El Cipitío regresará a la pantalla en caricatura

Rolando Meléndez está buscando patrocinio para dejar un nuevo legado a las futuras generaciones, a través de un proyecto que busca dar continuidad al personaje por medio de caricaturas

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elsalvador.com

Por Evelyn Machuca

2015-12-09 12:00:00

Rolando Meléndez, mejor conocido como “el Cipitío”, tiene un nuevo proyecto en mente: que el famoso personaje llegue a las nuevas generaciones en versión animada.

A sus 63 años, después de más de dos décadas interpretando al querido personaje de la mitología cuscatleca y luego de un infarto que lo mantuvo varios días hospitalizado, Meléndez reconoce que ya no tiene la misma fuerza que antes para hacer valer la sugerencia de que el Cipitío debe “recargarse”, tener más destreza, más movimientos, ser más dinámico.

Por ello, con la colaboración de los artistas salvadoreños Simón Varela —reconocido por recrear mundos de fantasía para la industria cinematográfica— y Ricardo Barahona —reconocido por haberse adjudicado el galardón centroamericano  Ícaro, por una de las animaciones de los libros de Cuentos de Cipotes, de Salarrué—, se ha dado a la tarea de armar el proyecto “El Cipitío Animado”.

En esta entrevista, habla no solo acerca de este proyecto, sino también del último nuevo capítulo que está grabando del programa “Las Aventuras de El Cipitío”, transmitido por Canal 10; de cómo llegó a Canal 10; de cómo se convirtió en El Cipitío; de cuando quiso dejar de ser El Cipitío; de su reciente creación, la orquesta “Cipi Band”; de la trágica pérdida de un ser querido; y de cómo es su vida tras su jubilación.

Y hace un llamado a las autoridades a revivir la academia en Artes Escénicas en los programas de bachillerato. A su juicio, una apuesta del Gobierno en la música, el teatro y las artes plásticas fomentadas en las instituciones educativas del sistema público y privado, desde la adolescencia, detendrían la violencia en las futuras generaciones.

¿De qué se trata “El Cipitío Animado”?
Yo visité a un personero del Gobierno para pedirle apoyo para poder producir el programa con mejores bríos aquí en el canal y él me dijo: ‘Mire, el Cipitío hay que ponerlo con mayor energía, hay que adaptarlo a la nueva realidad, tiene que ser más dinámico, más hiperactivo’. Y esa idea me empezó a gustar, darle más movimiento. Y de allí nació la cuestión de que hay que hacerlo animado. Y también pensando en la cuestión de que yo también ya estoy entrándome en años y va a llegar un momento en el que hacer un personaje para niños ya no me va a lucir a mí. Hablamos de que siempre hay que conservar el estilo educativo del programa.

Ya no lo interpretaría usted… sería una caricatura, pero usted seguiría escribiendo los guiones, las hitorias…
Exacto. Empezamos a redactar el proyecto este año y para ello llamamos a Simón Varela y a Ricardo Barahona. Ellos han escrito el proyecto y nosotros confiamos que con base en la capacidad que tienen ellos se va a realizar, pero para ello se necesitta de un patrocinio.

¿De dónde saldrían los fondos? 
Vamos a recurrir, según he oído, se va a pedir el patrocinio de la comunidad europea o del PNUD, de UNICEF, o del mismo Gobierno. La idea es hacer episodios sobre convivencia pacífica, para fomentar la paz. Se pueden usar algunos de los guiones que yo ya he puesto en escena, pero llevados a la animación.

¿Por cuánto tiempo han pensado transmitir?
Se piensa que en un año se pueden hacer 12 episodios. Cada episodio estará compuesto de tres segmentos de siete minutos, que forman un total de 21 minutos.

¿Siempre transmitidos en Canal 10?
Sí, aunque la idea es que también sea posible que apoyen los otros medios de comunicación, que sean transmitidos también en los medios más comerciales.

¿Y tienen estimado un presupuesto de cuánto se necesita?
El monto no lo tengo así… cuánto es, pero para poder montar un proyecto de esa naturaleza se necesita un buen presupuesto, porque tenemos que contratar a personas que se van a encargar de la ilustración, siempre bajo la asesoría de las dos personas que le mencioné.

¿Cómo resume las temáticas que ha abordado en pro de abonar a la cultura, a nuestra sociedad, después de años interpretando al Cipitío?

