Los narcisistas, esclavos de likes

La perenne necesidad de una persona de ser vista y admirada a través de sus redes sociales, marca la ruta hacia el narcisismo, un trastorno de la personalidad que afecta la salud mental y física de quien la padece, e incluso llevarla a la muerte.

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elsalvador.com

Por Diana Orantes

2016-11-28 5:52:00

A través de las redes sociales, muchas personas suelen esconder sus cualidades negativas y enfocarse en construir una autoimagen de perfección. 

Nada de eso tiene algo de malo, hasta que se sobrepasan ciertos límites, que pueden convertir a una persona en un narcisista de primera.

La afición por ganar seguidores o “me gusta”, sufrir por el deseo de ser visto a toda hora, creer que los demás le envidian, sentirse protagonista, vivir con la necesidad enfermiza de mostrar una imagen de grandeza y cada logro personal o profesional en Instagram, Snapchat, Twitter, Facebook y otras plataformas, son cualidades que identifican a un verdadero narcisista.


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Pero tras la apariencia de un individuo que se considera perfecto, se esconden sentimientos negativos como la angustia de no poder enfrentarse a una realidad interna, frustración, escasa conciencia de sus sentimientos íntimos y crisis de identidad.

Andrés Calvo, director de la clínica de psicoterapia y personalidad Persum, explicó que el comportamiento del narcisista es un problema patológico, enmarcado por la necesidad de una continua admiración por parte de los demás. 

“La falta de autocrítica respecto a las conductas que puedan hacerse mal o el cometer actos impulsivos, pueden someter al individuo a situaciones de riesgo”, explicó.

Lo cierto es que los narcisistas están muy expuestos al peligro en casi todos los sentidos, por un lado su salud mental y física y por el otro, estas personas no prevén que pueden arriesgar la vida al tratar de fotografiarse en posiciones o lugares extremos, solo para ganarse la atención de sus “amigos”.

El insomnio tecnológico

Es un hecho que revisar con demasiada frecuencia tus redes antes de dormir o inmediatamente al despertar, puede convertirse en algo adictivo.

De acuerdo con un estudio realizado por la revista Preventive Medicine, puede haber más riesgos de sufrir trastornos del sueño en personas que se dedican a revisar sus cuentas de Instagram, Facebook o Twitter, antes de irse a dormir, que aquellos que no lo hacen.


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Al respecto, Jesús Escribá, especialista en medicina neurofisiológica, advirtió la aparición de un nuevo trastorno del sueño: el insomnio tecnológico, el cual está acompañado por el efecto de la luminiscencia de la pantalla de la computadora, teléfono o tablet, que afecta la vista y puede provocar inflamación de la retina.

La falta de sueño, también acarrea un despunte en el uso de fármacos para dormir, generando así una adicción extra.

Escribá explicó que además puede desarrollarse tensión, ansiedad, estrés y otras enfermedades mentales.

Cuatro tipo de narcicistas 

Los que no tienen escrúpulos se diferencian de otros, porque son individuos con pocas prohibiciones morales, que pueden ser despiadados, crueles y explotadores.

El narcisista compensador es aquella persona que ha desarrollado una ilusión de superioridad para ocultar el profundo sentimiento de deficiencia. Suelen ser muy sensibles, cuando otros opinan sobre ellos de forma negativa y cuando son desaprobados.

Los apasionados son personas que se expresan con exageración y afectación, hedonistas sexuales, seductores y tratan a los demás como objetos para satisfacer sus propios deseos.

El narcisista elitista cree que pertenece a una raza superior y le interesa ser admirado y reconocido, porque tiene miedo de asumir su mediocridad.

El peligro de la adicción a las selfies

En Internet, circulan muchos titulares fatalistas sobre noticias de personas que murieron en un intento por tomarse la mejor selfie, para compartirla en sus redes sociales. Aunque parezca increíble, en el 2014,49 personas perdieron la vida por esta causa, según el portal analítico Priceonimics. Se cree que la cifra podría ser mayor sin contar las denuncias. La edad promedio de las víctimas fue de 21 años, curiosamente, el 75 % de ellas eran hombres. Las causas más comunes fueron ahogamientos y caídas desde grandes alturas.?