Consejos para lidiar con niños quisquillosos

Si la nutrición de los niños es un tema delicado en su hogar, usted no está solo. Conozca estrategias que lo ayudarán a que esta tarea le resulte más fácil

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elsalvador.com

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2015-05-12 8:00:00

Es posible que, como muchos padres, usted se haya enfrentado a la difícil situación de lidiar con un hijo quisquilloso a la hora de comer. Ellos detestan las sopas, solo quieren comer sándwiches o cereales dulces, pero no los vegetales.

Anne Harguth, especialista en dietética del Sistema de Salud de Mayo Clinic, sabe muy bien la lucha que es preparar alimentos para estos niños, y para poner un alto a ese tormento ofrece algunas sugerencias para que sus hijos prueben alimentos nuevos, más sanos y hasta de apariencia extraña:

1. Entienda que los alimentos nuevos llevan tiempo en ser aceptados. Los niños no siempre quieren probar un alimento nuevo desde el comienzo, así que continúe ofreciéndoselo porque puede requerir varios intentos hasta que le guste.

En este punto Guadalupe Argueta, del centro de Nutrición NW, explica que en el caso de los bebés, por ejemplo, la introducción de alimentos sólidos se da a los seis meses, comenzando con vegetales suaves como guisquil, zanahoria, y a medida el niño crece se van agregando otros.

“Por ejemplo, algunos vegetales son la introducción primaria de los alimentos. Entonces si comienza a ofrecércelos al niño al igual que las frutas, lo ideal es que esto no se abandone para que el niño no pierda en su paladar el conocimiento de que esos alimentos ya forman parte de su dieta”, sugiere.

Es un error introducir alimentos y luego abandonarlos conforme se integran otros.

2. Recuerde que una cantidad pequeña ofrece grandes ventajas. Así que ofrézcale al niño una porción pequeña de los alimentos sanos que le gustan. Al hacer esto no abrumará a su hijo y le dará la oportunidad incluso de pedir más.

“No se puede obligar a un niño a comer una porción de adulto. Si está muy pequeño, apenas ha probado algo y no le gusta, pero toma un bocado eso es un éxito. Significa que ya empezó a percibir sabores y si ese bocadito es persistente mucho mejor”, dice Argueta.

Tenga en cuenta que a medida que más diversa se torne su alimentación, será más fácil planificar las comidas.

3. Sirva de modelo. A un niño quisquilloso con la comida, preséntele a menudo alimentos nuevos y descríbale el sabor y la textura. Si el niño ve que usted disfruta del nuevo tipo de comida, quizás decida que es seguro probarlo.

Para Argueta el ejemplo de los padres es fundamental, por lo que sugiere que haya al menos una comida al día en familia en la que el niño vea que el adulto está comiendo determinado alimento y que lo disfruta.

Otra manera, dice, es hacer pequeños talleres en familia donde se prueben alimentos nuevos en preparaciones distintas. Así es más fácil que el niño vea la reacción de un adulto y viceversa.

4. Intente un solo alimento a la vez. Servir nuevos alimentos con la comida que a todos les gusta en casa puede ayudar, porque ofrecer muchos alimentos nuevos a la vez puede resultar atemorizante.

5. Escoja el momento oportuno. Siempre vale la pena ofrecer un nuevo alimento al comienzo de la comida, cuando todos están con hambre.

6. Combine alimentos, en caso necesario. Algunos niños pueden gustar de los nuevos alimentos cuando se los mezcla con otros. Otros prefieren probarlos por separado y, en ese caso, un plato con divisiones es lo mejor.

“Lo importante es exponerlos a los sabores y sí los combine con sus comidas preferidas mucho mejor. Para el caso de las pastas se puede agregar brócoli u otro vegetal. En este punto es importante que los padres sean creativos”, explica Argueta.

No se rinda

“Lidiar con niños quisquillosos para comer puede parecer una batalla dura y sin final, pero se vuelve más fácil con el tiempo”, explica Harguth. “Recuerde que no está sola, pues casi todo padre lucha con un niño quisquilloso para comer. La clave está en no darse por vencido y continuar ofreciéndole nuevos alimentos”.

De la misma manera, Argueta apoya la idea de que no se puede obligar a un niño a comer un alimento en particular, pero sostiene que los padres tampoco deben tirar la toalla cuando los rechazan.

“Los padres no pueden darse por vencidos hasta que el niño haya probado en 15 ocasiones diferentes cada alimento y en preparaciones distintas”.

De esta forma si el niño rechaza la papa en puré, prepárela al vapor, horneada, con salsa, con queso, etc. Lo importante es persistir.

Recuerde que los hábitos alimenticios de su hijo no van a cambiar de la noche a la mañana, pero los pequeños pasos que se den cada día pueden ayudar a promover una alimentación más saludable.