Qué miedo! Exclamó una amiga al escuchar de su psicólogo lo que no quería saber: “debe terminar la relación con su esposo”. Después de dos décadas de una relación complicada, llena de desconfianza, humillaciones y violencia psicológica decidió consultar a un profesional que le ayudara a entender lo que ella no podía ver por sí sola, su relación no marchaba bien.
Desde el principio ¡nunca funcionó! De joven, pensó haberse enamorado de un hombre que ella misma idealizó de una manera tal, que fue incapaz de darse cuenta quién era ese individuo en realidad, minimizando o ignorando sus defectos.
A lo largo de su vida matrimonial, ella solo se había interesado en complacerle, por lo que su propia persona e hijos habían quedado en segundo plano. Ahora que sabe lo que debe hacer tiene miedo a dejarlo y no poder salir adelante, al “qué dirán” de su familia y amigos, a la dependencia emocional y al sentirse fracasada… sola.
Sin embargo, este último factor puede ser positivo. “Para muchas personas puede ser la oportunidad de aprender a estar solos. Hay que interiorizar que estar soltero no debe ser sinónimo de estar solo”, asegura la psicoanalista Helena Trujillo de la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero. ¿Cómo puedes contrarrestar estos temores para que te ayuden a decidirte?
Date la oportunidad de conocerte.
Como ya leíste en líneas anteriores, la soledad no es tan mala como la gente piensa y sí puede ser una perfecta aliada para conocerte a ti misma.
Recuerda que si no sabes cómo eres tú, difícilmente vas saber lo que en realidad quieres para ti. Esto también puede ayudarte a amarte y respetarte como lo deseas realmente; si lo logras te aseguro que no volverás a aceptar que nadie te quiera hacer menos, pero es necesario que empieces con tu propia persona.
Que no te importe lo que diga la gente
Una de las principales causas que te pueden detener para dar el paso que necesitas para terminar una relación dañina es tu preocupación por lo que puede pensar la gente, sin embargo, esto debe quedar en último plano porque no importa si le das el gusto a alguien o no, cuando está de por medio tu felicidad y la de tus hijos.
Solo piensa que aunque puedas fingir que son una familia “feliz”, tus niños saben que no es así y les afecta.
Tu principal fuerza debe de ser tus hijos
Por un minuto piensa si te gustaría que vivieran una vida igual a la tuya o la de tu pareja. La mayoría de los niños tienden a repetir el comportamiento del padre o la madre, así que si tú eres una persona sumisa, insegura y miedosa, ten por seguro que alguno de tus pequeños va a repetir ese mismo patrón o el de tu pareja.
Vas a ser que piensen que esa forma de “vida” es la que se deben llevar, o se tiene que resignar a llevar, porque no conocen el concepto de otra cosa y a la final no van a ser felices.
Apoyo psicológico a tiempo
Si de alguna forma sospechas o te das cuenta que tu relación no es lo que esperabas o deseabas, es necesario a que acudas con un experto en la materia antes de que se complique, como apunta la terapeuta de pareja Axantra Coca “muchos acuden cuando llevan años en crisis.
Y si una pareja está enquistada en una crisis, puede ser muy difícil salir de ella”. Es común que muchas parejas no puedan estar juntas, después de haber intentado una y otra vez llevarse bien cuando está tu bienestar físico y mental de por medio (o el de tus hijos), lo más sano para todos es vivir en armonía aun cuando no sea en una misma casa. Piensa qué es mejor si vivir feliz o sobrevivir.