“El cáncer no puede detener mis sueños”

Francisco Sánchez sufrió cáncer sin tener antecedentes en su familia. Sin embargo, casi dos años después, él puede dar testimonio de supervivencia.

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elsalvador.com

Por Alejandro Pacas

2018-02-03 4:18:59

Francisco Sánchez, es un joven de 19 años que sueña con convertirse en chef. Hace poco menos de dos años ese sueño estuvo a punto de sufrir un revés: a Francisco le detectaron cáncer germinal (testículos).

A inicios del año 2016, este joven universitario comenzó a sentir una serie de dolores en el área de la espalda, los testículos y el abdomen, pero como no eran continuos, creyó que se trataba de algo pasajero.

Así pasaron cerca de 10 meses, pero además del dolor, notó que su testículo izquierdo aumentó de tamaño. Eso ya no era normal, así que comenzó a investigar por su cuenta.

Francisco aseguró que fue un domingo por la tarde cuando “agarró valor” y le contó a su padre lo que pasaba “la preocupación me motivó a contarle a mi papá”, dice.

Al escuchar la noticia, el padre (que también se llama Francisco) hizo todo lo necesario para tratar correcta y oportunamente el problema que atravesaba su hijo. Después de varias consultas, le indicaron que había que operarlo para quitarle el tumor y determinar de qué se trataba en realidad.

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El procedimiento de Francisco se realizó el 24 de noviembre de 2016, el mismo día que en El Salvador un sismo de gran magnitud sacudía el territorio en horas del mediodía. Sin embargo, para el padre de Francisco, lo que menos importaba en ese momento era el movimiento.

“Terminó la operación cuando hubo un terremoto de 7.2 (grados Richter) al mediodía. Ni eso me asustó por primera vez; yo estaba más enfocado y mi preocupación más grande en ese momento era mi hijo”, admitió el progenitor.

El tumor “era muy grande”, reconocieron ambos. De hecho tenía el tamaño de una bola de béisbol.

Cuando se hicieron las pruebas, otro terremoto sacudió la cabeza del padre de Francisco. Su hijo, con el que sostenía una confianza admirable, sufría “un cáncer agresivo”.

“Uno nunca quisiera escuchar que tiene un tumor y menos cáncer. Ese día sentí el peor terremoto de mi vida porque fue una noticia devastadora”, agregó el padre.

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Tratamiento

Una vez fue detectado el cáncer, el oncólogo ordenó que se debía tratar por medio de quimioterapias.

El primer día de tratamiento, padre e hijo se cortaron el cabello como gesto de lucha y solidaridad ante el cáncer.

Francisco confesó que los días cuando le aplicaban las quimioterapias, los sentía más extensos que los demás y llegó a sentirse débil. Pero gracias al apoyo de sus padres siguió adelante, y con el sueño de convertirse en cocinero profesional.

“Nunca dejé que me amedrentara la enfermedad aunque fue difícil aceptarla, nunca redujo mi fe, lo tomé como tropiezo, pero no como caída. Sabía que Dios haría el milagro dentro de mi cuerpo”, sostuvo el joven.

Cuatro meses después de tratamientos de quimioterapia y “una buena actitud” frente al cáncer, permitieron que Francisco ahora sea un testimonio de sobrevivencia a este padecimiento.

“Me siento bien como que si nunca hubiera tenido cáncer”, dijo con satisfacción Francisco.

Finalmente, padre e hijo coinciden en que lo más importante es la detección temprana.

“Hay que hacer a un lado el miedo y tener confianza con los padres para que sea tratado con más anticipación”, concluyeron.