William Byrd: un compositor para todas las épocas

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elsalvador.com

Por Katherine Miller, doctorado en estudios Medievales y Renacentistas de UCLA.

2015-11-06 6:44:00

De los muchos ilustres contemporáneos de William Shakespeare, dramaturgo y  recusante, encontramos en las cortes reales de Inglaterra en los siglos XVI-XVII, un compositor  y recusante:  William Byrd (1539 – 1623).  

William Byrd es, y aunque tal vez no lo conocemos todavía, sigue siendo, uno de los más destacados y renombrados compositores de música de aquellos tiempos. 

Fungió, a partir de 1572, compositor en el puesto de Gentleman of the Chapell Royale (un cuerpo de músicos, cantantes, religiosos y compositores quienes acompañó a la monarca en sus viajes) durante los reinos tan difíciles y turbulentos, de las guerras de baja y alta intensidad entre los Protestantes y Católicos en que el estado isabelino construyó lo que puede ser considerado como el primer estado policíaco sistemáticamente organizado en toda Europa.  

Byrd compuso música para la fe Católica y también para la fe Anglicana, para Enrique VIII (Anglicano), Mary Tudor (Católico), Eduardo VI (Anglicano), Elizabeth I y James I (ambos Anglicanos, pero no Calvinistas ni Puritanos)—todos monarcas de Inglaterra.  Escribió música polifónica, seglar (madrigales) y sagrado (motetes), himnos y lamentos, y música de consortes, una forma popular de polifonía en la lengua vernácula (inglés), presentado por solistas cantantes acompañadas de cuatro violes.  Estas composiciones las escribió para ambas religiones durante todo este período largo y violento de conflictos religiosos cuando cada cambio de monarca implicó un cambio de religión del estado y la persecución de la fe anterior.

Para Elizabeth, la Reina Virgen desde 1558 – 1603, este aparato de espionaje, tortura y ejecución funcionó con el objetivo de protegerse de los muchos atentados contra su vida; siguió bajo el Rey James I, quien ascendió al trono después de la muerte de Elizabeth.  James, también tenía que presenciar el Complot de Pólvora de 1605 cuando el sótano de Parlamento fue llenado con pólvora (gunpowder) en una conspiración para asesinar el rey y todos los miembros del Parlamento. Ambos monarcas sobrevivieron docenas de intentos de asesinarlos.  

Y en todos estos tiempos, Byrd no dejó de componer su bella música para ambas religiones.  Su contemporáneo, Christopher Marlowe, no solamente escribió obras dramáticas exitosas pero sirvió ambas religiones como espía (doble agente) y William Shakespeare, Católico recusante, floreció como dramaturgo, empresario del Rey James (The King’s Men) igual como apoyo de la  misión de evangelizar la fe  en Inglaterra para la Compañía de Jesús, para quienes él alquiló casas de seguridad en Londres.  Estos eran tiempos complicados en el extremo.

Las cortes de Elizabeth y James eran Anglicanos (Protestantes) y William Byrd—igual como sus contemporáneos William Shakespeare, Christopher Marlowe y Ben Jonson, entre muchos más—eran Católicos de la antigua fe que había regido en Inglaterra durante 900 años hasta el rompimiento efectuado por el Acto de Supremacía del Rey Enrique VIII con Roma, el Vaticano y el Catolicismo.  Es que la Inglaterra del siglo XVI se exilió de Roma en 1536 y efectuó la disolución y destrucción  de monasterios y abades en una agitación político-militar tremendamente violenta y desordenada.

Cuando subió al trono, la Reina Elizabeth I, en un esfuerzo de evitar la guerra civil, pronunció el famoso y complejo Acuerdo Isabelina (The Elizabethan Settlement), proveyendo una suerte de via media para los que no se confesó Anglicanos.  

Por medio de este Acuerdo, Elizabeth declaró que ella no iba “hacer ventanas en las almas de nadie”. Es que Elizabeth no era ni Calvinista ni Puritana, si no Anglicana, gobernadora de la iglesia estatal de su país con un gusto muy refinado en música y un deseo ferviente de evitar la guerra civil por razones religiosas en Inglaterra.

