¿Qué le pasó a tus hijos hoy?

Una comunicación eficaz es la base de una buena crianza, pero la gran parte del tiempo, el trabajo y la lista interminable de responsabilidades hacen que nos olvidemos de algo fundamental

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elsalvador.com

Por Carmen Birriel

2016-05-13 6:00:00

Recuerdo aquel día que llegué lloriqueando a mi casa porque un compañerito de clase me había empujado en la fila del comedor escolar, provocando que me cayera al piso. Pero no estaba sentida por haber visto a algunos niños de segundo grado reírse de mi caída, ni tampoco por la bandeja con arroz, leche y puré de manzanas que había caído sobre mi uniforme… “Lloraba a pulmón” porque con el empujón, aquel niño cruel me dijo: “Acaba y muévete, ballena gorda”.

Esa y otras ocasiones en que se mofaban de mí por ser rellenita y tener cachetes sabrosos –como los de Kiko– pudieron haber hecho un gran daño en mi desarrollo y autoestima, pero gracias a la buena comunicación con mi madre, ella pudo identificar mis problemas y ayudarme a superar aquel acoso, que en estos tiempos se conoce como “bullying”.

Y todos sabemos que una comunicación eficaz es la base de una buena crianza; pero la gran parte del tiempo, el trabajo y la lista interminable de responsabilidades diarias hacen que nos olvidemos de algo fundamental para el desarrollo de nuestros hijos. Te invito a tomar conciencia de tus conversaciones familiares y a que te enfoques en escuchar mejor y descubrir qué está pasando en el mundo de ellos.

¿Cómo mejorar la comunicación con tus hijos?

1. Aprende a preguntar específico. Si todos los días le dices: “¿Cómo te fue hoy en la escuela?”, lo más probable es que te conteste “Bien”,  “Mal” o “Como siempre”. Y ese será  el fin de la conversación, sin enterarte de lo que realmente le pasó en las últimas ocho o 10 horas. La mejor manera de establecer conversaciones es haciendo preguntas específicas, como “¿Qué almorzaste hoy?”, “¿Algún niño se portó mal hoy?”, “¿Alguien te hizo sentir mal?”, “¿Quién te ayudó hoy y a quién ayudaste?”, “¿Con quiénes jugaste?”, “¿Algún niño te empujó o te gritó?”, ¿Qué cosas nuevas aprendiste?”, ¿Hiciste algo bueno por alguien hoy?” (como abrir la puerta ó compartir tus lápices), “¿De quién te gustaría ser amigo en la escuela y por qué?”, “¿Cuál fue la parte más divertida (o aburrida) de tu día?”.

2. Préstale más atención a tu hijo. Las mujeres podemos hacer un sinfín de cosas a la vez. Cuando se trata de los hijos, somos capaces de supervisar la tarea escolar mientras preparamos la cena, chequeamos el correo del trabajo y hablamos por celular. Pero todo niño necesita un momento de atención. Aunque solo sea durante cinco o 10 minutos al día, siéntate con el niño, míralo a los ojos y escúchalo hablar.

3. Déjale saber qué te está pasando. Si el trabajo te tiene estresada o si estás triste por una situación personal, explícale brevemente a tu hijo que no puedes conversar en ese momento porque te ha pasado algo (sin muchos detalles). Si te quedas callada, lo ignoras y te ve preocupada o molesta, puedes confundirlo y hacerlo sentir mal.

4. No lo engañes. Así como te disgusta que te tomen de boba, evita hacerlo con tu hijo. No le des expectativas falsas. Por ejemplo, no le digas que lo llevarás a comer helado cuando sabes que no tendrás tiempo. Cada vez que lo engañas afectas su confianza en ti. Y asegúrate de que tu mensaje hacia él o ella siempre sea muy claro.

5. Sé leal y sincera. Cuando tus hijos te digan “un secreto”, manténlo así, pidiéndole a tu esposo que guarde discreción. Cada vez que reveles las confidencias de tus hijos, ellos se sentirán traicionados, lo cual disminuirá la confianza y la comunicación entre ustedes.