agarrar un bus y llegar a tiempo a estudiar. Tuve presión de mi familia, mis papás me dijeron que tenía que dejar de jugar para concentrarme en mis estudios y casi dejo de jugar. El equipo de la UES subió a Primera y me pidieron que jugara con ellos y el FAS me dejó venir y además regalaron mi pase, así pude seguir con mi carrera de futbolista. Con la UES jugué desde 1963 hasta 1972. A los 20 años salí campeón goleador en el primer torneo a cuatro vueltas aquí en El Salvador, quedé empatado con el panameño “Cascarita” Tapia.
3. ¿Cómo se sintió al debutar en la selección solamente con 17 años?
Puro pollo comprado (risas), cuando empecé a jugar en la selección tuve bastantes compañeros que los conocí ahí, pero que ya los había visto mencionar en el diario. Una vez en un entrenamiento estaba haciendo unos tiros libres y todos habían sido goles y Conrado Mirada me dijo: sabe que el portero al que le está haciendo todos esos goles es Carlos “Ranchero” Miranda. Y yo me puse nervioso, porque lo admiraba mucho; después de eso ya no le pudo hacer más goles y le tiraba todas las pelotas a las manos por los nervios.
4. ¿Quiénes fueron sus ídolos del fútbol cuando usted iba comenzando a jugar?
Mis ídolos eran jugadores un poco mayores que yo, que estaban en el equipo del colegio. Yo me quedaba a ver los entrenos del colegio por ver a un jugador llamado Orlando López Peña, él era un jugador que me llamaba la atención cómo jugaba, era muy bueno. Después por circunstancias de la vida jugamos juntos en la UES cuando el equipo subió a Primera División y yo llegué al equipo.
5. ¿Cómo fue el ambiente en el estadio Azteca en el partido contra Honduras para clasificar al mundial del 70?
El ambiente estaba muy pesado porque ya habían roces serios, sociales y políticos entre salvadoreños y hondureños. Allá nos llegaban las noticias, se nos echó una responsabilidad más, además de la responsabilidad de ganar para clasificar teníamos la responsabilidad nacional. No podíamos perder.