Hay una temática que siempre ha estado. Hay mucha inclinación delpueblo salvadoreño de apoyar lo extranjero. Tenemos un malinchismo muy enraizado en el pueblo, y ese problema, más que todo, los sufrimos mucho, y más que todo, los artistas; y allí se van también los artesanos, los que hacen zapatos, pantalones, camisas… Mucha gente solo piensa en comprar las cosas hechas, y antes había más costumbre de comprar la tela y mandar a hacerse las cosas y apoyar dando trabajo a la costurera o mandar a hacerse un pantalón con el sastre… 

El malinchismo en todos los ámbitos…
Ese tema lo he tocado mucho yo. De allí deriva el personaje de la Malinchinela… También he hablado mucho del tema de la violencia, que yo lo he enfocado en varios programas: el maltrato hacia niños, ancianos, mujeres, la violencia en toda su manifestación, el maltrato hacia las personas en general; el maltrato al medio ambiente, a la naturaleza; la salud.

Me han contado que también tiene una orquesta, la “Cipi Band”.
Tenemos una orquesta, gracias  a un hermano que vino del extranjero con una dotación de instrumentos que logró tener con su trabajo fuera del país. Esa era una idea que veníamos acariciando hace mucho tiempo con él. La Cipi Band tiene susede en Juayúa (Sonsonate), y sirve para darle a las canciones un tratamiento más… porque yo generalmente he grabado la mayoría de mis canciones secuenciadas, es decir, con un órgano, y de allí meten la batería y todo lo demás, pero ahora con la Cipi Band tenemos canciones para el programa como “Amo mi país”, “La Pupusera” y ya tienen arreglos de orquestas, ya son músicos los que tocan allí, ya no son solo música de órganos pequeños.

¿Quiénes la conforman?
La mayoría son cipotes,  jóvenes de Juayúa que tienen talento para tocar varios instrumentos.

¿Y usted canta también o solo ellos?
A veces yo canto y me disfrazo del personaje.

¿Han grabado ya algún disco?
Ya tenemos un disco grabado con ocho canciones que son originales y algunas son tiradas a lo comercial. Tenemos la versión de “Los Piropos”, que es como la versión 2 de “Los Piropos” de Fiebre Amarilla. “Amo a mi país”, que ya la había grabado yo secuenciada para las “Las Aventuras del Cipitío”, “La  Pupusera”, y también hay canciones románticas y voy a meter dos canciones cantadas por mujeres, porque la mayoría las cantan hombres.

¿Dónde tocan o cómo se les puede contratar?
El domingo estuvimos en el Festival de Agape. Todavía no tenemos muchas presentaciones, mucha popularidad o alcanzado una fama, pero esperamos que tal vez hoy en la Alcaldía de Santa Tecla nos quieran contratar  para las fiestas de aquí, porque hay una canción dedicada a Santa Tecla que, por cierto, va  a ser parte de la aventura de “Acción al Ritmo del Cafetalón” (el último episodio que está grabando, de momento, para “Las Aventuras del Cipitío”). Entonces, empezamos, no tenemos todavía un cúmulo de clientes. Y hablando del malinchismo en este tema también:  ya hemos tocado las puertas de algunos medios de comunicación, pero hay unos que están renuentes que han tomado con desprecio a nuestro hijo, y a veces son hasta compañeros colegas, es muy difícil.
 

¿Cuántos años tiene usted, don Rolando?

Ya tengo 63, aunque la gente cree que tengo cincuenta y algo. Ahorita estoy viviendo la experiencia, personalmente, de que hacer ejercicio le ayuda a uno. Yo le camino hasta cuatro veces a la semana desde Juayúa hasta Salcoatitán, o sea, yo camino unos cuatro kilómetros, cuatro días a la semana. Y yo me siento nítido. Y sobre este tema es que estoy grabando ahorita una nueva aventura que se llama “Acción al ritmo del Cafetalón”, porque en 2013 sufrí un infarto.

¿Cómo pasó?

Al principio me gustaba bastante el ejercicio. Yo jugaba fútbol en secundaria, no jugaba bien, pero me gustaba; me había metido en yoga y con el Bachillerato en Artes Escénicas hacía también acrobacia, caminaba con las manos… bueno, todavía camino con las manos… Pero hubo una época en la que me descuidé un poco y fue cuando me dio el infarto. 

¿Cuánto tiempo estuvo en el hospital?

