Un mal masculino poco conocido y muy común

Este padecimiento afecta a muchos hombres entre 20 y 50 años. Entre los síntomas se encuentran el dolor pelviano y síntomas urinarios, los más frecuentes son obstructivos o irritativos.

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elsalvador.com

Por EDH

2015-10-25 6:20:00

El término prostatitis comprende un amplio espectro de síntomas inespecíficos del tracto genitourinario inferior que se caracteriza preferentemente por dolor perineal o genital, con síntomas miccionales como chorro débil o frecuencia en las micciones y alteraciones diversas en la esfera sexual. 

Al ser una enfermedad frecuente en varones jóvenes, con unos mecanismos fisiopatológicos, en parte desconocidos, que requiere en general técnicas de diagnóstico complejas y tratamientos a veces poco resolutivos, tenemos entre manos un problema urológico de primera magnitud.

Es el diagnóstico urológico más común en varones de menos de 50 años, afecta a entre el 2 y el 12% de los hombres con edades comprendidas entre 20 y 50 años.

Existen distintos tipos de prostatitis

El National Institute of Health propuso en 1999 una nueva clasificación y definición de prostatitis, que se mantiene hoy en día: Prostatitis bacteriana aguda (Categoría I), Prostatitis bacteriana crónica (Categoría II), Prostatitis abacteriana crónica/Síndrome de dolor pelviano crónico (Categoría III que, a su vez, se subdivide en Síndrome de dolor pelviano crónico inflamatorio -IIIa- y Síndrome de dolor pelviano crónico no inflamatorio -IIIb-).

En cuanto a la sintomatología, lo más habitual es la existencia de dolor pelviano y síntomas urinarios, los más frecuentes son obstructivos o irritativos. 

En caso de prostatitis crónica, los síntomas duran por lo menos tres meses. La forma aguda de prostatitis presenta generalmente fiebre, mal estado general, disuria, dolor perineal espontáneo o con la micción y, en ocasiones, retención aguda de orina. 

El tacto rectal sólo es significativo en la infección aguda. El cultivo fraccionado (o técnica de los tres vasos), descrito en 1968 por Meares y Stamey, se aplica como método más utilizado en el diagnóstico de las prostatitis y también el más fidedigno. El cultivo de semen es otra prueba necesaria para evitar falsos positivos.

La prostatitis aguda representa un cuadro infectivo grave que exige un tratamiento antimicrobiano inmediato. Es preferible un antibiótico bactericida, adecuado para gramnegativos, con altas concentraciones en suero, buena difusión tisular y administrado por vía parenteral. El tratamiento dura 14 días, aunque algunos médicos lo prolongan durante cuatro semanas.

Mientras que la abacteriana crónica, los antimicrobianos deben ser capaces de alcanzar por completo el interior de la glándula y para ello, deben tener liposolubilidad, baja unión proteica, elevada pKa o constante de ionización y gradiente ácido de pH. 

Los ciclos de tratamiento son de entre 6 y 12 semanas. En casos de síndrome de dolor pelviano crónico inflamatorio (subcategoría IIIa), pueden resultar útiles además alfa-bloqueantes, antiinflamatorios, inhibidores de la 5ª-reductasa (finasteride) e incluso termoterapia.