¿Recién nacido en casa? 9 maneras de mantener la calma

Después de nueve largos meses de espera, todo tu mundo se detiene en el momento en que abrazas a tu recién nacido. Pero, ¿y ahora qué?

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elsalvador.com

Por Pilar Ochoa Mendez, Deseret News

2015-09-14 11:12:00

La llegada de mi bebé fue, como esperaba, uno de los días más felices de mi vida. Acunarla en mis brazos le dio todo un nuevo significado al ser mujer: todas las dificultades, todos los malestares, todos los prejuicios que alguna vez enfrenté valieron la pena por ese momento, ese éxtasis de ver la carita más hermosa del mundo recargada en mi pecho.

La llegada a casa es como la graduación: sin doctores ni enfermeras a un costado, aprenderemos cómo ser padres. Para nosotros, la primera noche fue solo una probadita de los interminables días y noches que seguirían. Entre la recuperación y el aprender a cuidar de ella, no sabíamos distinguir el día, de la noche.
 

Para todas las mamás para quienes dan las dos de la tarde sin haber podido bañarse, desayunar ni —¡caray!— ir al baño, van estas recomendaciones: 

1. Pide ayuda, no consejos 
De por sí estás nerviosa, cansada, no necesitas que alguien venga a decirte que estás haciendo todo mal. Si te ofrecen ayuda con la casa o la comida, acéptala de buen grado. 

2. Escúchate a ti misma 
Tu cuerpo ha cambiado, tu cerebro se ha reconfigurado a esta nueva realidad. No importa qué tan profundo duermas, cuando tu hijo emita el más leve sonido, lo vas a escuchar. Reaprende a escuchar qué necesitas. 

3. Procura tener botanas saludables 
La lactancia te hará sentir muy hambrienta. No hay como encontrar en tu refrigerador y despensa diferentes antojos saludables, como verdura o fruta picada, sandwichitos, galletas integrales, jugos naturales y un largo etcétera. 

4. Regálate cinco minutos 
Sobra decirlo pero, con todo y todo, a veces solo quieres gritar y salir corriendo. Así que ¡sal! Enciérrate en el baño, lee un blog, tómate una bebida caliente. Esos cinco minutos pueden ser la diferencia entre una mamá angustiada y una mamá feliz. 

5. Platica con alguien 
Pon el altavoz y habla con tu mamá, amigas, vecinos. Ten un poco de conversación sobre algo que no sean pañales y siestas. También se vale hablar dos horas seguidas acerca de las nuevas gracias de tu hijo, mientras que esas conversaciones te animen y distraigan. 

6. Evita la culpa y el auto flagelo 
Con todas las variaciones hormonales que tu cuerpo ha experimentado, es normal que enfrentes cambios de humor dignos de una preadolescente. Permíteme repetirlo, es completamente normal. Evita, eso sí, reforzar los pensamientos que dicen que eres “mala madre”, que lo estás haciendo todo mal, etcétera.

Recuerda que la “buena madre” no existe, es un constructo de la mercadotecnia (ya sabes, mamis perfectamente bañadas, peinadas, delgadas y de excelente humor que miran embelesadas a un niño gordinflón y sonriente). 

7. Haz tribu 
Acércate a mujeres que experimenten lo mismo que tú: puede ser un grupo en la Internet, dos vecinas, o un chat telefónico. Eso sí, modera tu uso de la tecnología, no sea que por contestar dudas de lactancia, termines por ignorar a tu bebé. 

8. Descansa siempre que puedas, en donde puedas 
Si tu nene se durmió tres minutos, acuéstate con él. Te sorprenderá lo mucho que te ayudará una siesta de minuto y medio. 
 

9. ¡Disfrútale! Tómale fotos, escríbele notas, cartas o, si prefieres, una bitácora completa, mientras que eso te permita tiempo para admirar cada pequeña curva de ese redondito, frágil y hermoso ser. Háblale, cántale, toca su piel todo lo que puedas.
 

Hacerlo te relajará, ayudándoles a fortalecer el vínculo que será tu mejor ayuda durante la maternidad. Acabas de entrar a un mundo lleno de miedos, incertidumbres y alegrías como nunca antes experimentaste, ¡felicidades! Debes saber que, dentro de tan solo unas semanas, añorarás tus primeros días de mamá.