El estado anímico puede influir en la alimentación

Para muchas personas la comida es una forma de recibir un placer o "consentirse" El aumento en la grasa corporal puede indicar si una persona es un comedor emocional

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elsalvador.com

Por Mireya Amaya tendencias@eldiariodehoy.com

2014-12-08 8:00:00

¿Le ha pasado que cuando se siente triste o cansado piensa en el puré de papas de la abuela o en una deliciosa porción de helado?

Esto sucede ya que su cuerpo normalmente produce una sustancia llamada serotonina, cuya función es regular el apetito, la cual disminuye en situaciones de estrés y angustia por lo que el cuerpo pide reponer los niveles de esta.

Es así que cuando usted se encuentra en situaciones críticas o estresantes, piensa en comida como medio de compensación.

De acuerdo con Ana Cristina Gutiérrez, asesora nutricional, “ese apetito repentino también puede deberse a un hábito aprendido en casa, lo que implica que la persona busque estos alimentos más por costumbre que por un requerimiento del organismo”.

¿Pero puede esto representar un problema? Para muchas personas, explica la profesional, la comida es una forma de recibir un placer o “consentirse” después de mucho tiempo de trabajo, de una situación emocional fuerte o de alguna crisis.

El problema es que para la mayoría de personas, aquellos alimentos que resultan reconfortantes, no son los más saludables. De hecho, “son pocas las personas que piensan en una crujiente ensalada de lechuga o un mix de vegetales cuando buscan algo de placer en la comida”, explica Gutiérrez.

Normalmente se piensa en helados, pizza, o alguna sopa, lo que también tiene relación con la textura de los alimentos. Entonces el desafío es que esos platillos se vuelvan saludables, sin embargo, esto se puede mejorar haciendo algunos cambios.

Las estrategias

Si se le antojan los helados, Gutiérrez recomienda consumir una porción pequeña de alguno bajo en grasa o calorías. “Es mejor que piense en un pequeño cono de chocolate, a que opte por medio litro de helado”, enfatiza.

En el caso de las barras de chocolate, una buena opción es comprar los que vienen en tamaños pequeños. De preferencia adquiéralos por unidad y no por bolsas. Además los oscuros son bajos en grasa.

Si por el contrario, le parece más agradable una sopa caliente, trate de prepararla en casa, sin grasa y con muchos vegetales. Las que vienen listas para consumir suelen tener un mayor contenido de sal y grasa.

Si su opción son los espaguetis con queso, prefiera las pastas integrales y agrégueles queso blanco. Para hacerlos más sabrosos puede agregarles vegetales, aceitunas o jamón de pavo, entre otros.

En cuanto a los purés, procure prepararlos de vegetales variados y no solo de papa. Perfectamente puede usar brócoli, zanahoria o camote, y agregar poca cantidad de mantequilla o queso crema. Desde luego lo mejor es servirse porciones pequeñas.

Para los antojos de pizza también hay opciones. Gutiérrez sugiere buscar aquellas que tienen queso bajo en grasa, jamón de pavo y mayor cantidad de vegetales como tomate, cebolla, chile dulce y hongos. Si además son preparadas con salsa de tomate natural es mucho mejor.

Con las bebidas calientes, como el chocolate, lo mejor es comprar alguno bajo en calorías y preparado con leche descremada.

Es importante aclarar que tener deseos de comer algo dulce o su comida favorita no convierte automáticamente a una persona en un comedor emocional.

“El comedor emocional es el que siempre cuando esta estresado, ansioso o angustiado corre al refrigerador o a la despensa a revisar qué hay de comer. Esa es la diferencia”, asegura Gutiérrez.

Lo importante es saber en qué momento ese deseo de un alimento en especial pasa de ser un simple antojo a comer porque se está afectado emocionalmente y no porque se tenga hambre.

Al respecto, el departamento de psicología de la Clínica Mayo señala algunos hechos que determinan si una persona es un comedor emocional. Estos pueden ser el aumento desproporcionado en la grasa corporal, si recurre al refrigerador o despensa cada vez que está ansioso, si come excesivamente rápido, si sus pensamientos giran alrededor de la comida, si come más cuando está estresado o lo hace hasta quedar excesivamente satisfecho.

Lo anterior indica que se está pasando de consentirse a tener un problema de salud.

“En esos casos es importante buscar ayuda de un profesional en nutrición que lo guíe y lo ayude a sobrellevar el problema a fin de no afectar su salud”, concluye Ana Gutiérrez.