Protege tu piel de los rayos solares

Todo lo que tienes que saber antes de ir a la playa o exponerte al sol cuando practicas deportes al aire libre

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elsalvador.com

Por Andrea Warschun, revista Fit & Healthy

2016-03-19 7:00:00

Afortunadamente contamos con una extensa oferta de filtros solares los cuales nos permiten disfrutar de la vida al aire con total seguridad si sabemos cuáles elegir y cómo aplicarlos. 

Sin embargo, es necesario conocer los efectos nocivos de la exposición al sol  para entender la importancia de protegernos adecuadamente, más aún para quienes viven en climas tropicales, expuestos a las radiaciones ultravioletas los 365 días del año o realizan actividades al aire libre. 

Daños producidos por sobreexposición al sol

– Eritema solar o quemadura solar
El eritema solar es un efecto inmediato, cuyo primer síntoma es el enrojecimiento de la piel, la cual se siente anormalmente caliente luego de la exposición al sol. Suele acompañarse de fiebre y dolor, y causar la formación de ampollas llenas de líquido.

– Alteraciones del colágeno y la elastina
Al penetrar las capaz profundas de la piel, las radiaciones ultravioletas atacan los fibroblastos, los responsables de la producción de colágeno y elastina, las cuales dan elasticidad a nuestra piel. A consecuencia de ello, nuestra piel se arrugará precozmente.

– Piel seca
La piel de aquellas personas que se han expuesto al sol se verá seca y escamosa. También puede venir acompañada de picazón.

– Queratosis actínica
Cuanto más clara la piel, más propensa a desarrollar queratosis actínica. Se presenta como un pequeño bulto escamoso, del tamaño de un grano y de superficie rugosa, áspera. Su aparición es una defensa de la propia piel, la cual se protege incrementando la producción de queranocitos. En muchos casos, las queratosis actínicias suelen convertirse en cáncer de piel. 

– Debilitamiento del sistema inmune
La absorción de radiación UV afecta el sistema inmunológico y disminuye la capacidad del organismo para defenderse de ciertas enfermedades. La exposición al sol aumenta el riesgo de infecciones producidas por virus, parásitos, hongos y bacterias. La erupción de herpes labial o herpes simple es muy frecuente tras la exposición al sol. 

– Fotodermatitis
Se trata de erupciones eccematosas localizadas, en áreas expuestas a la luz solar. Para que se produzca se requiere el contacto con alguna sustancia la cual con la luz solar se vuelve fotoalergénica. Estas sustancias pueden ser tanto cremas y otros productos cosméticos, como medicamentos de uso tópico o haber entrado en contacto con alguna planta. Estas fotodermatitis se llaman exógenas porque requieren el contacto con alguna sustancia. Existen también las fotodermatitis endógenas, llamadas alergias al sol. La fotodermatitis endógena es un fenómeno poco frecuente en el cual la exposición al sol produce un mal funcionamiento del sistema inmune, trastornos metabólicos y cambios en la piel. 

– Fotoenvejecimiento
Es un efecto secundario puramente estético, pero está ligado a un mayor riesgo de padecer lesiones pre-cancerígenas y cáncer de piel. El fotoenvejecimiento se trata del envejecimiento prematuro de la piel causado por los rayos UVA y UVB, que aceleran la aparición de arrugas, flacidez y manchas de la piel, principalmente en el rostro, cuello y manos. 

– Daños en los ojos
La exposición a las rayos ultravioletas sin gafas adecuadas puede perjudicar seriamente nuestra viste, incluso conducir a la ceguera. Entre las posibles patologías se hallan: cataratas, degeneración macular, oftalmia, etc. 

No hay duda que disfrutar de una caminata al sol, una tarde en la playa, realizar deportes al aire libre son actividades totalmente placenteras a las cuales no quisiéramos tener que renunciar. Si bien la exposición a los rayos ultravioletas pueden ser muy dañina para la salud y belleza, contamos con una amplísima variedad de protectores solares que prometen permitirnos disfrutar del Astro Rey con total seguridad. Sin embargo, no se trata de elegir cualquier protector, aplicarlo y salir a disfrutar del sol. Debemos saber qué protectores elegir y cómo aplicarlos. 

