¿Me das tu contraseña, mi amor?

Compartir con la pareja las contraseñas de redes sociales o cuentas de banco es algo que no siempre tiene un final feliz

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elsalvador.com

Por Mireya Amaya tendencias@eldiariodehoy.com

2015-03-04 8:00:00

En el afán de mostrar sus sentimientos, los enamorados recurren a intercambiar regalos como camisetas, pulseras y dijes que se complementan, por mencionar algunos objetos.

Sin embargo, en esta era digital, para muchos, las muestras de afecto y confianza van más allá de los obsequios, las flores, los chocolates y los peluches. En la actualidad la mayor prueba de amor (y confianza) es compartir las contraseñas de las redes sociales, el correo electrónico e incluso de las cuentas de bancarias.

Así, escudadas en que “el que nada debe nada teme”, las personas abren de par en par su vida privada y su espacio personal con su novio o esposo, lo cual no siempre tiene un feliz término.

De acuerdo con Susana Galán, psicóloga clínica, “si en la pareja no hay ninguna infidelidad o la posibilidad de que exista otra persona, los esposos podrían revisar los correos mutuamente o los mensajes, pero para llegar a eso debe haber mucha madurez y un equilibrio muy fuerte en la relación”.

Las cifras

A principios de febrero del corriente, Intel Security realizó un estudio donde se entrevistó a 2.507 adultos de 18 a 54 años que están en línea acerca del uso de dispositivos conectados a Internet en América del Norte (Estados Unidos), Asia Pacífico (Australia, Singapur) y América Latina (Brasil, México).

La investigación encontró que más de la mitad de las personas comparten su contraseñas con su pareja; un 30 % también comparte sus fotos personales con los demás. Y el 50 % no tiene cuidado de borrar cualquier fotografía personal o videos que envían a otros.

Por otro lado, el 32 % de los encuestados en EE. UU. admitió saber la contraseña del banco o de la tarjeta de crédito de su pareja.

De acuerdo con Galán, cuando se llega a estos niveles, entre ambos individuos debe haber mucha confianza, comunicación y, sobre todo, muy poco celo, pues de lo contrario la convivencia se vuelve un caos.

Lo anterior ocurre, afirma Galán, porque esta situación se presta al fisgoneo de la mujer hacia el hombre y viceversa. Es decir, se torna una especie de control para ver con quién chatea, por ejemplo.

De este modo queda atrás la idea de que “somos uno solo”, y lejos de conseguir la unificación como pareja, surgen los problemas.

“Esto podría ser bueno, pero definitivamente para otro tipo de sociedad, no para los salvadoreños. Aquí cuesta mucho tener ese nivel de madurez emocional, eso lleva mucho tiempo lograrlo, porque cualquiera puede caer en celar a la pareja, sobre todo si ya se tiene la duda. Eso hace mucho peso negativo en la pareja y si no están preparados, van directo al fracaso”, asegura Galán.

De este modo, si el hecho de compartir contraseñas en vez de solidificar la relación puede convertirse en causa de separación, el consejo de la experta es sentarse para hablar al respecto y buscar una solución. “Pero si aun así no se resuelve la situación, lo mejor es cortar ese tipo de práctica”, sugiere.

Recuerde que aunque se ame mucho a una persona, respetar los espacios personales ayuda a tener una relación buena, sana y relajada.

Consejos

Piense antes de compartir: No comparta sus contraseñas con nadie, incluyendo a su pareja y miembros de la familia. Si en caso de que necesite compartirlas, cree un código sólo para esa cuenta, y cámbielo inmediatamente si sospecha de algo malo.

Utilice PIN o contraseña en su dispositivo móvil: Si valora el contenido de su dispositivo móvil, asegúrese de incluir un PIN o código de acceso, ya que en caso de pérdida o robo nadie podrá ser capaz de acceder a su información y publicarla on line. Utilice contraseñas seguras que no sean fáciles de deducir, como cumpleaños, una lista cronológica de los números, etc.

¡Borre de forma definitiva!: Si envía mensajes personales o íntimos, asegúrese de borrar el contenido de su dispositivo y de la nube tan pronto como sea posible. Esto puede ahorrarle años de control de daños para su reputación más adelante, tanto en línea como fuera de línea.

Use el sentido común y no se tome o comparta fotos o video que puedan terminar perjudicándolo. Pero si decide compartir este material es importante que lo haga mediante servicios de mensajería que encripten datos y no permitan el reenvío a otras personas.

El Internet es para siempre: Una vez que usted comparta información privada en línea, estará disponible al público y fuera de su control.