Conoce cómo funciona la dieta exprés

No hay alimentos buenos o malos, solo dietas mal balanceadas

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elsalvador.com

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2016-05-12 5:00:00

Tras las celebraciones de fechas importantes son muchos los que han sumado kilos a su peso corporal e inician en este mes con una dieta. Sin embargo, perder peso de forma eficaz y mantenerlo en el tiempo no es algo que se puede lograr en un abrir y cerrar de ojos.

De acuerdo con Maritza Landaeta Jiménez, doctora venezolana y máster en planificación alimentaria nutricional, para perder peso lo primero que hay que hacer es modificar los hábitos de alimentación y actividad física.

Según la doctora Landaeta, los cambios conseguidos con dietas extremas y rápidas no se sostienen por largo tiempo porque la persona no incorpora hábitos de alimentación adecuados, sino cambios transitorios para lograr bajar de peso rápidamente.

Por eso, antes de lanzarse de lleno con una dieta restrictiva es fundamental visitar al médico o nutricionista para que le ayude a elaborar un plan de alimentación que se adapte a sus necesidades individuales.

De acuerdo con la especialista, las dietas que proponen perder peso de manera rápida no son seguras, primero porque no cumplen con los requerimientos nutricionales y segundo porque le hacen daño al organismo.

Al hacer estas dietas se baja de peso velozmente debido a la pérdida de agua corporal (producen deshidratación brusca) y el cuerpo, al no tener suficiente energía para trabajar, comienza a utilizar el músculo.

Su principal problema es que favorecen una recuperación muy rápida del peso perdido conocido como efecto “rebote”.

Según la doctora Landaeta, nuestro organismo no sabe que estamos haciendo dieta, simplemente está sufriendo una situación restrictiva y busca optimizar sus funciones en pro de la supervivencia, lo que logra a través de ajustes metabólicos y hormonales. Una alimentación restrictiva es calificada como una agresión al organismo, pues este debe cambiar su forma de trabajar para poder enfrentar los cambios.

Ante la falta de energía el organismo reacciona compensando con un aumento de la energía de las proteínas del cuerpo, es decir consume o gasta músculo y posteriormente almacena la energía en forma de grasas, haciendo más “eficiente” el uso de la energía.

Al finalizar la dieta restrictiva se tiene menos músculo para trabajar y un metabolismo lento, lo que permite ahorrar fácilmente la energía en forma de grasa.

Además las dietas que restringen algún grupo de alimento, generalmente las bajas en carbohidratos, proteínas o grasas, tienen como consecuencia un déficit en el consumo de vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales.

Algunos ejemplos de dieta restrictivas no recomendada son las “dietas cetogénicas”: pocos carbohidratos y muchas proteínas y grasas. Comprometen el sustrato energético del cerebro, provocando serios trastornos renales y hepáticos que lesionan la salud.

Otro tipo es la “dieta líquida”: limita el aporte calórico, vitaminas, minerales y fibra.

Dietas que excluyen algún nutriente: generan desequilibrios hormonales y metabólicos.

Además las dietas de alimentos específicos como el pepino o atún restringen el consumo de otros nutrientes presentes en los grupos de alimentos energéticos y provocan alteraciones en el metabolismo.

Un buen plan nutricional tiene que incluir todos los grupos de alimentos distribuidos en forma equilibrada (50-60 % carbohidratos, 15-20 % proteínas y 25-30 % grasas).

No hay alimentos buenos o malos, solo dietas mal balanceadas.

Cada uno de los alimentos que integran los diferentes grupos tiene una composición química y funcionan como un vehículo de nutrientes. Por esta razón es de suma importancia que todos estén presentes en la alimentación diaria. —EDH