Lo fundamental es escoger un protector que nos proteja totalmente de los rayos ultravioleta.

¿Qué son los filtros solares y cómo nos protegen de los rayos ultravioleta?

Un filtro o protector solar puede ser cualquier loción, crema, gel o spray de uso típico que evita los daños debidos a la exposición al sol protegiéndonos de los rayos UVB y UVA. 

Existen dos tipos principales de filtros solares :  

Filtros físicos. Contienen sustancias minerales que refractan los rayos del sol impidiendo que penetren en la piel. Estos filtros no penetran la piel, raramente producen alergias. Se caracterizan por dejar una fina capa de color blanco sobre la piel. Los filtros físicos más utilizados son dióxido de titanio y óxido de zinc. 

Filtros químicos. Sus componentes absorben las radiaciones según su composición y las vuelven inofensivas. Estos filtros solares son los que dan lugar a los distintos FPS, o factores de protección solar. Son los más utilizados, dado que cosméticamente son más agradables, totalmente invisibles una vez absorbidos. 

Filtros orgánicos. Son los que actúan combinando los dos mecanismos de acción mencionados antes, absorbiendo y reflejando la radiación. 

En los tipos de radiaciones ultravioletas, podemos distinguir:

+ UVB – Son las responsables del bronceado de nuestra piel, y las causantes del eritema solar superficial.
+ UVA –  Estas alcanzan a niveles profundos de la dermis, son más dañinas que las UBV. Son las causantes del envejecimiento de la piel, las alergias y enfermedades pigmentarias como manchas y melasma. 
+ UVC – Son las más peligrosas, no alcanzan a la superficie de la Tierra al ser absorbidas por la capa de ozono. 

Es imprescindible escoger un filtro solar que nos proteja contra las radiaciones UVB y UVA.

Los 7 errores más comunes a la hora de exponernos al sol

1. Creer que debemos utilizarlos solamente en verano. Esto es erróneo, sin importar la época del año o la temperatura, los rayos del sol afectarán siempre nuestra piel.

2. No aplicarnos filtro solar en un día nublado. No sentirlos directamente no significa que los rayos solares no sigan afectando nuestra piel.

3. Creer que si nos aplicamos un filtro solar de muy alto FPS estaremos protegidos durante todo el día es uno de los errores más comunes. El producto nunca se aplica ni absorbe uniformemente y, además, tras un baño en el mar, piscina o por la simple transpiración, el mismo perderá su eficacia.

4. Aplicarnos el protector en el momento de exponernos al sol, sea cuando acabamos de llegar a la playa o cuando estamos saliendo de casa. Debemos aplicarlo 30 minutos antes, para dar tiempo a que sea absorbido por la piel y comience a actuar. 

5. Olvidar proteger nuestros labios con un bálsamo labial con protección solar. Aunque esta zona no tiene melanina y no se broncea, recibe los rayos UVA y UVB. Es una zona muy sensible, de piel muy delgada que se seca y agrieta muy fácilmente con el sol. 

6. No utilizar filtro solar cuando ya nos hemos bronceado. Tener un hermoso bronceado no implica que nuestra piel no siga expuesta a los efectos dañinos del sol. 

7. Reutilizar el filtro que nos ha quedado de la temporada pasada sin verificar su fecha de vencimiento. El tiempo transcurrido una vez abierto el envase y la exposición a diferentes condiciones ambientales afectan la estabilidad y eficacia del protector solar. 

El sol es vital para la vida, tiene efectos positivos sobre nuestra salud física y sobre nuestro estado anímico. A contrapartida, puede producirnos molestos daños inmediatos o  daños irreversibles a largo plazo. Pero no es necesario temerle, simplemente debemos estar informados y tomar las precauciones necesarias para seguir disfrutando sanamente del cálido Astro Rey.

Tomado de revista Fit & Healthy, febrero 2016