Una semana. Me hicieron dos cateterismos. El colesterol me había tapado las arterias, por andar comiendo cosas en la calle. he bajado de peso: pesaba como 160 libras y hoy peso 130. Yo tengo dos ‘stent’, que son unas cositas milimétricas que hacen que la arteria esté abierta; y desde que me las colocaron y me dieron medicinas, yo dije: ‘Me voy a cuidar’; y desde entonces comencé otra vez a hacer ejercicios, más que todo caminar. Y fue allí cuando decidí que este mensaje se lo quería dar a la gente y escribí la historia, la estamos grabando aquí en El Cafetalón.

¿Usted escribe todas las historias, los guiones, de el Cipitío?

Sí, yo.

¿Desde qué edad?

Desde que comencé como guionista del Club Infantil (un programa transmitido en Canal 10 a finales de los 80)… por ese tiempo.

¿Cuántos años tenía usted en ese entonces?

Tenía 32 años. Es que yo empecé como actor. Cuando yo salí del Bachillerato en Artes Escénicas, yo dirigí grupos de teatro. Si el teatro fuera una fuente de vida, de ingresos, yo me dedicaría a eso. Yo tuve la dicha de tener a mis papás juntos y me apoyaron ellos. Y yo comencé a estudiar en la universidad Licenciatura en Letras, en la UES. Luego, coincidió mi contratación en Canal 10, después de que yo había hecho un Curso de Realizadores y Guionistas. Entonces, al año o a los seis meses me contrataron como asistente de las Clases de Naturales, es decir, cómo comencé yo en Canal 10 no tenía nada que ver con lo que yo era. La cuestión es que entré al canal y comencé a poner en práctica los que aprendí en el Curso de Realizadores y Guionistas. 

¿O sea que podía ser profesor al salir de bachillerato, mientras se sacaba la carrera universitaria?

Es que salimos escalafonados, con la diferencia de que los únicos que tuvieron la oportunidad de entrar como maestros fueron los que se graduaron en la especialidad de Música, porque metieron la clase de Educación Musical en la educación básica, pero no crearon las materias de Artes Plásticas o Teatro; entonces, nos quedamos en el aire. Pero yo, siendo escalafonado, me metí en el canal. Pasé un tiempo como asistente de realizador y después en el canal crearon una sección de actores. A los bachilleres en Artes Escénicas nos pusieron en la sección de Artes Escénicas, donde hacíamos de pantomimos, de titiriteros, porque yo puedo hacer varias voces; y cuando había necesidad de medio cantar algo, allí iba yo con la guitarra, porque puedo tocar la guitarra. Ya casi estábamos en el tiempo de terminar la televisión educativa en su expresión original, que era ser un auxiliar de la educación sistemática. Yo tuve la oportunidad de estar en ese rollo.

¿Empezó como asistente de profesor?

Para mi satisfacción, empecé desde abajo, como asistente y así fui subiendo escalones hasta llegar como guionista. El primer programa del que fui guionista fue Club Infantil, que era como una revista infantil. Los niños salían declamando, cantando y yo escribía los guiones para los conductores, para los presentadores. Y como yo ya llevaba la inclinación y la vocación de componer; entonces, en el Club también empecé a meter canciones originales mías y empecé a inventarme personajes para que ya no fueran solo los niños, sino que se disfrazaran de algo y les hacía sus cancioncitas. Así comencé con la Ranita Saltitos. Yo traté de ir dando como otra modalidad, diferente. Eran niños de entre siete y 10 años.

¿Y clases de qué les daba?

De expresión oral, de expresión corporal, acrobacia dramática. Eran de tercer ciclo. Y, a la vez, preparábamos obras para festivales de teatro que hacían entre los colegios.

¿Qué piensa de todos los cambios que ha habido en los programas de bahillerato, ya sin Artes Escénicas, Música…?

Ya no está nada de eso. Ya no existe. Todas las instutuciones del Gobierno que tienen que ver con Cultura deberían de revivir esa institución, una forma artística sistemática, que no pare ningún año. Se ven esfuerzos de instituciones, pero son aislados. Lo mejor sería que cada centro escolar tenga su grupo de teatro, de danza: Todas esas expresiones artísticas deberían de reestablecerlas y eso sería una forma bien efectiva de reducir la violencia en este país, porque tener a los cipotes dedicados en este tipo de actividades hace que se alejen de cosas negativas.

¿Cómo ve usted que el Gobierno está procurando esto? ¿Está cambiando las políticas y corrigiendo errores de los gobiernos en las últimas décadas en el sistema de educación?