Es que Elizabeth proclamó este Acuerdo en momentos en que las guerras religiosas en la Europa continental estaban produciendo ríos de sangre, persecución y masacres en base de diferencias religiosas. Durante este período—especialmente cuando en Francia (los católicos persiguiendo una guerra y persecución contra los Huguenots (Calvinistas franceses) y cuando las guerras contra los  Protestantes en los Países Bajos, los españoles montaron los “Concilios de Sangre”, Inglaterra logró evitar una guerra civil, aun cuando fue atacada por la Armada Invencible del Rey de España, Felipe II.  

Mientras tanto, el  Catolicismo en Inglaterra fue identificado más y más con sedición contra el estado ya que los sacerdotes misioneros entrenados en el Colegio Inglés de Douai, ahora en Francia, pero en el siglo XVI fue ubicado en los Países Bajos españoles, en la costa frente a Inglaterra misma. Entraron con motivos fuertes de evangelización y derrocamiento de la Reina Protestante.

Toda la Europa Católica tenía sus ojos puestos en la posibilidad de derrocar intencionalmente a Elizabeth por cualquier medio y re-establecer el Catolicismo en Inglaterra.

La situación político-religioso-militar de los tiempos era enormemente complicado.  Los Países Bajos eran colonias de la España Católica de Felipe II, esposo de Mary Tudor (conocida por los Protestantes como “Bloody Mary”), Reina Católica de Inglaterra e hija de Enrique VIII y  Catarina de Aragón, Rey y Reina de Inglaterra.  Su hija, la Reina Mary Tudor murió en 1558 y su hermanastra, Elizabeth Tudor, hija de Enrique VIII y su segunda esposa, la Protestante, Anne Boleyn, ascendieron al trono proclamó su famoso Acuerdo Isabelina para evitar la guerra civil en base de religión. 

Bajo este Acuerdo, un súbdito pudo creer en la fe a que se afianzaba, pero si no asistió a las celebraciones de la Iglesia Anglicana del Estado que calificó la persona como recusante (del Latín recusare:  rechazar o rehusar) tuvo que pagar multas y penalidades peores.

Con el Acuerdo Isabelina, William Byrd, aunque compositor para Enrique XVIII, Edward VI, Mary Tudor,  Elizabeth I y Jaime I de Inglaterra y sus respectivas Capillas Reales, apareció en las listas de recusación (recusancy) a partir de 1584.  Fue forzado pagar multas como recusante durante toda su vida; fue citado por el Concilio Privado (Privy Council) de Elizabeth para interrogación, pero fue absuelto. Su casa fue constantemente allanada. Fue prohibido viajar más de 5 kilómetros de su casa.  Pero, anfitriones y amigos prestigiosos de la fe  en las cortes de Elizabeth y James, lograron presiones para  asegurar que Byrd escapó penalidades más severas.

Byrd escribió misas para la enorme comunidad Católica en Inglaterra quienes muchas veces tenían que celebrar su religión en secreto y en la ausencia de un sacerdote.  También compuso una de las piezas más famosas de todos los tiempos: la intensa y hermosa “How can we sing the Lord’s Song in a Strange Land?” [¿Cómo podemos cantar las misas del Señor en un país extranjera?]. (O sea, en un país que no era ).

También, Byrd escribió un ciclo de música litúrgica para todos los días festivos de la Iglesia Católica publicado en 1515, varias misas y una forma especial denominada Gradualia, dirigida al Rey Jaime I, ya que su madre, Mary Reina de Escocia había sido Católica, prima de Elizabeth, quien la ejecutó por intentar asesinar a Elizabeth.  En estas sus Gradualia, se escucha subyacente, plegarias por la seguridad de los católicos.
A la misma vez, compuso himnos, motetes y versos para la Capilla Reale Anglicana de Elizabeth.  En todo, compuso 470 composiciones, síntesis de estilos musicales ingleses, y continentales pero muchas composiciones intensas y de un estilo interior de meditación interno en polifonía en Latín. Hasta hoy es siempre considerado uno de los maestros más grandes del Renacimiento Europeo, tiempos cuando el Papa era Clemente VIII,  un Jesuita, reinó como Papa 1592 – 1605, contemporáneo con todos estos acontecimientos de incertidumbre hace 450 años.

