La belleza de la diferencia reinó en la pasarela neoyorquina

Jamie Brewer con síndrome de Down, Jack Eyers, primer modelo masculino amputado, y la modelo con vitiligo Chantelle Winnie desfilaron en la Semana de la Moda de NY

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elsalvador.com

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2015-02-22 12:00:00

Con síndrome de Down, vitiligo o en silla de ruedas. Todas pueden ser modelos en la Semana de la Moda de Nueva York, que en esta última edición ha roto los esquemas que asocian la industria de la moda con chicas altas, blancas y delgadas para abrir las puertas a la belleza de la diferencia.

La actriz Jamie Brewer, conocida por su papel en la serie “American Horror Story”, es la mejor expresión de la necesidad de la democratización de la moda.

Brewer debutó el día de la apertura de las pasarelas neoyorquinas convirtiéndose en la primera modelo con síndrome de Down en haber desfilado en la Semana de la Moda de Nueva York.

“Soy una gran inspiración para mucha gente con muchas discapacidades, no solamente con síndrome de Down”, dijo la joven, determinada a ser la cara visible del trastorno genético.

Brewer desfiló con la mejor de las sonrisas para la modista Carrie Hammer, que le propuso el reto de participar en su campaña “Role Models Not Runway Models” (Las modelos a imitar, no las modelos de las pasarelas) y que aceptó sin dudar porque ve “increíble” poder ser “un modelo de comportamiento para chicas jóvenes”.

En un vestido negro ajustado a la cintura que llevaba su nombre y que transmite su “personalidad”, Brewer confesó que, pese los nervios de los minutos previos a recorrer la pasarela, la sensación que permanecerá en su memoria será la “emoción” por un momento que entrará en la historia de la moda.

“Estaba realmente nerviosa pero recordé que debía ser fiel a mí misma, y demostrar mi personalidad y mi belleza verdadera al caminar”, aseveró.

El secreto de la joven parece sencillo: “El truco es ser fiel a mi corazón, ser yo misma y enseñar mi belleza verdadera”, insiste.

“Mirando a tu propio corazón —agrega— puedes escuchar el de la gente a tu alrededor, incluyendo tu familia, que son los que verdaderamente apoyan tu trabajo y te quieren sin condiciones”.

Con este fichaje histórico, Hammer pretendía que sus diseños salieran de las rigurosas fronteras de la moda para dirigirse hacia todas las mujeres, entendiendo que las que tienen algún tipo de discapacidad también forman parte de las consumidoras de la industria textil.

Pero no es la primera vez que la diseñadora estadounidense incluye a una modelo diferente en sus desfiles. Hammer —que diseñó el traje negro de Brewer pensando en que Michelle Obama lo pudiera lucir algún día— ya sorprendió el año pasado al invitar a la doctora Danielle Sheipuk, que se convirtió en la primera modelo en silla de ruedas en atravesar la pasarela neoyorquina.

Una iniciativa que en esta edición imitó el desfile organizado por FTL Moda en colaboración con la Fundación Vertical, una asociación italiana que trabaja para promover la investigación de las lesiones de la médula espinal.

Juntos y bajo la batuta del diseñador Antonio Urzi decidieron normalizar las discapacidades al abarrotar la pasarela de modelos en silla de ruedas y el primer modelo masculino amputado, Jack Eyers, que lucieron las propuestas futuristas del creador para el próximo otoño/invierno 2016.

Y luego está, por supuesto, Chantelle Winnie, de 20 años, que no sufre ninguna discapacidad pero cuyo esbelto cuerpo está salpicado de vitiligo, un desorden cutáneo que le aclara algunas partes de su piel negra. La confianza y la exótica belleza de Winnie la han llevado a protagonizar el segundo asalto de la española Desigual a la pasarela neoyorquina.

“Desigual ha sido la primera compañía en verme y aceptarme tal y como soy, y para mí ha sido algo muy importante. Vi que querían hacer una campaña conmigo, pero realmente se centraron en quién era, en amarte a ti mismo y aceptarte tal como eres”, aseguró Winnie.

La Semana de la Moda de Nueva York reivindicó el retorno de los años 70 a nuestros armarios, pero también que la moda no pertenece solamente a los cánones que imperan en las revistas, sino que la belleza puede ser de todos. —EFE