¿Es mala la soltería?

La soltería no es mala, siempre y cuando sea producto de una decisión personal y no coaccionada, afirma un especialista en psicología.

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por Alfredo García

2016-01-24 7:45:00

Hablar de soltería es sin duda un tema con mucha tela por cortar y muchas opiniones por escuchar. Aunque algunas mujeres sueñan desde pequeñas con una boda de cuento de fantasía, en la realidad las opciones para vivir las relaciones de pareja y estado civil son mucho más diversas. 

Por muchas generaciones, la tradición familiar ha inculcado principalmente a las mujeres que el matrimonio es una de las metas más importantes de la vida. 

Sin embargo, tener una pareja durante toda la vida o casarse no es una prioridad para otras personas por diversas razones. 

Mantener una relación sentimental es una responsabilidad que no debe tomarse a la ligera, ya que requiere cierto estado de madurez y autoconocimiento, afirma la psicología. 

Para el psicólogo Carlos Flores, de Grupo Cree, “la soltería no es mala, siempre y cuando, sea producto de una decisión personal y no coaccionada. Digo esto porque una persona puede estar soltera por no haber superado alguna relación traumática, y su soltería es el resultado de la incapacidad para superar ese problema y para establecer una nueva relación de pareja”. 

“En este caso, sin duda, el individuo tiene una carga emocional que lo hace sufrir o experimentar situaciones dolorosas y frustrantes. Cuando la persona está soltera porque así lo quiere, no le causará ninguna incomodidad, y por el contrario, se sentirá muy bien consigo misma”, agrega Flores.

¿Positivo o negativo?
Decidir no involucrarse en una relación sentimental en algunas etapas de la vida se debe a múltiples razones individuales, que conlleva aspectos que no necesariamente son negativos, a pesar de ser  mal visto socialmente.

“Si la soltería es producto de una decisión personal, los aspectos positivos de la misma, estarán vinculados a los objetivos por los cuales se elige la soltería. Si la persona decide estar soltera por motivos de educación, economía, viajes internacionales, posiciones laborales, etc., los aspectos positivos serán los logros que alcance según sus motivaciones personales”, describe el psicólogo.

En términos generales, la soltería puede permitirle a una mujer u hombre mayor autonomía en cuanto a la administración de su tiempo, mejor manejo de sus  finanzas, mayor posibilidad para la toma de decisiones en su vida personal y mejor concentración para alcanzar sus objetivos. 
Como aspectos menos ventajosos, podrían considerarse aquellos que provienen de la condición misma de no vivir en pareja. 

“La relación de pareja tiene elementos fundamentales que la hacen exclusivamente especial. Así por ejemplo, el individuo que vive en pareja, cuenta con otra persona con quien comparte su historia de vida y en esa interacción mutua, se dividen el peso de las dificultades cotidianas”, destaca el especialista en salud mental.

Según la psicología, la soltería incluso es recomendable en escenarios como los siguientes: Es sin duda necesaria, cuando no se ha alcanzado un nivel óptimo de madurez emocional e independencia socio-económica. Estas condiciones por lo general son comunes en la adolescencia y juventud. 

En nuestra cultura, por lo general, tanto en la adolescencia como en la juventud, se convive bajo los cuidados y la absoluta dependencia socio-económica de los progenitores. Durante estas etapas sin duda es conveniente estar soltero, ya que las relaciones de pareja, por lo general requieren una inversión adicional, para poder sostener una dinámica de interacción compartida.

Es recomendable también la soltería cuando algunos objetivos personales del proyecto de vida individual aún están en ejecución. 
Por ejemplo, si la persona está estudiando a pesar de ya haberse graduado o si aún no tiene trabajo. 

A pesar de ello, es posible que la persona pueda tener una relación mientras se encuentra en estas condiciones, pero no activar todas las condiciones propias de la convivencia de pareja, es decir, tener novia o novio, pero no vivir juntos. “Una relación de ese tipo no representará los compromisos y responsabilidades que se activan al convivir dentro de un mismo hogar”, concluye el psicólogo de Grupo Cree.