El papa Francisco pidió a los jóvenes que no estén “demasiado” enganchados a un ordenador, puesto que eso les aparta de la vida social y de la familia y es “una enfermedad psicológica”.
“Hay dos cosas diferentes que considerar, la modalidad y los contenidos”, explicó al aludir al llamamiento para que la juventud no esté demasiado tiempo conectado a Internet con un ordenador.
“Una modalidad que hace daño al espíritu es estar demasiado enganchado al ordenador: esto quita libertad, te vuelve esclavo”, expresó el pontífice.
“Muchas familias se quejan de que los hijos están incluso a la mesa con el teléfono celular, como en otro mundo”, agregó.
El pontífice dijo que “el lenguaje virtual es una realidad que no podemos negar, pero tenemos que llevarlo en el buen camino, es un progreso de la humanidad, pero cuando nos aleja de la vida común, de la vida social y familiar, o del deporte y el arte, es una enfermedad psicológica”.
“Y luego están los contenidos, cosas sucias, como la pornografía y también programas vacíos, sin valores. Por ejemplo, programas relativistas, hedonistas, consumistas, que fomentan todas estas cosa”, señaló el papa.
“Lo sabemos, el consumismo es un cáncer de la sociedad, el relativismo es un cáncer de la sociedad: de esto hablaré en la próxima encíclica que saldrá este mes”, dijo Bergoglio en alusión al documento que publicará el próximo 18 de junio.
Por otra parte, ayer el papa Francisco hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que promueva “el reconocimiento activo de los derechos de la infancia” cinco días antes, recordó, de que se celebre el Día Mundial contra el Trabajo Infantil.
“El próximo viernes se celebra el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Muchos niños en el mundo no tienen la libertad de jugar, ir a la escuela y terminan siendo explotados como mano de obra barata”, denunció el pontífice.
Por ello, agregó, “espero el compromiso constante de la comunidad internacional para la promoción del reconocimiento activo de los derechos de la infancia”.
El papa hizo la petición tras el rezo del Ángelus dominical desde la ventana del palacio apostólico del Vaticano. —Agencias