Yo invito a las autoridades a que le vuelvan a dar vida a los festivales de arte, como antes, pero como parte de programas fijos en las escuelas y que se realicen año con año, pero yo en este momento no veo nada de eso. Insisto en que es necesraio, para prevenir la violencia, inducir a los niños y a los jóvenes hacia el teatro, la música, las artes plásticas, la cultura en cualquier tipo de manifestación artística.

¿Y cuándo fue que se convirtió en El Cipitío?

Como cambiaban las administraciones… Hubo un tiempo que me dediqué a hacer guiones para programas culturales. Tuve un programa dedicado a fomentar el gusto por la marimba, que se llamaba Música en Madera. Yo escribía los guiones y convocaba a todas las marimbas del país que tuviera la oportunidad de convocar y los hacía venir aquí a Canal 10.

Pero entonces le hacía de productor también…

Sí, le hacíamos de productor, no solo de guionista. Y después hacía un programa que se llamaba Palcos en Casa, que ese sí era de convocar a los grupos de teatro para que vinieran aquí a actuar un fragmento de sus obras. Y después fue que se dio la oportunidad de iniciar la idea de El Cipitío.

¿De dónde o cómo nace la idea de “Las Aventuras de El Cipitío”?

La canción yo la compuse antes de ponerme el traje de Cipitío, porque hubo un tiempo en el que como compositor compuse varias canciones de índole folclórico y entre ellas estaba la de El Cipitío y la de La Siguanaba. A mí me gustaban algunas estampas que vi en el Ballet Folclórico Nacional donde ellos representaban al Cipitío bailando y a mí me gustaba mucho eso. Había un compañero que hacía el personaje, bailando, y yo decía: ‘Ojalá un día podamos meter este personaje al Canal’. Y allí fue que se me ocurrió hacer la canción.

¿Adónde transmitió la canción de El Cipitío por primera vez?

La primera vez fue en mis presentaciones personales como cantautor, cuando yo era parte de ASTAC (Asociación Salvadoreña de Trabajadores del Arte y la Cultura), pero todavía no era El Cipitío. Solamente me presentaba con la guitarra y yo le llamaba: “El baile del Cipitío”, porque yo fui miembro de ASTAC más que todo como cantautor y en ese tiempo formé parte deun grupo de inspiración folclórica que se llamaba Tahuil y allí cantaba también canciones suramericanas, cantábamos canciones de Carlos Mejía Godoy. Fui y sigo siendo muy admirador de la música de Carlos Mejía Godoy y esas canciones originales me hicieron hacer las mías, las propias, pero inspiradas en la música de él, música para personajes populares que yo hacía fuera del Canal. En Juayúa también formamos un grupo que se llamaba Maíz y cantábamos canciones, en el tiempo de la guerra, más que todo.

¿Usted nació en Juayúa?

Sí.

¿Allí ha vivido siempre?

Hubo un tiempo en el que viví en Lourdes, Colón, también, cuando estuve casado, después me divorcié.

¿Tiene hijos, don Rolando?

Cuatro hijos.

¿Ellos viven aquí?

Dos viven en Juayúa. Ya dos están casados con familia. Tengo una hija que se acompañó y vive en Lourdes y solo tengo conmigo a mi hijo de 14 años, que estudia tercer ciclo, va a ir a octavo grado.

¿Y nietos?

Nietos ya tengo tres. Y un cuarto que murió hace como dos años… Pasó un accidente. Él estaba en una hamaca y… él falleció en un accidente.

Difícil…

Sí. Entonces, por todo, tengo cuatro hijos y les he hecho una canción a ellos.

¿Cuántos años tiene su hijo mayor y cuántos el menor?

32 años. Se llama Álvaro y me acaba de llamar (durante la entrevista) para invitarme a las aguas termales de Atzumpa, en Ataco (Ahuachapán), pero ni son aguas termales.. ¡allí el agua es super heldada! Y me estaba invitando porque pensaba que yo estaba en Juayúa, porque ahora que estoy jubilado paso la mayor parte del tiempo allá, pero a veces salen trabajos de cuestiones artísticas o me sale la oportunidad de grabar para el Canal y entonces me vengo para acá, como ahora que estamos grabando este capítulo que le cuento de “Acción al ritmo de El Cafetalón”.

Entonces, usted está jubilado, pero sigue escribiendo los guiones de “Las Aventuras de El Cipitío”?