Escribió lamentos públicos para el martirio de St. Edmund Campion (1540-1581) y St. Robert Southwell (1561 – 1595), ambos sacerdotes Jesuitas, mártires y santos de la Iglesia Inglesa quienes rehusaron renunciar su fe Católica bajo interrogación por los verdugos de Elizabeth I y fueron torturados y ejecutados horriblemente (drawn and quartered) por no renunciar su fe.  Robert Southwell, un poeta y misionero clandestino a Inglaterra, dedicó un libro de poesía a un tal “Mr. W.S.”, usualmente considerado una referencia a William Shakespeare, un pariente de Southwell.  

Para St. Edmund Campion, Byrd escribió, en la ocasión de su martirio, la composición musical que es inmensamente intenso:  “Why do I use my paper, ink and pen?” (1607) [“¿Porque ocupo papel, tinta y pluma?”], indicando que su sufrimiento y lamentación era muchos más profundo que el poema/canción que pudiera escribir en papel con su pluma.
En búsqueda de entender hoy como los recusantes lograron sobrevivir y trabajar en una doble vida en tiempos peligrosos como fueron esos tiempos, se puede prestar una selección (entre muchísimos) de la obra Medida por Medida (1604) del Católico recusante William Shakespeare para describir como era posible que Byrd sobrevivió para ser muchas cosas para todos los hombres.  En el primer acto de esta obra, el Duque Vicentio dice que “las ideas que digamos son de una distancia infinita de nuestro diseño verdadero”.  Y Hamlet (1601) declara en el primer acto “¡Que rompa  mi corazón, porque debo guardar mi lengua en silencio!”.  Era necesario conservar la vida y trabajar en una forma de doble vida cuando una palabra, un documento, el acto de salvar un sacerdote significaba la muerte segura.

Siguiendo esta línea, dos asuntos más son importantes en la vida de William Byrd:  escribió canciones de lamento para la muerte de Sir Philip Sydney, poeta y yerno de Sir Francis Walsingham, jefe de Seguridad y Espionaje para Elizabeth.  

También la Reina Elizabeth regaló el monopolio de derecho a recibir todos los ingresos de cualquier impresión pública de música en toda la nación a William Byrd y su colega compositor, también de la Chapelle Royale, el también famoso compositor, Thomas Tallis.  

No vayan a olvidar que Elizabeth amaba la música, tocó instrumentos musicales y adoraba los ritos elaborados y refinados, no obstante que era Gobernadora de la Iglesia anglicana del estado.  Se debe mencionar que en un libro de contaduría de la corte de Elizabeth está documentado el gasto de 9 shillings para la compra de librea para William Byrd. (Librea era el uniforme de los que pertenecían a la servidumbre; como Gentleman of the Chapelle Royale, músico y compositor, Byrd tenía la condición de un criado real).  Además, publicó una serie de 34 motetes en Latín para el aniversario de la Reina:  dos para cada una de sus 17 años en el trono. [John Hanley.  The World of William Byrd.  Musicians, merchants and Magnates (2010).

Siguiendo esta línea, William Byrd inyectó en su música de toda índole, mensajes políticos, por medio de los mismos matices sutiles que utilizó Shakespeare, Marlowe, Jonson y muchos otros contemporáneos y Católicos recusantes.

En conclusión, después del Concilio de Trento (terminado en 1563) en que la doctrina de la Iglesia Católica fue clarificada, declarada y aceptada por el Papa y la Iglesia, Byrd expresó apoyo a la liturgia Tridentina (adjetivo para el Concilio de Trento) “en un nuevo proyecto con adornar la liturgia tridentina romana con un arte que claramente intentó alcanzar el decoro litúrgico igual como promover la causa de los Jesuitas y su Reforma Católica” (Philip Brett and Joseph Kerman.  William Byrd and his Contemporaries (2006)).

El compositor William Byrd vivió y trabajó durante 70 años en los tiempos que hemos visto descrito arriba.  Y su música todavía impone su presencia compleja, profunda y  exquisita en los tiempos tumultuosos de nuestros días hoy. – FIN