Los 4 principales tipos de cáncer de sangre

La leucemia es el más conocido, pero también existen otros.

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elsalvador.com

Por EFE/EDH

2015-07-25 4:20:00

Cuando hablamos de cáncer en la sangre, la palabra que se nos viene a la cabeza es una: leucemia. Pero lo cierto es que ademas existen otros tipos que también afectan a la población como los síndromes mielodisplásticos, el mieloma múltiple y el linfoma y leucemia.
Estas son las cuatro manifestaciones principales de cáncer que se dan en la sangre.

Los síndromes mielodisplásicos (SMD)
No se refieren a una sola enfermedad, sino a un grupo de cánceres de la sangre. ¿Qué sucede para que se generen? Nuestra médula ósea produce células madre sanguíneas (células inmaduras) que al madurar pueden convertirse en células madre linfoides (futuros glóbulos blancos) o en células madre mieloides (futuros globulos rojos, plaquetas o glóbulos blancos).

El problema viene cuando estas células inmaduras no se convierten, sino que mueren en la médula o al poco tiempo de entrar en la sangre, reduciendo el espacio libre para glóbulos y plaquetas sanas.
Las consecuencias de esta disfunción son sangrados, anemias o infecciones.
Se trata de enfermedades infradiagnosticadas, pues la principal señal es la anemia (el 90% de enfermos la padecen), la cual puede tener muchísimas más causas.

No se trata de una enfermedad de gente joven, “pues se da sobre todo en pacientes de más de 70 años”, asegura el doctor David Valcárcel, miembro del grupo de Hematolgía Experimental del Hospital Vall d’Hebrón Institut de Recerca de Barcelona.
De acuerdo con el profesional, la posibilidad de que evolucione en leucemia es alta.

Los síndromes mielodisplásicos a menudo no producen signos o síntomas y algunas veces se detectan en un análisis de sangre de rutina.
Los signos y síntomas los puede causar cualquier síndrome mielodisplásico u otra afección, entre estos puede haber dificultad para respirar, debilidad o sensación de cansancio, piel más pálida de lo normal, formación de hematomas o sangrado fácil y petequias, que son manchas planas, localizadas debajo de la piel causadas por el sangrado.
Para el tratamiento está el trasplante, única opción curativa y que se reserva sobre todo a jóvenes que puedan soportarlo, también existen dos únicos fármacos aprobados y transfusiones de sangre.

Linfoma
Es un tipo de cáncer que se produce cuando se da un fallo en la forma de actuar de los linfocitos (células que forman parte del sistema inmunitario). Esto provoca la creación de una célula anormal que se convierte en cancerosa.
Una de las características de este cáncer es que tiene origen en los ganglios linfáticos. Existen dos tipos de linfoma: el de Hodgkin y el no-Hodgkin (que se divide a su vez en linfoma no-Hodgkin de células B o de células T).

En la mayoría de casos, los médicos no pueden determinar por qué una persona desarrolla un linfoma no Hodgkin.
Entre sus  síntomas se presentan ganglios linfáticos inflamados, sin dolor, en el cuello, las axilas o la ingle, pérdida de peso inexplicable, fiebre, sudoración nocturna profusa, tos, dificultad para respirar o dolor torácico, debilidad y cansancio que no desaparece, dolor, inflamación o sensación de hinchazón abdominal.

La presencia de este tipo de cáncer en otras partes del cuerpo “no puede interpretarse como metástasis, pues el sistema linfoide está en todo el cuerpo y en cualquiera de los lugares donde esté puede producirse” señala la doctora Dolores Caballero, jefe de Sección de Clínica del Servicio de Hematología del Hospital Universitario de Salamanca.
Hay 30 tipos de linfoma distintos, “aproximadamente el 60% se curan, en el caso de los linfomas de Hodgkin se curan un 80%”, asegura.
Son más frecuentes en la sexta década de la vida, “aunque depende del linfoma”, explica la doctora, poniendo como ejemplo “el linfoma de Burkitt, que se da en gente joven”.

Mieloma Múltiple (MM)
Es un tipo de cáncer de la médula ósea. “El origen está en la célula plasmática, que se transforma multiplicándose y dando siempre el mismo clon”, explica el doctor Jesús San Miguel, director de Medicina Clínica y Traslacional de la Universidad de Navarra.
Por tanto, agrega, está producido por una degeneración maligna del ADN de las células plasmáticas (ocupadas de generar anticuerpos).
El problema es que acaba invadiendo la médula ósea, disminuyendo las defensas y aumentando el riesgo de infecciones, pues los tumores óseos que se generan dificultan a la médula generar células sanguíneas sanas.

El doctor subraya que “es curable sólo para un 10 o 20% de enfermos”. La media de edad de quienes padecen esta enfermedad está entre los 65 y 70 años.Algunos de los síntomas más frecuentes: dolor óseo, astenia, debilidad, hormigueo o pérdida de peso.
No se ha detectado un factor clave desencadenante de la enfermedad.
El tratamiento puede incluir quimioterapia y medicamentos, radiación, terapia biológica y células madre, entre otros.

Leucemia
Es un  cáncer de la sangre en la que la médula ósea produce glóbulos blancos anormales llamados células de leucemia que se dividen para hacer copias de sí mismas, por lo que se producen más células de leucemia que no mueren, acumulándose y desplazando a las células normales.
“Esto puede provocar dificultades para llevar oxígeno a los tejidos, en el control de las hemorragias y en la curación de infecciones”, explica el doctor José Francisco Falantes, del servicio de Hematología del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.

Aunque hay algunos factores (como la historia previa de otra enfermedad cancerosa o trastornos genéticos) que pueden elevar el riesgo, “en la mayor parte de los pacientes no hay causa identificable” en esta enfermedad, señala el doctor.
Pese a que su prevalencia aumenta conforme lo hace la edad, hay un pico en la infancia, pues “la leucemia infantil es uno de los cánceres más comunes en pediatría”.

El trasplante es la única opción para curar, pero sólo puede hacerse a determinadas personas que reúnan unos requisitos”. En el resto de enfermos, el objetivo se centra en alargar la supervivencia velando al mismo tiempo por una buena calidad de vida.

Pese a que son enfermedades diferentes, hay puntos en común en el funcionamiento de este tipo de cánceres. Una de las cuestiones es que muchas veces resulta difícil establecer las causas de la aparición de la enfermedad. Ante la pregunta de cómo poder prevenirlo la respuesta es llevar una vida sana.

Otro punto es la importancia de los ensayos clínicos para abrir nuevos caminos de curación y avanzar hacia la utilización de nuevos medicamentos. Y también la necesidad de las donaciones de sangre, imprescindibles para poder realizar las transfusiones que muchos enfermos necesitan.