Sí, porque recibo un bono que me lo consiguió la Presidencia, a través del Canal. Pasé dos años así solo por mi cuenta, sin que me dieran nada, pero a ellos les pareció bien que yo seguía trabajando por mi cuenta y gracias a Dios me consiguieron ese bono; y, a la vez, colaboro con instituciones cono UNICEF, por ejemplo, ellos me han dado el cargo de embajador. Hay una campaña de No Maltrato a los Niños, en esta semana vamos a grabar la campaña No Te Indigna, que ya es segundo año que participo en esas grabaciones. Y también colaboro como embajador de una campaña de alfabetización. Prácticamente son todos temas que yo ya he tocado en el programa (“Las Aventuras del Cipitío”).

¿Qué opinan sus hijos de su personaje?

Yo los he escuchado a ellos que se sienten orgullosos de que yo me dedique a este tipo de trabajo. Y a algunos de ellos ya los he involucrado. Por ejemplo, yo quería que mi hijo mayor fuera El Cipitío; Álvaro, el que me acaba de llamar para invitarme a las aguas termales…Yo escribí el personaje para él, yo hice el proyecto para él, porque ya venía él con vocación artística, tocaba la guitarra y lo veía despierto para actuar, pero en el Canal decidieron que no lo hiciera él, sino yo. Hicieron un casting y les gustó, pero prefirieron que fuera yo.

¿En qué fecha comienza usted a ser El Cipitío en Canal 10?

A finales de 1989, para ese entonces fue que yo escribí el proyecto. La directora del canal, Maura Echeverría, una poetisa nacional, ella me dejó libertad de que yo hiciera el programa. De ella fue la idea de decirme: haga un programa con ese personaje.

¿Y qué edad tenía ya?

Si calculamos… en 1989, yo quizás ya tenía ya casi como 40 años (Tenía 37). Imagínese usted hacer el personaje del Cipitío a esa edad… Pero ella así lo decidió. Y fíjese que en ese tiempo yo tenía cierto grado de inmadurez, porque yo me molestaba que solo me dijeran Cipitío. Llegó un momento en el que fui y le dije. ‘Yo ya no quiero hacer este personaje’.

Porque solo lo reconocían como Cipitío, no como Rolando…

Sí. Pero yo como salvadoreño la estaba regando, y eso me lo advirtió un compañero que yo tuve en el canal, Julio César Parada, trabajamos mucho con él: en presentaciones en vivo, él hacía de mimo y yo trabajaba con títeres. Entonces, antes de hacer El Cipitío yo hacía otro personaje que se llamaba El Profesor Cerebrito y lo metí en el Club Infantil, era algo como a lo Tío Periquito, que yo salía con mi guitarra cantanado canciones de mensaje y hasta le hice su canción al personaje del Profesor Cerebrito. Entonces, el compañero me lo dijo así con esas palabras: ‘No seás bruto, seguí con ese personaje’. Entonces, yo le agradezco a él y también a Maura Echeverría, porque me dijeron: ‘Vos estás equivocado’. Ellos dos fueron los que me impulsaron para continuar.

Prácticamente, con el personaje ha logrado mantener a su familia.

Sí, ha sido una fuente de vida.

¿Cómo es un día de Rolando después de su jubilación?

Pues, a raíz de este comercial que está saliendo del Mitur (Ministerio de Turismo), casi todos los días estoy haciendo cosas del Cipitío y es por la popularidad que me ha dado ese anuncio, me están contratando de más lugares. La actividad mía está bastante centrada en el personaje, la orquesta, las presentaciones en vivo.

¿Cuál ha sido una de las mayores tristezas o momentos difíciles que ha tenido en su vida?

Bueno, la mayor situación fue cuando me enfermé que estuve a punto de irme, abajo o arriba, según como Diosito me tenga evaluado. El infarto y accidente que sufrí, porque una vez chocamos en un microbús y otra vez que casi me matan las abejas. Estaba grabando cuando un enjambre se metió dentro del microbús cuando yo me estaba cambiando para grabar,. Yo creo que del susto me han venido estos achaques del corazón, porque por esos días unas abejas africanas habían matado a alguien en Acajutla. Se me subió la tensión esa vez.

¿Y problemas familiares?

Me afectó lo del divorcio en mi vida, porque mi mayor aspiración siempre ha sido tener una famlia conformada, pero es que yo también he cometido errores, y quizás no he elegido a la persona adecuada.

O sea que ahorita está soltero…

Soltero, jeje. Ahorita me dedico a mis hijos.

¿Cuáles son sus hobbies?

Me gusta leer mucho.