La basura electrónica, que se compone de celulares, computadoras, consolas de videojuegos y otros dispositivos, ha aumentado colosalmente en los últimos años. Y continuará creciendo de la misma forma en los próximos años en todo el mundo.
Según datos recopilados por la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), para 2017 el volumen anual de basura electrónica será de 65.4 millones de toneladas, un peso equivalente a 200 edificios como el Empire State de Nueva York o 11 construcciones como la Gran Pirámide de Giza.
El Salvador también se ha convertido en un enorme generador de basura electrónica, entre teléfonos, monitores, CPU, impresoras, faxes, televisores, etc.
Sin embargo, la mayoría de gente desconoce o evade todos los problemas de contaminación que generan estos aparatos cuando no se les da el trato adecuado.
Los desechos electrónicos, que tienen una vida cada vez más corta, están cargados de metales pesados muy dañinos para la salud. El plomo, mercurio, cadmio o el zinc pueden ser una fuente contaminante a largo plazo si no se los recicla de forma adecuada.
En el país existen empresas que se encargan de recibir todo tipo de desecho electrónico para clasificarlo, empacarlo y luego venderlo a otras empresas mayoristas que los exportan a países como China, donde hay plantas recicladoras especializadas.
Una de esas empresas salvadoreñas es E-Scrap. “Somos una entidad verde, recolectamos desechos electrónicos. Visitamos instituciones públicas y privadas, acopiamos los desechos, los clasificamos y los enviamos a un mayorista”, explicó Vladimir Urquilla, representante de la empresa (teléfonos 7631-1893/7429-1888).
Por su parte, Óscar Barrientes trabaja para una empresa que se encarga de recibir aparatos en desuso y proveedora de Invema. “Nosotros vamos a recoger los desechos a domicilio y también recibimos en nuestra bodega”, dijo Barrientes (teléfonos 7607-4999, 7058-5508).
Ocasionalmente, instituciones como Almacenes Simán, AES, CAESS, entre otras, también organizan jornadas para recibir desechos electrónicos.