5 maneras de proteger a sus hijos de la obesidad infantil

La obesidad infantil constituye una amenaza generalizada y en rápido aumento para nuestros niños y para nuestro país. A continuación, 5 buenas maneras de proteger a la próxima generación de las enfermedades.

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elsalvador.com

Por Georgia Lee, Deseret News

2015-08-21 9:29:00

Según los Centros para el Control de Enfermedades, uno de cada tres niños en los Estados Unidos está actualmente excedido de peso o es obeso. Para poder proteger e impedir que sus preciosos hijos, varón o mujer, sucumban a problemas de imagen corporal, acoso, síndrome metabólico, diabetes, problemas cardíacos, desequilibrios hormonales, algunos cánceres y posibles intervenciones bariátricas.

Y para evitar los efectos emocionales y físicos devastadores de todas estas enfermedades, el primer paso es reconocer la necesidad de un cambio en el estilo de vida de su hijo. Luego, es hora de actuar. A continuación, cinco buenas maneras de mantener controlado el peso de sus hijos: 

1. Compre y cocine sus alimentos 
Compre alimentos integrales sin modificar y cocínelos usted misma. Es la única forma de saber exactamente qué come y qué no come su hijo. Puede preparar con anterioridad el equivalente de una semana de cajas con el desayuno para que pueda consumir de camino a la escuela si por las mañanas usted no tiene demasiado tiempo.

Envíelo a la escuela con un almuerzo saludable y equilibrado lleno de vegetales deliciosos, carne mínimamente y naturalmente procesada o una alternativa vegetal, granos integrales llenos de energía que contengan hidratos de carbono complejos, y frutas frescas o secas para un refrigerio dulce.

Evite las gaseosas y los jugos de fruta y opte por agua con gas saborizada sin azúcar o té helado endulzado con stevia o extracto de fruta de monje. El plan de comidas saludables hechas en casa se extiende también a la cena. Compre pollo o carne o productos vegetales orgánicos en cantidad y prepare varias comidas listas para servir destinadas a toda la semana.

Siempre tenga frutas frescas y desecadas y nueces (si no tiene alergia) a mano para picotear. Mantenga los bizcochos comprados, las cremas heladas y las tortas lejos de la mesa. Son comidas para ocasiones especiales y una porción una vez cada tanto es suficiente. Para permitirse un capricho, busque en cambio alimentos de bajas calorías, pocos hidratos de carbono, bajo contenido de azúcar y grasa, y alternativas vegetarianas. 

2. (Por ahora) elija usted las comidas 
Sus hijos adolescentes probablemente ansíen libertad y espacio para tomar sus propias decisiones en la vida, pero no les dé dinero para comida y refrigerios; no tomarán las decisiones correctas, especialmente en la escuela. La mayoría de las escuelas cuenta con un kiosco repleto en general de alimentos de tipo basura.

La tentación es muy grande. Una vez que sus hijos demuestren que pueden manejar la responsabilidad de elegir bien para su salud, afloje un poco las riendas. 

3. Comer sano debe ser una prioridad familiar 
Cualquier problema en su familia es un problema familiar. El peso de su hijo o hija es consecuencia de influencias externas e internas. De pequeños, sus hijos no controlaban sus elecciones alimentarias y se veían obligado a comer lo que usted compraba.

De modo que compre alimentos mejores y más sanos para toda la familia y toda la familia estará mejor. Esto también hará que no se sientan marginados o excluidos. Los cambios familiares hacen que los chicos se sientan apoyados y amados. 

4. El ejercicio debe ser una prioridad familiar 
El ejercicio es absolutamente necesario en esta época de sedentarismo. Las comodidades actuales prácticamente hacen que resulte imposible gastar suficiente energía en la rutina diaria. Por lo tanto, comparta una gimnasia familiar, salga a jugar con una pelota, camine por el parque, dé paseos alrededor del lago,  tome clases de baile, artes marciales, ejercicios aeróbicos, yoga o cualquier cosa que implique una actividad física con su hijo.

O deje que su hijo vaya solo si quiere. Comprar un sistema de juegos y videojuegos que requiera movimiento también puede ser útil y es sumamente divertido. 

5. Busque ayuda médica 
Como norma, se debería ver a un médico y/o pediatra antes de iniciar un régimen de ejercicio, pero si usted realiza todos estos cambios en la rutina familiar y su hijo sigue lidiando con su peso, es posible que sea tiempo de buscar un asesoramiento médico específico en materia de problemas de peso y metabolismo.

Es posible que su hijo o hija tengan desequilibrios hormonales u otros que les impiden bajar de peso o que les causan otras perturbaciones en su sistema. También deben evitarse alergias, sensibilidades e intolerancias a ciertos alimentos o sustancias químicas. Cambiar puede resultar difícil, sobre todo cuando nos quitan lo que nos aporta alegría o alivia nuestro estrés.

Pero los problemas que trae aparejados la obesidad y las cuestiones de peso bien valen el riesgo de perderse una comida favorita. Realizando estos cambios para usted y para sus hijos, no sólo cambiará su vida sino también sus papilas gustativas. ¡Y muy pronto tanto usted como sus hijos ansiarán ese refrigerio saludable como el manjar más exquisito del mundo!