La etapa de la tercera edad no es un sinónimo de abandono, por el contrario, dichas personas deben ser incluidas en un sistema que les permita tener acceso a buena salud y a otras condiciones que les propicien vivir plenamente.
Esta es una de las principales conclusiones del “Estudio sobre el envejecimiento y su relación con el desarrollo en El Salvador”, elaborado por profesionales que concluyeron primer Diplomado en Gerontología Social.
Dicho diplomado fue coordinado por la Secretaría de Inclusión Social (SIS) y la Universidad de El Salvador con el apoyo del Instituto de Mayores y Servicios Sociales de España.
Ayer por la mañana se presentó el libro que incluye cinco estudios relacionados con diferentes áreas relacionadas con los adultos mayores.
“El mayor desafío del envejecimiento poblacional es cambiar nuestra visión para considerarlo como una oportunidad… Dentro del diplomado de Gerontología Social se abrió un espacio para el análisis y el debate para mejorar su calidad de vida”, apuntó la secretaria de inclusión social, Vanda Pignato.
Los cinco estudios se titulan: “Cuidados informales”, “Actividad física en el adulto mayor”, “Dependencia funcional”, “Atención de calidad brindada por el personal de enfermería” y “Cambios en la dimensión socio-afectiva”. El objetivo es conocer qué tipo de programas son los más urgentes de creación, dijeron los voceros.
“Muchas personas mayores necesitan apoyo y cuidado, pero estos no pueden ser el mero resultado de la caridad. Todos los apoyos deben tener como propósito el ejercicio pleno de los derechos para que las personas mayores tengan el control de su vida y tomen sus decisiones”, destacó Pignato.
Una de las asistentes a la presentación fue Morena de Pocasangre, cuidadora de personas de la tercera edad. “Yo trabajo con adultos mayores y estoy recibiendo constantemente capacitación. También me sirve para replicar el conocimiento para los cuidos”, expresó.
“Estos estudios son importantes para conocer más y los resultados los vemos claros. Yo he visto personas que llegan deprimidas y con la ayuda que les damos se vuelven más alegres y ya no se sienten que son un estorbo, sino que son útiles”, agregó de Pocasangre, también miembro de la Asociación Tecleña de Personas Adultas Mayores.