China usa drones para atrapar a copiones en exámenes de ingreso a la universidad

Escuchan la actividad de ondas radiofónicas entre los estudiantes durante los exámenes y sus cómplices fuera del precinto.

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elsalvador.com

Por Eric Schulzke- Deseret News

2015-07-10 12:00:00

El examen más difícil del mundo ha llevado a los estudiantes chinos a extremos, incluso al suicidio, pero hacer trampa será un poco más difícil si un plan en la provincia de Henan, a 640 kilómetros al sur de Beijing, resulta como se espera.

La provincia planea usar drones, según informa Digital Trends, no para mirar por sobre los hombros de los estudiantes, sino para escuchar la actividad de ondas radiofónicas entre los estudiantes durante los exámenes y sus cómplices fuera del precinto.

El Examen Nacional de Ingreso Universitario, conocido como el “gaokao”, es un examen selectivo rendido por casi diez millones de estudiantes chinos cada año. Los efectos para hacer trampa en él son cada vez más sofisticados.

Según informó el sitio web Kotaku, el año pasado, algunos estudiantes llegaron a incrustar cámaras diminutas en los cristales de sus anteojos para enviar imágenes del examen al exterior y recibir respuestas por medio de un audífono.

Las evaluaciones de gran importancia, en las cuales estudiantes y profesores se juegan la carrera o el salario, también provocaron varios escándalos por trampas en EE.UU. Este trimestre, nueve docentes fueron condenados en Atlanta por alterar notas para favorecer a sus estudiantes.

En abril, The Washington Post señaló que el escándalo “resalta lo que los críticos de los exámenes estandarizados sostienen que forma parte del lado negativo de recurrir a notas para evaluar a docentes, directivos y escuelas: la presión para lograr un buen resultado puede hacer que la gente exceda los límites cuando sus empleos o su remuneración por méritos están en juego”.

Los profesores de Atlanta usaron un lápiz No. 2 y una goma, pero como descubrió China, las trampas son cada vez más sofisticadas en la era de las redes sociales y la microtecnología.

Este trimestre, Pearson, la gigantesca megacorporación de exámenes, llamó la atención al utilizar un monitoreo sofisticado de redes sociales para impedir que los estudiantes compartieran preguntas de exámenes.

La empresa causó revuelo en marzo, según informa Associated Press, cuando el administrador de una escuela de Nueva Jersey escribió por mail a sus colegas que una empresa de exámenes había contactado al distrito a las diez de la noche para pedirle que examinase una violación.

Resultó que el estudiante en cuestión se había quejado de una pregunta en una publicación, pero no la había revelado ni había mostrado una imagen.

El hecho de que la compañía estuviera rastreando las redes sociales con tanto ahínco enfureció a muchos padres y docentes, muchos de los cuales ya estaban molestos por la gran cantidad de pruebas a realizar en el aula.

Pearson y sus aliados defendieron la vigilancia y sostuvieron que cualquier violación de la seguridad de las pruebas en redes sociales conllevaba el riesgo de comprometer los exámenes aún no rendidos por los estudiantes.

Pero como señaló Nick Morrison en la revista Forbes, los desafíos tecnológicos que implica proteger las pruebas estandarizadas de la tecnología del siglo XXI podrían llevarnos a cuestionar la idea más que reforzar la prevención invasiva.

“En épocas más analógicas”, escribió Morrison, “el riesgo de que los estudiantes le pasaran información sobre el examen a otro en otro estado era mínimo. Pero en la era de Facebook y Twitter, tratar de evitar que las preguntas salgan del aula es como tratar de retener agua con las manos. Simplemente no funcionará”.